El diferencial de precios con la eurozona es relevante, pues determina la capacidad de competir con otras economías que comparten el euro y con las que no existe la posibilidad de variar los precios relativos mediante el tipo de cambio. Para poder comparar los datos de precios con otras economías de la eurozona se utiliza como indicador el Índice de precios de consumo armonizado (IPCA).
En los siguientes dos gráficos se muestra la evolución del IPCA en España y en el agregado (19 países) de la eurozona desglosado por la aportación del componente subyacente y de la energía y alimentos no elaborados (también definido como no subyacente).
Hasta el estallido de la crisis, el incremento de los precios en España fue superior al de la eurozona, principalmente, por el componente subyacente (generado por la demanda interna) y, en menor medida, por la variación de los precios de la energía y alimentos no elaborados (mayor peso de los precios internacionales que el componente subyacente).
Sobre el primero, desde 2009, y con la excepción del efecto de la subida del IVA en septiembre 2012 (desde ese mes hasta agosto 2013), la evolución relativa del IPC subyacente se ha revertido especialmente tras finalizar el efecto de dicha subida.
Sin embargo, la recuperación más rápida del IPCA subyacente en España ha provocado un progresivo cierre del gap que con datos del mes de noviembre prácticamente se habría cerrado (apenas 0,1% de diferencial). Recordar que este diferencial se abrió en agosto 2013, mes en el que el efecto de la subida del IVA en España desapareció.
Por otra parte, la evolución relativa del IPC de energía y alimentos no elaborados no cambió sustancialmente con la crisis, si bien es cierto que en los últimos meses el impacto de estos componentes en el IPCA es más negativo en el agregado de la eurozona que en España.
¿Qué ha ocurrido con la evolución relativa del IPC de estos componentes en los últimos meses? El detalle de los alimentos no elaborados muestra que este componente no explica esa divergencia reciente, pues evoluciona de modo similar desde el mes de septiembre, al contrario que en los años previos a la crisis, cuando explicó en gran medida el diferencial en el IPCA no subyacente.
Sí lo es la energía, en concreto los carburantes (sin efecto de tipo de cambio, se trata de la traslación de la cotización del Brent al precio de la gasolina y diésel)…
…mientras que en el caso de la electricidad se puede comprobar la extraordinaria volatilidad del precio de la electricidad en España, lo que obliga a cierta cautela para valorar dicho diferencial de precios (se ha cerrado, veremos si momentáneamente, en noviembre) como una tendencia a futuro, aparte de plantear la cuestión de si es una desventaja competitiva para las exportaciones de las empresas españolas.
En definitiva, en el momento en que el impacto del componente subyacente en el IPCA converge en España con la eurozona son los elementos más volátiles los que permiten mantener un diferencial a favor (mayor caída de los precios) de la economía española respecto de la eurozona. En ausencia de distorsiones de la energía, los IPCA de la eurozona y de España podrían converger en los próximos meses.