El discurso oficial que mantiene el PP en materia de déficit público contrasta, y mucho, con la realidad de los hechos. Durante el balance de legislatura que ofreció la semana pasada, el presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, destacó que "hemos logrado reducir a la mitad el déficit público que nos encontramos: del 9% al 4,2% con el que vamos a acabar este año". Según el Gobierno, "ninguna economía de las principales de Europa ha logrado una reducción de este calibre, la mayor en términos estructurales en el G20".
Lo primero que cabe señalar es que ambas afirmaciones no son del todo correctas: es probable que no se cumpla el objetivo del 4,2% fijado para este año, según las últimas previsiones de analistas e instituciones; además, existen otras economías europeas, como es el caso de Grecia, Irlanda o Lituania, que han logrado una reducción del déficit mayor que España desde finales de 2011.
Sin embargo, las grandes mentiras del PP en materia de déficit van mucho más allá de estas simples matizaciones, ya que, a diferencia de lo anunciado, Rajoy ha incumplido sus compromisos de déficit por tres vías distintas: revisando al alza los objetivos iniciales; superando, aún así, dichas metas; y descontando el coste del rescate público de las cajas e hinchando el PIB para tratar de maquillar tales incumplimientos.
Tres revisiones al alza
Una cosa son los objetivos vigentes marcados por la UE y otra muy distinta las previsiones iniciales elaboradas por el PP. En la actualidad, España se ha comprometido con Bruselas a cerrar 2015 con una brecha fiscal equivalente al 4,2% del PIB y a reducirla al 2,8% en 2016. Pero tales metas no tienen nada que ver con las promesas asumidas por el Gobierno al principio de su mandato.
Es cierto que el PP llegó al poder a finales de 2011 teniendo que lidiar con un déficit muy superior al previsto, ya que las cuentas públicas arrojaron ese año un agujero del 9,5% del PIB frente al 6% que había acordado el anterior gobierno socialista de Zapatero con la UE. Pese a ello, durante sus primeros meses en La Moncloa, Rajoy mantuvo los objetivos iniciales de consolidación, afirmando así que reduciría el déficit hasta el 4,4% en 2012 y hasta el 3% en 2013.
Poco duró la apuesta. En la primavera de 2012, Rajoy elevó de forma unilateral el objetivo de déficit al 5,8% en 2012, manteniendo la meta inicial del 3% para 2013. Tras presionar y negociar con Bruselas, el PP logró, finalmente, acordar con la Comisión Europea un objetivo del 5,3% para 2012 (desde el 4,4% inicial) y del 3% para 2013, mientras que preveía un agujero del 2,2% en 2014 y del 1,1% en 2015, tal y como refleja el Programa de Estabilidad 2012-2015, el primero elaborado por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
Sin embargo, pocos meses después, y a la vista de que España no cumpliría, ni de lejos, tales metas, el Gobierno renegoció de nuevo las condiciones pactadas con Bruselas, elevando, por segunda vez, los objetivos de déficit al 6,3% en 2012 (frente al 5,3% comprometido anteriormente), al 4,5% en 2013 (frente al 3% anunciado) y al 2,8% en 2014 (frente al 2,2% inicial).
La tercera revisión al alza tuvo lugar a principios de 2013. Ante el evidente incumplimiento de sus promesas, Rajoy anunció que España cerraría ese ejercicio con un déficit del 6% frente al 4,5% fijado por Bruselas. Tras negociar otra vez con la Comisión, la UE acuerda en mayo de ese año elevar una vez más los límites fijados para España, situándolos, finalmente, en el 6,5% del PIB en 2013, el 5,8% en 2014, el 4,2% en 2015 y el 2,8% en 2016, tal y como refleja el Programa de Estabilidad 2015-2018, el último de la legislatura elaborado por Montoro.
Así pues, la primera falacia salta a la vista en cuanto se compara el compromiso inicial del PP con el objetivo final acordado con la UE. Rajoy prometió reducir el déficit al 5,3% en 2012, al 3% en 2013, al 2,2% en 2014 y al 1,1% en 2015. Sin embargo, cerrará la legislatura con un agujero fiscal del 4,2%, casi cuatro veces más que lo prometido, siempre y cuando se cumplan las previsiones, lo cual aún está por ver.
*Nota: España cerró con un déficit del 10,4% del PIB en 2012 tras el rescate público de las cajas de ahorro insolventes. Sin ese coste, el agujero ascendió al 6,7%. En ambos casos, por encima del objetivo marcado por Bruselas.
No cumple ningún año
Y lo más triste es que, a pesar de haber elevado en tres ocasiones los objetivos de déficit acordados con la UE, el Gobierno de Rajoy no ha cumplido hasta la fecha ninguna de estas metas: España cerró 2012 con una brecha del 10,4% del PIB frente al objetivo del 6,3%; en 2013, el agujero fue del 6,9% frente al límite del 6,5%; y en 2014, el déficit cerró en el 5,9% frente al 5,8% acordado; ahora falta saber si España logrará reducirlo al 4,2% prometido en 2015, lo cual es muy improbable, según la mayoría de expertos.
*Nota: la mayoría de analistas avanzan un déficit superior al 4,5% del PIB en 2015.
'Maquillaje' y falsa austeridad
Por último, el PP ha intentado maquillar estos incumplimientos por dos vías distintas. En primer lugar, descontando el coste del rescate público de las cajas. Una cosa es que la UE no tenga en cuenta dichas ayudas para aplicar el procedimiento de déficit público excesivo y otra muy distinta que no se contabilicen para los objetivos de déficit. El único agujero fiscal que tiene en cuenta Eurostat es el déficit total (incluyendo rescate bancario).
En segundo lugar, cabe recordar que a finales de 2014 se cambió la metodología del PIB, incluyendo partidas que antes no se contabilizaban, como los ingresos derivados de la prostitución y el tráfico de drogas. Este cambio hinchó el PIB y, por tanto, se tradujo en una leve reducción del déficit, absolutamente artificial, que sirvió al Gobierno para afirmar que se habían cumplido las metas.
La realidad, sin embargo, es muy diferente, ya que la estrategia de Rajoy ha consistido, por un lado, en elevar los objetivos de déficit conforme los iba incumpliendo y, por otro, en maquillar el agujero real a base de descontar el coste del rescate bancario e inflar el PIB.
Y lo más relevante es que, una vez descontadas las ayudas a las cajas, se observa que la famosa austeridad del PP se ha limitado, por el momento, a reducir el déficit en 3,2 puntos desde 2011 a 2014 -último ejercicio cerrado-.
Y ello, gracias, sobre todo, a las subidas de impuestos aplicadas a familias y empresas, y no a los recortes de gasto público. En concreto, la recaudación fiscal sube 2,6 puntos desde 2011, mientras que el gasto tan sólo cae 0,7 puntos, una vez descontado el coste del rescate bancario (ver gráfico). Así pues, el 80% de la reducción del déficit (sin contar las ayudas bancarias) lograda hasta 2014 descansó en la subida de impuestos y apenas el 20% restante en la manida austeridad.