Quien se mueva no sale en la foto. Y quien prometa algo pierde un voto. Ésa parece la consigna entre los grandes partidos españoles de cara al 20-D. Resulta curioso, pero precisamente en estas elecciones, las más reñidas y de resultado más incierto que se recuerdan (y en las que más se apela a los valores o la ideología), puede ser en las que menos se discuta sobre programas electorales.
Es cierto que hay diferencias entre la nueva y la vieja política. Ciudadanos y Podemos son algo más concretos que PP y PSOE. Pero la tendencia en los cuatro grandes parece la misma: comprometerse lo menos posible, retirar lo dicho en los meses anteriores si puede ser polémico y redactar el programa de la forma más genérica posible. Será por la tan traída búsqueda del centro del electorado o por no cerrarse puertas en los pactos que previsiblemente habrá que abordar a partir del día 21.
PP: sin 'sorpresas'
El caso más evidente es el del partido del Gobierno. A mes y medio de las elecciones, ni hay programa ni se le espera. Resulta curioso en una formación que ha afeado casi todas las propuestas que han puesto sobre la mesa sus rivales políticos. Por ejemplo, cuando Ciudadanos presentó su programa electoral antes del verano, en cinco citas en las que desgranó sus propuestas en materia de empleo o impuestos, María Dolores de Cospedal habló despectivamente de aquellos que "quieren hacer un programa económico con una hoja de excel". Por ahora, el PP no puede decir ni eso.
Según informa Pablo Montesinos, "el presidente se reserva algún anuncio potente, por ejemplo en materia social o impositiva, pero los redactores de su programa confiesan que no habrá grandes sorpresas. Siete serán sus ejes: 'Avanzar en el empleo -con el reto de los 20 millones de puestos de trabajo-, crecer de manera sostenida y competitiva, fortalecer el estado de las autonómicas, reforzar los pilares del bienestar, culminar la mejora de la educación, seguir modernizando la administración y mantener un compromiso permanente de regeneración de la vida pública'. Medidas concretas, pocas. Jorge Moragas, el director de la campaña, y Andrea Levy, la máxima responsable del programa, esperan dar los detalles del mismo en la segunda quincena del presente mes".
En el último año, desde el punto de vista económico, los mensajes que llegan desde el Gobierno son tres. En primer lugar, España ha sufrido un cambio radical desde 2011 hasta ahora. Cuando llegaron a La Moncloa, el país estaba a punto de caer por el precipicio del impago y ahora crece por encima de la media de la UE y crea más de medio millón de puestos de trabajo al año. En segundo lugar, el PP defiende que esto se debe a las grandes reformas acometidas a comienzos de 2012. Y por último, hay que dejar que estos cambios sigan surtiendo efecto.
Es decir, no habrá vuelta de tuerca a la reforma laboral, ni grandes cambios en los PGE, ni se anuncian sorpresas con nuevas leyes. El programa electoral, que coordinará desde Moncloa Álvaro Nadal en el capítulo económico, no asustará a nadie. El resumen de la campaña será: "España no es Grecia y eso es gracias a Mariano Rajoy". Si acaso podría haber algo en cuestión de impuestos. Esta misma semana, el presidente insinuó una bajada del IRPF para que el tipo máximo quede "por debajo del 43%". Teniendo en cuenta el daño que le hizo al Gobierno aquel primer Consejo de Ministros de diciembre de 2011, en el que anunció una enorme subida de impuestos, tendría lógica que quisiera irse del Gobierno volviendo al lema que utilizó en la campaña de hace cuatro años. Que el PP es el partido que baja los impuestos. En su primer mandato, no lo cumplió; si logra la reelección, será uno de los baremos más importantes para juzgarle.
PSOE: todas las opciones abiertas
En temas económicos, el PSOE de Pedro Sánchez tiene dos caras y dos almas. Por un lado, está Jordi Sevilla, coordinador del programa económico y fichaje de relumbrón de las últimas semanas. Por el otro, Manuel de la Rocha, secretario de Economía del partido.
