El desplome electoral que han sufrido los partidos tradicionales puede repetirse en los próximos años en el ámbito sindical. Tanto UGT como CCOO son conscientes de que la nueva configuración de la izquierda política española va a tener implicaciones directas en su futuro a corto, medio y largo plazo.
Los rumores empezaron en 2014, cuando un círculo sindical del partido morado lanzó una propuesta enfocada a crear un órgano propio de representación de los trabajadores. Ya en 2015, los rumores volvieron a avivarse, especialmente al calor de las elecciones sindicales en RTVE y determinadas Administraciones Públicas.
De hecho, hubo quienes dieron un paso al frente y crearon un vehículo destinado a ocupar este espacio. Se trata de Somos, una nueva central creada por simpatizantes de Podemos que se convirtió el pasado verano en la primera fuerza sindical del ministerio de Economía.
En paralelo, también se han observado movimientos acomodaticios por parte de otras organizaciones. Por un lado está el giro radical que vienen desarrollando ciertos sectores de CCOO. Por otro lado está el esfuerzo de centrales más pequeñas, como CGT, por capitalizar el nuevo escenario social, político y económico.
¿El fin del 'bisindicalismo'?
Fuentes sindicales consultadas por Libre Mercado apuntan, en cualquier caso, que el verdadero temor es otro: "aquí lo que puede acabar pasando es que, de la misma forma que ya no hay bipartidismo, también puede pasar a la historia el bisindicalismo. Y ese bisindicalismo daría paso a un nuevo escenario en el que el declive de UGT y CCOO sería directamente proporcional al auge de una nueva central favorecida por Podemos".
El principal temor de las grandes centrales es que su discurso se ha alejado cada vez más de lo que defienden los trabajadores más proclives a militar en estas organizaciones: "hace años sabías que los afiliados de UGT votaban PSOE y los de CCOO eran de IU, ahora eso ya no está nada claro, porque la izquierda ya no se entiende sin Podemos".
Un ejemplo de lo que puede acabar pasando lo tenemos en la figura del diputado Miguel Villa. Este parlamentario de Podemos fue operador de cámara en el Congreso entre los años 2009 y 2014. Aunque empezó en el sindicalismo de la mano de la UGT, luego fue delegado de CGT y finalmente ha terminado sumándose a la formación morada, por la que ahora ocupa un escaño.
"Podemos convertirnos en algo residual"
"Los próximos pasos son muy importantes, porque si no sabemos leer la nueva situación, es posible que UGT o CCOO se conviertan en organizaciones residuales. Esa posibilidad es real, sobre todo en las grandes ciudades: ahí ya hemos visto políticamente que el PSOE ha sufrido un desplome sin precedentes mientras que Podemos ha logrado unos resultados muy buenos", apunta preocupado un delegado sindical.
Algo parecido es lo que nos traslada un compañero suyo. "Si Podemos lanza un sindicato, somos historia... Es fundamental que las centrales se adapten a la realidad social y vuelvan a jugar un papel importante en España, porque de lo contrario cada vez tendremos menos afiliados, menos relevancia y menos fuerza", concluye.
No todas las fuentes consultadas por Libre Mercado lo ven de manera tan pesimista. "A corto plazo, hay determinados territorios y sectores económicos donde la fortaleza de las grandes centrales sigue ahí. Por tanto, lo que hay que hacer es tomar nota de los cambios, hacer autocrítica y recuperar un papel importante", explican.