El imaginario del buenismo ecologista es excesivo. Las buenas intenciones y los propósitos de un mundo mejor no son suficientes para hacer de la tecnología una solución real. Es demasiado habitual escuchar a la gente decir que hemos alcanzado un desarrollo suficiente como para generar energía barata o reducir la contaminación sustituyendo los sistemas actuales. Sin embargo, la realidad demuestra que los números no salen. Si se implantaran las nuevas soluciones de una forma masiva, la economía se vería afectada radicalmente o bien la calidad de vida de la que ahora disfrutamos saltaría por los aires.
1. "El coche eléctrico no contamina"
Que los coches eléctricos poseen "cero emisiones" es una verdad a medias, que son las peores mentiras porque se hacen con animo de engañar. Los coches eléctricos cuando circulan no tienen ningún tipo de emisiones, pero otro tema es la electricidad que se ha utilizado para cargarlos. En España la generación de electricidad se realiza quemando carbon, gas o fuel, aprovechando el viento o el sol, la fuerza del agua de los ríos y con la energía nuclear. Esta mezcla supone que en el año 2012 se emitieron 297 g de CO2 por kWh.
A esta emisión hay que sumarle las perdidas de energía por transporte y carga que se pueden estimar en un 30%. Una vez se ha tenido en cuenta esto, la emisión real de CO2 de un coche eléctrico como el Renault ZOE es de unos 60g por cada kilómetro. Este calculo es el que se denomina "del pozo a la rueda" que es el verdadero dato de emisiones de un coche. Para que os hagáis una idea, un híbrido como el Yaris está en 75g por cada kilómetro y un gasolina sobre los 100g por kilómetro.
2. "El CO2 es malo para la salud"
El dióxido de Carbono (CO2) está presente naturalmente en la atmósfera a niveles de aproximadamente 380 ppm (partes por millón). La exposición a corto plazo de CO2 a niveles por debajo de 20.000 ppm no produce ningún tipo de consecuencia para la salud. El CO2 lo exhalamos los humanos y no tiene nada que ver con el monóxido de carbono (CO) que ese sí es muy peligroso. En un aula de colegio mal ventilada o en una habitación donde haya varias personas existe un nivel de CO2 de unos 5.000 ppm (20 veces superior al de la atmósfera actual) y resulta evidente que no es perjudicial. Esto nada tiene que ver con las posibles consecuencias del CO2 en el calentamiento del Planeta según la teoría del cambio climático. Sin embargo, cuando se habla de contaminación, la gente -también algunos periodistas y políticos- habla de CO2. No confundamos interesadamente.
3. "El coche eléctrico solucionaría el problema"
Un estudio realizado en EEUU demuestra que los coches particulares tienen poco impacto en el total de emisiones de gases contaminantes. Aún suponiendo que en los próximos años el parque de coches eléctricos fuera del 50%, Estados Unidos apenas notaría una reducción en las emisiones de gases contaminantes: óxidos de nitrógeno u óxidos de azufre. Principalmente existen dos motivos:
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Por un lado los coches particulares suponen una parte pequeña del total de las emisiones. Olvidamos que existe el transporte de mercancías, transporte público, barcos, aviones, la industria, las calefacciones, el sector de producción eléctrica, etc. En el caso de la emisión de CO2 (mal llamada contaminante) los coches son sólo culpables del 20% de su emisión.
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Por otro lado, el incremento de las emisiones derivadas del aumento de la producción eléctrica necesaria para alimentar los coches "ecológicos" que sustituirían a los de explosión.
Como veis las cosas son más complicadas de lo que parecen. La contaminación y las soluciones mágicas están más ligadas a los ideales y a las manipulaciones políticas que a la realidad. Esto no quiere decir que desechemos el avance de la tecnología para la mejora de nuestras condiciones de vida. Simplemente que no nos dejemos subyugar por cantos de sirenas. Conocer la realidad es la mejor forma de tomar decisiones sensatas, y la ciencia, mucho más que la política, nos ayuda a ello.