Juan Ramón, ¿cómo ves la situación económica mundial?
La economía mundial lleva desde 2009 reajustándose lentamente de los desequilibrios que se gestaron hasta ese momento: Occidente ha ido desapalancándose y su modelo productivo ha ido reconvirtiéndose hacia la exportación. España en es un ejemplo claro de esto: familias y empresas han reducido su endeudamiento en casi medio billón de euros y nuestro modelo productivo ha abandonado el ladrillo (y las industrias anexas al ladrillo) para enfocarse en la exportación.
Sin embargo, esta recuperación no está exenta ni de fragilidades ni de distorsiones. En cuanto a las fragilidades, se trata de una recuperación que simplemente está empezando y que, por tanto, podría revertirse en cualquier momento (ya que el grueso de los desequilibrios siguen ahí). En cuanto a las distorsiones, durante los últimos años hemos experimentado políticas fiscales y políticas monetarias muy expansivas: lo primero se ha traducido en una acumulación de deuda pública que amenaza la viabilidad de muchos Estados; lo segundo, en una burbuja de muchos activos —bonos, acciones y tipos de cambio emergentes— que pueden terminar pinchando.
- ¿Es preocupante el estancamiento de los países emergentes?
En muchos casos todavía no podemos hablar de estancamiento. Y quizá eso sea lo más preocupante: la combinación de una economía que crece con tensiones financieras (tipos de interés crecientes y dificultades de acceso al crédito) suele ser indicativo de un recalentamiento económico que termina reventando. Un reventón de los emergentes es, ahora mismo, uno de los principales riesgos que amenaza la recuperación global.
- ¿Resulta positivo, como muchos piensan, que los tipos de interés sigan tan bajos?
Que las políticas monetarias ultraacomodaticias sigan en pie seis años después de que empezaran y que, de hecho, se hayan terminado generalizando a todo Occidente, no es en absoluto positivo. Uno podría defender una política monetaria acomodaticia en momentos de pánico financiero: esa era, de hecho, la función original que se atribuía a los bancos centrales (prestamistas de última instancia en momentos de interrupción de los flujos financieros). Pero ahora mismo, estas entidades pretenden impulsar el crecimiento generalizando las expectativas de que los tipos de interés van a continuar cercanos al 0% tanto tiempo como sea necesario. No olvidemos que la actual crisis ya se debió a las distorsiones provocadas por la laxitud de los bancos centrales: y, por desgracia, están repitiendo el experimento.
En el Máster en Economía UFM-OMMA que codiriges impartes una materia, la más extensa del programa, a la que has dedicado buena parte de tu labor investigadora, la teoría monetaria y bancaria, ¿por qué consideras que un economista debe estar dotado de una buena teoría monetaria?
La teoría monetaria y financiera es clave para comprender la mayor parte de las interacciones económicas que tienen lugar en una economía capitalista: el capitalismo no son sólo intercambios, ni tan siquiera sólo intercambios dinerarios, sino sobre todo intercambios financieros. Una persona equipada con un buen bagaje de teoría monetaria y financiera puede terminar comprendiendo a la perfección la operativa de los bancos tradicionales, de la llamada banca en la sombra, de los ciclos económicos o de los tipos de cambio. A todo ello nos dedicamos en esta asignatura del máster.
Pero en el Máster abordas más áreas como la coyuntura económica, el análisis del socialismo y las políticas públicas, ¿qué destacarías del enfoque que ofreces en esas materias?
Por supuesto. El máster es un programa para aprender economía de manera integral: no nos centramos sólo en teoría monetaria, sino también en muchos otros campos. Por ejemplo, hacemos un repaso por las principales políticas implementadas por el Estado para corregir los presuntos "fallos del mercado" en muchos ámbitos (educación, sanidad, pensiones, mercado de trabajo, I+D…) o analizamos con detalle los múltiples problemas de funcionamiento que caracterizaban al llamado "socialismo real" y por los cuales terminó fracasando. En otras materias, a los alumnos también se les forma en organización e innovación empresarial, en comercio global, en teoría tributaria, en historia económica y del pensamiento económico, incluso en psicología del comportamiento aplicada a entender los sesgos de los individuos. Sinceramente, creo que se trata de un máster muy completo para cualquier persona interesada en aprender Economía desde cero.
Porque, Juan Ramón, ¿alguien que parta desde cero podrá sacar partido al máster y aprender en un año gran parte de las materias que ofrecen los grados de Economía?
El máster está concebido para que cualquier persona pueda empezarlo y, siempre que le dedique suficiente tiempo al estudio y a la lectura, mantener un ritmo de aprendizaje de alto nivel. Además, se trata de un programa online, con las clases en directo, es decir, un máster donde profesor y alumno van a interactuar en tiempo real (como en cualquier universidad al uso) pero a través del ordenador: eso facilita que el alumno pueda seguir las clases viva dónde viva y que, además, si se pierde alguna sesión, pueda verla grabada más tarde.