El terrorista Mohammed Emwazi fue abatido en Siria el pasado 12 de noviembre por las fuerzas aéreas de EEUU. Conocido como "Jihadi John", era uno de los integrantes más buscados del Estado Islámico tras haber protagonizado varias ejecuciones divulgadas por la organización a través de sus macabros canales de propaganda.
Durante años, Jihadi John residió en Reino Unido. Hace dos décadas, su familia había llegado a las islas británicas en busca de asilo político. El sistema de "ayudas sociales" no dudó en brindarles todo tipo de prestaciones.
Según ha publicado la prensa inglesa, los programas de alquiler social de los que se ha beneficiado familia del terrorista han supuesto la friolera de 570.000 euros (unas 400.000 libras esterlinas). Los últimos datos disponibles hablan de al menos 55.000 euros anuales de ayudas para el arrendamiento concedidas a la familia de Mohammed Emwazi.
El clan al completo había salido de Kuwait tras la Primera Guerra del Golfo. Su llegada a Reino Unido tuvo lugar en 1996, punto a partir del cual empiezan a recibir una amalgama de ayudas públicas. Gracias a estos desembolsos públicos, residieron en viviendas cuyo alquiler se sitúa por encima de los 2.500 euros mensuales.
Casi veinte años de ayudas
En Australia nos podemos encontrar con un escándalo similar. Se trata de Abdul Nacer Benbrika, quien cobró ayudas públicas durante casi veinte años mientras conspiraba para impulsar la "guerra santa" a través de células terroristas.
Abdul Nacer Benbrika fue "pillado" a tiempo por las autoridades y hoy está en prisión. Sin embargo, aunque está entre rejas, se sospecha que sigue ejerciendo una enorme influencia en los círculos del yihadismo radical australiano, hasta el punto de que se le ha conectado con el Estado Islámico.
Bilal-Hadfi y Abdeslam, dos ejemplos más
Bilal Hadfi, uno de los terroristas suicidas que perpetró los atentados del pasado viernes 13 de noviembre en París, también se beneficiaba de ayudas públicas concedidas por el Estado. En su caso, cobraba un subsidio de "alquiler social" que le permitía olvidarse de pagar su alojamiento y delegar dicha carga en los contribuyentes.