Sevilla representa el ala centrista del socialismo español. De la Rocha está en el lado izquierdo del partido. El primero parece que estaría mucho más cómodo con Ciudadanos. El segundo lanza guiños a Podemos. ¿Y quién ganará? Pues en parte dependerá del resultado de las elecciones y de la aritmética para llegar a La Moncloa. Pero en este momento parece que el control lo tiene el exministro de José Luis Rodríguez Zapatero. El documento presentado hace un par de semanas parece salido del equipo de Sevilla: moderado, sin grandes anuncios, con más reformas y menos rupturas… Y sobre todo, sin ninguna promesa de esas que dan miedo a la clase media en temas clave como los impuestos.
Incluso en una cuestión central del discurso del PSOE en estos cuatro años, el rechazo a la reforma laboral del PP, se hace amago de plegar las velas de cara a las elecciones. El mismo Pedro Sánchez que anunció que la derogaría nada más llegar a la Presidencia del Gobierno dijo luego que sólo tocarían algunas partes. De hecho, tan poco claras están las cosas que en las últimas horas se vuelve a escuchar que la redacción definitiva se incluirá la apuesta por la derogación completa. En realidad, tampoco eso implica nada. Lo importante no es tanto si se deroga o no como qué se haría después y si se aprobaría un nuevo marco de relaciones laborales. Y Jordi Sevilla, por ejemplo, no parece muy partidario de mantener el rígido esquema vigente en 2011.
En este sentido, el programa económico apenas puede denominarse como tal programa. Lo conocido hasta ahora, el documento llamado "Agenda para una recuperación justa" apenas suma una docena de folios con muy pocas propuestas concretas. La sensación es que en Ferraz no han querido atarse las manos ante posibles pactos poselectorales, pero que si hay que decidirse, la primera opción será naranja.
En todo caso, tendrá mucha importancia la batalla interna que se desarrolla en el partido y que podría tomar un giro inesperado en función de los resultados (que se prevén malos) del 20-D. Tal y como explicaba este viernes Ketty Garat, en la polémica por la promesa de derogación o no de la reforma laboral, "lo nuclear de este desaguisado no es tanto la redacción final del programa electoral en sí como el hecho de que hasta diez baronías socialistas, nuevamente bajo la batuta de Susana Díaz, le hayan planteado un pulso al secretario general a apenas 44 días de que se celebren las Elecciones". Con este lío en casa, no es extraño que Pedro Sánchez quiera comprometerse lo menos posible. La sensación es que cualquier propuesta le generará tensiones internas, justo lo que menos necesita en estos momentos.
Ciudadanos: ¿retirada táctica?
Desde hace meses, Ciudadanos ha sido el partido que más propuestas concretas ha puesto sobre la mesa. De hecho, recogieron el guante del PP cuando les acusaron por las hojas de excel y se apropiaron de la frase. Luis Garicano y su equipo presumen de que su programa está medido y de que las cifras se sostienen. De hecho, una de los anuncios más polémicos de C's fue la paralización de las obras del AVE para pagar las nuevas inversiones en I+D+i. No tenían necesidad de hacerlo. Podían haber anunciado el nuevo plan en Investigación sin decir de dónde sacarían el dinero. Es lo habitual en la política española. Y sin embargo, los responsables quisieron poner las cifras sobre la mesa. Algo que también hicieron con su propuesta fiscal. Ciudadanos asegura que su programa de lucha contra el fraude permitirá recaudar varios miles de millones de euros extra. Pero para el cálculo de ingresos y gastos no cuentan con esta partida. Lo que se gaste en el complemento salarial habrá que recaudarlo vía nuevos ingresos.
Dicho esto, también es cierto en las últimas semanas Ciudadanos está replegando posiciones. Sus propuestas más llamativas siguen sobre la mesa: contrato único, reforma fiscal, complemento salarial, reforma de los organismos reguladores,… Pero ya han aparecido los matices.
En las últimas semanas hemos podido ver al menos un par de ejemplos de esta retirada táctica en dos temas fundamentales. Así, cuando El País le dedicó su portada a Ciudadanos por incluir la posibilidad del copago en su programa (una propuesta discutible, pero que no debería sonar extraña en un país con los problemas en la financiación de los servicios públicos que tiene España), al partido le faltó tiempo para salir a desmentir que exista la más mínima posibilidad de que se aplique en sanidad o educación. De hecho, aquel día se hicieron un lío enorme y la sensación que quedó es que el problema estaba en que no se atrevían a hacer aquello de lo que siempre presumieron: explicar con claridad a los votantes por qué podía ser necesaria una medida tan polémica (o al menos abrir el debate).
