El tiempo da y quita razones. A lo largo de los últimos años, en España se ha instalado la gran falacia de que el sector público ha registrado fuertes recortes de gasto, con el consiguiente deterioro de servicios básicos, sufriendo así el impacto de la manida "austeridad".
Pero por mucho que una mentira se repita mil veces no se convierte en verdad. Tal y como explicó Libre Mercado en diversas ocasiones, el Estado del Bienestar se ha mantenido intacto durante la crisis y los servicios autonómicos en niveles de burbuja.
Ahora son tres expertos de primer orden (Javier Andrés, Ángel de la Fuente y Rafael Doménech) los que desmontan la gran mentira del "austericidio" que tanto se denuncia en España mediante un reciente informe publicado por Fedea. "La historia reciente de las cuentas públicas españolas se parece muy poco a la que se suele contar", afirma el documento. Bastan tres gráficos para demostrarlo.
1. Gasto público total supera los niveles de burbuja
Si se analiza la evolución de las cuentas públicas desde 2003, antes de los peores años de la burbuja, se observan tres etapas claramente diferenciadas:
- Entre 2003 y 2007 [año en el que estalla la crisis financiera internacional] el gasto público español se mantuvo aproximadamente constante entre el 38 y el 39 por ciento del PIB mientras que los ingresos aumentaron en tres puntos del PIB.
- Entre 2007 y 2009 los gastos se dispararon en casi siete puntos mientras los ingresos disminuyeron en seis puntos, generando un dramático aumento del déficit público.
- Finalmente, a partir de 2009 los ingresos comenzaron a recuperarse, gracias en buena medida a varias subidas de tipos, a la vez que el ratio de gasto sobre PIB se iba reduciendo, lo que se tradujo en una mejora gradual del saldo presupuestario.
¿Conclusión? Los ingresos del sector público se sitúan en 2014 ligeramente por encima de su nivel de 2003, mientras que el gasto se mantiene seis puntos por encima de esa fecha e incluso "cinco puntos por encima de su nivel en 2007". Es decir, el gasto no financiero total (excluyendo el coste del rescate de las cajas) supera en mucho el nivel alcanzado en el pico de la burbuja inmobiliaria o, lo que es lo mismo, ha crecido durante la crisis.
La famosa "austeridad" brilla, pues, por su ausencia. De hecho, según el citado estudio, es el aumento del gasto y no el desplome de los ingresos "el responsable exclusivo del aumento del déficit" durante este período.
2. Gasto real por habitante, en niveles de burbuja
Sin embargo, puesto que el PIB ha bajado un 7,5% en términos reales (descontando inflación) desde 2008, es más correcto analizar la evolución del gasto por habitante y a precios constantes (tomando como base 2010) para comprobar si, efectivamente, ha habido o no austeridad.
En este sentido, tal y como detalla el estudio, "el gasto real por habitante se ha reducido en casi nueve puntos entre 2009 y 2014. Esta reducción, sin embargo, llega después de un incremento acumulado de 23 puntos entre 2003 y 2009, con lo que sigue habiendo un incremento neto de unos 14 puntos entre 2003 y 2014, o una ganancia de más de un punto anual en el gasto real por habitante" durante el período analizado (2003-2014).
¿Conclusión? "De nuevo, el gasto total e incluso el gasto neto de intereses por habitante se sitúan en la actualidad al menos en los mismos niveles que en 2007". Es cierto que ha habido recortes desde 2009, pero nunca se tiene en cuenta que el gasto se disparó tras el estallido de la crisis. Como consecuencia, el gasto real por habitante en España se mantiene en niveles de 2007, cuando la burbuja alcanzó su punto máximo y todo el mundo daba por buenas la cantidad y calidad de los servicios públicos ofrecidos.
"Los datos, por tanto, no respaldan la percepción de quienes consideran que desde 2009 se ha producido un enorme recorte del gasto que está comprometiendo gravemente los servicios públicos esenciales, al menos si suponemos que estos funcionaban razonablemente bien antes de la crisis", advierten los autores.
De hecho, si se tiene en cuenta que la renta per cápita ha caído una media del 8,8% desde 2007, el esfuerzo realizado para mantener intactos los "servicios esenciales del Estado del bienestar" ha sido "enorme" -a base de disparara los impuestos-.
En concreto, si del gasto total se excluye la inversión, las prestaciones por desempleo y las pensiones, el dinero destinado a servicios públicos en 2014 "es prácticamente el mismo que el existente en 2006, poco antes de que comenzase la crisis", incide el informe. Así pues, una vez más, los datos no apuntan "en absoluto a un brutal deterioro en la calidad de unos servicios fundamentales de los que nadie se quejaba demasiado hace diez años".
3. Sanidad y Educación se mantienen intactos
Y prueba de ello es la evolución del gasto corriente por usuario a precios constantes en dos partidas fundamentales como es la Sanidad y la Educación: "Fuertes ganancias hasta 2009 seguidas de un recorte en los últimos años de la muestra que nos deja en niveles similares a los existentes al comienzo de la crisis, con ganancias aún muy respetables durante el conjunto del período analizado".
Conclusión
"Si se abre el foco del análisis y se analiza la evolución del gasto público desde los primeros años del euro (desde 2003 en nuestro caso), en vez de tremendos recortes que llegan ya al hueso del estado del bienestar, lo que vemos es más bien un extraordinario aumento de gasto hasta 2009 que sólo se ha revertido en parte desde entonces", concluye el informe.
El gasto público total y per cápita y medido en términos reales muestran que la inexistencia de la manida austeridad. En la actualidad, el tamaño del sector público y de los servicios públicos esenciales es superior o similar al nivel registrado en 2007, momento en el que estalló la crisis económica. "Nuestros servicios públicos han contado con los medios para resistir la crisis mejor de lo que habitualmente se dice".