Las exportaciones en el mes de diciembre ralentizan su ritmo de crecimiento respecto a noviembre, pero mantienen un buen tono. En el último trimestre, el crecimiento promedio es cerca del 6%, excluidas las exportaciones de energía afectadas por la caída del precio de las materias primas.
En 2015 el crecimiento ha sido similar (4,3%) al de la eurozona (4,2%) superando a Francia o Italia pero creciendo menos que Alemania. Por sectores, el automóvil sigue impulsando las ventas al exterior y explica cerca de la mitad del crecimiento total en 2015 excluido la energía.
Por otra parte, la peor evolución en los destinos de Europa fuera de la UE explica la ralentización en el crecimiento respecto a noviembre.
En concreto, son las ventas descendentes en Turquía, y en menor medida en Rusia, las que explican la desaceleración. Dos economías cuya situación de crisis afecta lógicamente a las exportaciones. La otra noticia negativa proviene de Francia, cuya demanda se encuentra actualmente estancada.
Dudas sobre el crecimiento futuro
Por otro lado, las expectativas de las empresas exportadoras, según una encuesta del Ministerio de Economía, apuntan un repunte de las exportaciones en volumen en el primer trimestre de 2016.
Sin embargo, el deterioro en la confianza del consumidor en la eurozona -en febrero marcó su valor mínimo desde diciembre de 2014- anticipa un menor crecimiento de las exportaciones en este área. La exposición de las exportaciones a la eurozona es elevada -supone la mitad de las exportaciones- y en concreto a bienes de consumo. Por ejemplo, a finales de 2014 e inicio de 2015 las ventas a la eurozona apenas crecieron un 1% anual y lastraron a la evolución total de las exportaciones que apenas se incrementaron un 2% en ese periodo.
Estas malas perspectivas y la ralentización del comercio mundial que apenas crece actualmente al 1%, y donde en las economías emergentes registran tasas negativas, plantean algunas dudas sobre la sostenibilidad del actual crecimiento de las exportaciones.
Por el contrario, las expectativas de las empresas exportadoras son positivas tanto en bienes de consumo como para la eurozona, en los próximos meses se podrá comprobar si se cumplen.
Caída del petróleo
Si las exportaciones han crecido un 4,3% en 2015, las importaciones lo han hecho menos (3,7%) por lo que el saldo comercial -a diferencia entre los que vendemos y compramos en el exterior- ha mejorado. Pero la evolución ha sido desigual: mientras el saldo energético mejora, no lo hace así el no energético, impactado por el repunte del consumo de los hogares y de la inversión.
Sin duda, lo determinante en este positivo comportamiento no es tanto la competitividad de nuestra economía, sino un shock externo como es el descenso del petróleo y del gas. Este factor, que permite que la expansión de la demanda interna no suponga un deterioro del saldo con el exterior, es especialmente importante si se considera la elevada deuda externa que aún soportamos (alrededor del 167% del PIB).