La evolución de las cuentas públicas durante el primer semestre del año arroja dos datos preocupantes. Por un lado, el déficit público tan sólo se ha reducido un 11% en el último año, y, por otro, este escaso descenso anticipa el probable incumplimiento del objetivo de déficit para 2015, fijado por Bruselas en el 4,2% del PIB.
En concreto, el agujero presupuestario se situó en 31.411 millones de euros hasta el pasado junio, equivalente al 2,9% del PIB, tal y como avanzó Libre Mercado. El grueso de este desequilibrio se concentra en el Gobierno central, con un déficit de 20.611 millones, seguido de las CCAA (-8.782 millones y 0,8% del PIB) y la Seguridad Social, cuyo descuadre, de 4.361 millones, se ha disparado un 200% en el último año.
La Administración Local, por el contrario, duplicó su superávit en comparación con el primer semestre de 2014, tras lograr un excedente de 2.343 millones de euros. De este modo, los gobiernos regionales ya han superado en junio el límite de déficit marcado para todo el año.
Así pues, el déficit público total tan sólo se ha reducido en 3.850 millones entre junio de 2014 y junio de 2015, tras bajar apenas un 11%. El problema es que, de mantenerse este ritmo, España incumpliría el objetivo marcado para todo el año.
El conjunto de las Administraciones Públicas registró un desfase de 61.319 millones de euros en 2014, equivalente al 5,8% del PIB, al borde del umbral fijado por Bruselas. Sin embargo, este agujero debería bajar hasta el 4,2% del PIB en el presente ejercicio, equivalente a unos 45.360 millones de euros.
Es decir, España tiene que reducir el déficit en unos 16.000 millones en 2015, pero, hasta el pasado junio, dicha disminución no alcanza siquiera los 4.000 millones. El sector público, por tanto, tendría que triplicar su esfuerzo de contención presupuestaria para reducir otros 12.000 millones en la segunda mitad del año con respecto al pasado ejercicio y, de este modo, lograr la meta del 4,2% de déficit.
Habría que retroceder hasta el segundo semestre de 2012, donde se aprobaron los recortes de gasto más impopulares de la actual legislatura, para observar un ajuste de similar naturaleza. En un contexto preelectoral como el actual, nadie contempla dicho escenario, más bien al contrario.
De hecho, los datos disponibles de ejecución presupuestaria indican que la escasa reducción del déficit lograda hasta junio descansa exclusivamente sobre los hombros de la recuperación económica, ya que responde, por un lado, al incremento del PIB y, por otro, a la subida de la recaudación fiscal, con un avance de casi 6.400 millones (+3,3%) respecto al primer semestre de 2014.
Mientras, el gasto público ha crecido en unos 2.500 millones de euros durante el mismo período, un 1,1% más a nivel interanual. Mucho tendrían que cambiar las cosas para que el déficit cayera de forma muy sustancial de aquí a cierre de año con el fin de no superar el umbral del 4,2%.