Tras el estallido de la crisis, muchos residentes -especialmente extranjeros- tomaron la decisión de emigrar al exterior en busca de un futuro mejor ante las dificultades para encontrar empleo en España. Sin embargo, al mismo tiempo, también se acentuó la movilidad de personas entre comunidades autónomas.
El análisis de la migración entre regiones muestra, entre otros datos, que un total de ocho autonomías registraron un saldo migratorio positivo entre 2008 y 2014, es decir, hubo más personas del resto de CCAA que llegaron a cada una de las mismas de las que se fueron hacia otras comunidades.
Según un reciente informe sobre movimientos migratorios elaborado por Adecco y la consultora Barceló & Asociados, la Comunidad de Madrid fue la mayor receptora neta de personas en edad de trabajar procedentes de otras comunidades, con un saldo de 28.400 personas en los últimos siete años, seguida de Baleares (+12.400) y País Vasco (+11.200).
En la situación opuesta, entre las nueve comunidades emisoras (es decir, con saldo negativo), sobresalieron los casos de Castilla y León (28.600 salidas netas), Andalucía (-15.000 personas) y Cataluña (-10.700). Llama la atención el caso catalán, ya que es una de las regiones más ricas de España y, tradicionalmente, atraía trabajadores de otras regiones, mientras que ahora los ahuyenta, a diferencia de lo que sucede en otras autonomías ricas, como es el caso de Madrid.
Si se comparan los saldos netos acumulados en el período 2008-2014 con la población económicamente activa de cada comunidad, la perspectiva cambia parcialmente, siendo Baleares la que tuvo el ingreso de personas desde otras autonomías proporcionalmente más amplio (2,1% de su población activa), seguida de Navarra (+2%) y País Vasco (+1,1%). Entre las autonomías con saldo interautonómico negativo, Castilla y León vuelve a destacar, con una pérdida equivalente al 2,4% de su población activa, secundada por La Rioja (-0,8%) y Canarias (-0,7%).
En general, las autonomías alternaron años en que tuvieron un saldo migratorio interautonómico positivo con otros años negativos. La principal excepción fue Castilla y León, que es la única con un saldo negativo en cada uno de los últimos siete años. Hay tres comunidades con saldo negativo en seis de los últimos siete años: Aragón, Cataluña y La Rioja. En sentido opuesto, Baleares, Navarra y el País Vasco exhiben un saldo favorable en seis de los últimos siete años.
Por último, es interesante mencionar los principales flujos de población entre autonomías. Los que resultaron cuantitativamente más importantes son las 94.000 personas que a lo largo de los últimos siete años se fueron de Castilla-La Mancha a Madrid, seguidas por las 62.900 que se marcharon desde Andalucía hacia Madrid.
Según destaca el citado informe, también fueron significativos los 53.200 individuos en edad de trabajar que entre 2008 y 2014 abandonaron Cataluña con destino a Andalucía, así como los 52.300 que dejaron Madrid para ir a la comunidad andaluza. Los flujos con destino a Cataluña más relevantes se registraron desde Andalucía (48.200 personas) y la Comunidad Valenciana (39.100).
"Sobresale el saldo negativo acumulado por Cataluña en los últimos siete años con Andalucía. Si en el pasado la emigración de andaluces hacia Cataluña fue un hecho popularmente aceptado, eso ha dejado de ser así: en los últimos siete años hubo 5.000 personas más que fueron desde Cataluña a Andalucía que las que hicieron el camino inverso", destaca el citado informe.
Por el contrario, los datos muestran un flujo migratorio desde Andalucía hacia Madrid: entre 2008 y 2014 hubo 10.500 personas más que fueron desde Andalucía a la autonomía madrileña de las que abandonaron Madrid con destino a la comunidad andaluza.