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Carlos Rodríguez Braun

Stiglitz

Stiglitz exhibe una característica clásica del antiliberalismo, que es buscar lo expediente a la hora de recortar derechos y libertades.

El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz escribió:

Sin duda, dada su abundancia de recursos naturales, Australia debería tener de lejos una mayor igualdad de la que tiene. Al fin y al cabo, los recursos naturales de un país deben pertenecer a todos sus habitantes, y las rentas que ellos generan deben proporcionar una fuente de ingresos que podría ser utilizada para reducir la desigualdad.

Aquí no hay conexión lógica alguna. De entrada, no se ve por qué los países deben ser más o menos igualitarios: es algo que Stiglitz, como muchos otros, simplemente da por sentado. Asimismo, no se entiende por qué dicha igualdad está en función de los recursos naturales, salvo que uno parta de la base, completamente infundada, de que los recursos naturales son la fuente principal del crecimiento, algo que los economistas, al menos desde los tiempos de Adam Smith, sabemos que es falso.

Fue Smith, en efecto, el que subrayó la importancia de las instituciones para el desarrollo de la riqueza, más que los recursos naturales, y en particular los metales preciosos. Dentro de dichas instituciones figura en lugar muy destacado la propiedad privada: la empobrecedora y sangrienta historia del socialismo prueba que su aniquilación resulta catastrófica en todos los sentidos.

Y ahí apreciamos el siguiente dislate del Nobel: no sólo no defiende la propiedad privada sino que la ataca abiertamente, alegando que los recursos naturales "deben pertenecer a todos", es decir, lo mismo que aducen los enemigos de la libertad para expropiar a todos. No contento con eso, el profesor Stiglitz recomienda expropiar las rentas de esa propiedad "para reducir la desigualdad"; obviamente, no para reducir la desigualdad entre el poder y sus súbditos, que por lógica aumentaría con la mayor presión fiscal.

Por fin, Stiglitz exhibe una característica clásica del antiliberalismo, que es buscar lo expediente a la hora de recortar derechos y libertades. En efecto, ¿por qué subir los impuestos sobre los recursos naturales? Muy simple: porque se puede. Esos recursos "no se pueden trasladar a otro país para evitar pagar impuestos". Como si la mayor opresión fiscal no tuviera consecuencias, como si los poderosos pudieran expropiar lo que deseen, como deseen y cuanto deseen, sin que pase nada.

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