En los últimos 15 años pueden distinguirse tres fases en la evolución del empleo medido en afiliaciones a la Seguridad Social: entre 2001 y 2008 crecimiento, seguido de la crisis entre 2008 y 2013, para finalmente y a partir de finales de 2013 iniciar la recuperación. Estas fases del empleo coinciden con las del ciclo del PIB.
Un análisis por comunidades autónomas muestra que el impacto ha sido desigual, tanto si se analiza según el nivel de renta como si se hace a través de la composición de la estructura de la actividad.
Menor impacto en las autonomías ricas
Existe cierta la correlación entre el nivel de renta de las comunidades autónomas y su situación geográfica: mayor prosperidad en el norte, centro y noreste; menor en el sur, noroeste y sudeste.
Siguiendo este esquema, la destrucción de empleo ha sido especialmente aguda en las comunidades del sudeste -Comunidad Valencia y Murcia- y en las islas. Por otra parte, se observa que en aquellas comunidades con un mayor nivel de renta, como son Madrid, País Vasco, Navarra o Cataluña, los efectos de crisis han sido menores con una pérdida de empleo menor.
Si se compara la evolución del empleo con la de la renta per cápita, también se observa cierta correlación. En aquellas comunidades con más renta, ésta a su vez descendió menos que el promedio nacional, señal de divergencia entre las distintas regiones durante la pasada crisis.
Empleo público
Durante la crisis, la evolución del empleo vinculado con el estado de bienestar, que incluye las actividades de funcionariado público administrativo, educación o sanidad, marca en cierta manera la diferente evolución. De hecho, es la agrupación de actividades que más incrementó su peso en todas las comunidades, con la única excepción de Canarias, y en 11 de las 17 el empleo creció durante la crisis.
Esto no significa que el empleo público haya crecido en ese periodo, dado que incluye no sólo el sector público sino también la acción concertada o privada. Otra fuente sobre el empleo, como es la EPA, donde sí diferencia entre público y privado, indica que el peso del empleo público sobre el total de sanidad y educación ha descendido.
La mayor demanda de empleo en sanidad o educación permitió amortiguar, y en algunas zonas más que en otras, la destrucción laboral total durante la crisis, aunque existen excepciones a esta norma. Por una parte, en algunas comunidades sin el efecto amortiguador de la educación o la sanidad la destrucción de empleo ha sido menor. Estos son los casos de Canarias, gracias a la demanda proveniente del turismo, y de Madrid, por el crecimiento y mayor peso de las actividades como finanzas, abogacía o telecomunicaciones.
Por otra parte, en otras comunidades el mayor impulso de esas actividades no ha evitado una mayor pérdida de empleo, como son los casos de la Comunidad Valenciana o de Castilla-La Mancha. En ambos casos la destrucción de empleo de la construcción, las manufacturas o de las actividades relacionadas con el consumo han sido superiores a la media.
El aumento del consumo, determinante
La actual recuperación del empleo se caracteriza, entre otros factores, por el impulso de las actividades relacionadas con el consumo, como el comercio y la hostelería. Aquellas comunidades en las que el impacto del consumo ha sido mayor, están logrando crecimientos por encima del resto. Por el contrario, en aquéllas en las que el factor principal de creación de empleo son (continúan siendo) la sanidad o la educación -o la industria como es el caso de Castilla y León- su ritmo de creación de empleo es menor.
Las excepciones a esta norma son Galicia y Aragón que tienen en común un mayor impacto negativo por la pérdida de empleo en el sector financiero que la media. El empleo en este sector, en pleno proceso de reestructuración, se encuentra desde 2014 en retroceso en todas las comunidades con la única excepción de Madrid.
En resumen, Madrid y Cataluña, y en menor medida Andalucía y Valencia, impulsan la actual fase de creación de empleo. Estas cuatro comunidades más el País Vasco, explican dos terceras partes del empleo en España. En términos de empleo creado, las dos primeras suponen el 40% en la actual fase expansiva.
De la evolución en los próximos meses de Cataluña y Madrid dependerá en gran medida si el ritmo de expansión del empleo, y del PIB, se desacelera y en ese caso en qué medida lo hace. Por ejemplo, ambas comunidades explican un 65% de la ralentización del empleo en el primer trimestre de 2016 en su tasa trimestral.