Los últimos datos demográficos que publicó este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE) arroja tres conclusiones relevantes: España sigue perdiendo población; el saldo migratorio negativo se ha reducido de forma muy sustancial en los últimos meses, de modo que la salida neta de personas podría estar próxima a su fin; y, si bien aumenta el número de españoles que emigra a otros países, se confirma que el famoso éxodo de emigrantes que ha tenido lugar durante la crisis se ha concentrado, básicamente, en la población extranjera (tan sólo 1 de cada emigrantes es español).
Por un lado, la población residente en España se situó en 46.423.064 habitantes a 1 de julio de 2015, lo que supuso 26.501 personas menos que a comienzos de año. Así pues, continúa el descenso poblacional iniciado en 2012, aunque en los últimos doce meses se ha moderado esta tendencia, desde el 0,12% en el primer semestre de 2014 al -0,06% en el primero de 2015.
Esta pérdida de población entre el pasado enero y junio fue fruto de un saldo vegetativo negativo de 19.115 personas (205.796 nacimientos frente a 224.911 defunciones) y de un saldo migratorio negativo de 7.385 personas (llegaron a España 157.211 personas procedentes del extranjero, mientras que salieron 164.606 residentes con destino al exterior).
La salida neta de personas se desploma
Sin embargo, lo más relevante es que el flujo migratorio hacia el exterior se redujo en el primer semestre respecto a años anteriores. En concreto, un total de 157.221 personas procedentes del extranjero establecieron su residencia en España entre el pasado enero y julio, mientras que 164.606 abandonaron España con destino a algún país extranjero. Como consecuencia, el saldo migratorio fue negativo en 7.385 personas, lo cual supone un desplome del 78,1% respecto a la segunda mitad de 2014.
Es decir, por el momento, el número de personas que se van del país supera a los que llegan, pero, en caso de mantenerse esta tendencia decreciente, España, que se ha convertido en un país de emigrantes durante la crisis, podría convertirse de nuevo en un receptor neto de inmigrantes a corto y medio plazo.
La razón de este cambio radica en que el volumen de residentes extranjeros que hacen las maletas se está reduciendo de forma sustancial en los últimos meses. De los 157.221 inmigrantes que llegaron a España en el primer semestre, 23.078 personas eran de nacionalidad española y 134.143 extranjeros. En conjunto, el flujo de entrada fue un 6% inferior al del semestre anterior.
Sin embargo, esta caída se ha visto compensada con el descenso de personas que deciden abandonar el país: la salida de 164.606 residentes supone un 18,1% menos que en el semestre anterior. De esos emigrantes, 50.844 eran españoles (32.980 nacidos en España) y 113.763 extranjeros.
De hecho, durante el primer semestre de 2015, el saldo migratorio de extranjeros fue de 20.380 personas, tornándose positivo por primera vez desde el segundo semestre de 2009, lo cual supone un significativo punto de inflexión. Es decir, hoy por hoy, llegan más extranjeros a España de los que se van, a diferencia de lo que ha sucedido en los últimos años.
300.000 españoles emigrantes durante la crisis
Por su parte, el saldo migratorio negativo de los españoles se acentuó hasta las 27.766 personas (se van más españoles de los que regresan). Este dato responde al incremento de las salidas de españoles al extranjero, mientras que las entradas apenas variaron.
En la primera mitad de 2015 el flujo de emigración de la población de nacionalidad española aumentó un 23,1% respecto al semestre anterior. El 64,9% de los españoles que emigraron eran nacidos en España.
Pese a ello, se confirma que el tan manido "éxodo" de españoles que han tenido que emigrar por culpa de la crisis tiene mucho más de mito que de realidad.
Para hacer un balance sobre este particular fenómeno es necesario centrarse en el número de españoles nacidos en España que han decidido emigrar a otros países en busca de un futuro mejor, descontando así a los inmigrantes extranjeros que han logrado la nacionalidad tras los sucesivos procesos de regularización que han tenido lugar en los últimos años, tal y como en su día advirtió el propio Banco de España.
Entre el pasado junio y julio, el volumen de emigrantes nacidos en España se situó en 32.980 personas. De este modo, su cifra total asciende a 292.396 desde 2008, apenas el 0,7% de la población nacida en España, lo cual no se pueda tildar de "éxodo" ni de fuga masiva, sobre todo si se compara con la salida de extranjeros.
Los datos demuestran que el reciente fenómeno migratorio que ha registrado España se concentra en extranjeros que regresan a sus países de origen ante las dificultades laborales surgidas tras el estallido de la crisis.
Así, un total de 3.024.908 residentes han salido del país desde 2008 hasta el pasado junio, de los cuales casi 2,6 millones eran extranjeros y 427.000 nacionales, pero, de éstos últimos, sólo 292.396 habían nacido en España. Es decir, tan sólo 1 de cada 10 emigrantes registrados durante la crisis era español, siendo el resto extranjeros (incluyendo los que lograron nacionalidad española).