En el año 2009, con Barack Obama recién llegado a la Casa Blanca, el gobierno de Estados Unidos anunció una agresiva campaña destinada a luchar contra los "paraísos fiscales", a los que acusó de dar cobijo a defraudadores que esconden cientos de miles de millones de dólares lejos de tierras estadounidenses.
Las autoridades tributarias del país del Tío Sam lanzaron entonces distintas campañas con las que esperaban darle la vuelta a la situación. El resultado está lejos de lo esperado: cinco años después, el fisco apenas ha recaudado 8.000 millones de dólares por este concepto.
Unos 54.000 contribuyentes se acogieron a la "amnistía fiscal" que aprobó Obama. Por tanto, el ingreso fiscal medio que se habría obtenido de cada uno de ellos ronda los 150.000 dólares, lejos de las grandes cifras a las que aludía el Presidente demócrata cuando impulsó esta campaña.
30.000 personas se acogieron voluntariamente
De las 54.000 personas que se acogieron a esta iniciativa, más de 30.000 lo hicieron voluntariamente mientras que el resto fue invitado a ello a través de diversos mecanismos de presión impulsados desde Washington y coordinados incluso con autoridades fiscales de otros países.