Y algo parecido ocurre con las pensiones, la principal partida de gasto público en nuestro país. Albert Rivera afirmó en su debate con Pablo Iglesias que su intención era devolver la edad de jubilación a los 65 años y ligar la subida de las prestaciones al IPC. O lo que es lo mismo, derogar las dos últimas reformas de pensiones de PSOE y PP. Esto supondría un incremento del gasto enorme y pondría en muy serias dudas la sostenibilidad del sistema. Parece difícil imaginar que Luis Garicano o Francisco de la Torre apuesten por este modelo. Sin embargo, preguntados al respecto, ambos han matizado, pero de aquella manera, a su líder: la edad de jubilación debe ser flexible y el objetivo es que no se pierda poder adquisitivo. ¿Y eso quiere decir que se comprometen a los 65 años e IPC? Sí, pero no.
Según informa Mariano Alonso, "Ciudadanos concurrirá al 20-D con medidas de modernización económica y con la obsesión de aparecer como un partido que, por encima de todo, cuadra las cuentas. Por ello, y como adelantó en una entrevista con Libertad Digital Francisco de la Torre, que concurrirá como número dos por Madrid, van a recalcular su propuesta de bajada del IRPF, que no será, admiten, 'la que los españoles se merecen'. Del mismo modo, durante la presentación en la Fundación Rafael del Pino del libro que Luis Garicano ha escrito con otro de los miembros del equipo económico de Albert Rivera, Luis Roldán, quien además será diputado por Barcelona, ambos tuvieron la oportunidad de explicar los cálculos que hay detrás de las medidas. Por eso, aseguran que el complemento salarial costaría el 0,7% del PIB, 7.000 millones de euros. Ciudadanos confía en ahorrar 5.000 millones con la eliminación de duplicidades que incluirá su reforma institucional y constitucional y otros 5.000 con una reforma fiscal que tape los grandes agujeros que detectan en el sistema".
Podemos: los 'puros' también matizan
Dentro de este esquema general, con todo el mundo mirando con un ojo al programa y con el otro a las encuestas, quizás el caso de Podemos es el que llama más la atención. La formación morada se presentaba hace un año y medio a las Elecciones Europeas con un programa lleno de promesas y propuestas. La irrupción de Pablo Iglesias se produjo a lomos de titulares que hablaban de renta básica, salarios máximos, salida del euro y grandes subidas de impuestos.
Pues bien, de aquello ya no queda casi nada. Como explicábamos este sábado, se mantienen las líneas generales, pero Carolina Bescansa, Nacho Álvarez y su equipo han limpiado el programa (entre otras cosas, con un sistema de votación que bloqueaba a los círculos). Así, todo aquello que suena demasiado a extrema izquierda o que pueda asustar al electorado más moderado se ha quedado en el tintero. No hay que equivocarse, Podemos sigue pidiendo más impuestos, más gastos, más regulación y menos libertad económica. Pero el partido morado, que se presentó en la política española como representación de los valores y la pureza, ha matizado (y mucho) su programa. Incluso en las entrevistas ha cambiado el lenguaje. Ahora todo está envuelto en el velo del lenguaje políticamente correcto, precisamente una de las cosas que Podemos siempre denunció.
Además, la clave no es sólo que las propuestas se hayan reblandecido (que también) sino que se han hecho mucho menos concretas. Podemos se compromete a muy poco con el documento presentado esta semana, al menos en materia económica. Es cierto que su inconcreción no equipara el texto a los de PP, PSOE o Ciudadanos. Algunas de las cosas que pide Podemos no cabrían en el programa de los otros partidos, ni siquiera aunque no sean promesas cerradas, pero el cambio respecto a los documentos con los que se dio a conocer es muy evidente.
Según informa Miriam Muro, "en Podemos la idea es 'no provocar ningún escándalo, ni político ni con nuestras medidas económicas para poder llegar al 20 D en las mejores condiciones posibles'. Por ello, en su programa, orquestado por la cúpula del partido, evitan cualquier medida que se pueda tachar de 'radical' o de 'extrema', a pesar de que sus bases no están de acuerdo en abandonar temas como la Renta Básica. Además Pablo Iglesias, durante la campaña, presumirá de que sus medidas económicas han sido elaboradas con la ayuda de 'expertos internacionales de reconocido prestigio', como el exasesor de Varoufakis, James Galbraith o Thomas Piketty".