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Así estalló el escándalo Volkswagen

El gigante alemán de automoción se enfrenta a una multa de 18.000 millones de dólares tras descubrirse que manipularon vehículos en todo el mundo.

El gigante alemán de automoción se enfrenta a una multa de 18.000 millones de dólares tras descubrirse que manipularon vehículos en todo el mundo.
Fotografía de un concesionario de Audi en EEUU | EFE

El mundo del automóvil se tambalea. Las acciones de las empresas del sector en todo el mundo se han desplomado este martes a causa de la investigación que EEUU ha abierto a Volkswagen por eludir las normas medioambientales. Tras este escándalo, el fabricante alemán ha perdido más de 26.000 millones en bolsa y el sector está bajo la lupa de Washington.

El viernes, la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU (EPA, por sus siglas en inglés) reveló que Volkswagen utilizó software para falsear las emisiones de los modelos Jetta (2009-2015), Beetle (2009-2015), Audi A3 (2009-2015), Golf (2009-2015) y Passat (2014-2015). La compañía trucó sus coches para eludir las estrictas normas medioambientales, pero ¿cómo llevaron a cabo esta manipulación?

Los vehículos de la marca alemana pasaban la revisión de control de EPA sin problemas, ya que se ajustaban a los estándares exigidos. Por ello, durante un tiempo nadie notó nada extraño. La compañía había instalado un software en el vehículo que detectaba la posición del volante, los cambios de velocidad y demás procedimientos que indicaban a este sistema que el coche estaba pasando una revisión para, de este modo, reducir las emisiones contaminantes.

Con este sistema, cuando el vehículo volvía a su velocidad habitual todo volvía a su normalidad y las emisiones volvían a aumentar, superando así los niveles permitidos. La empresa alemana ha reconocido que este sistema está presente en 11 millones de vehículos, aunque no en todos está activo. Los vehículos manipulados en EEUU rozan las 500.000 unidades.

En paralelo, mientras estos coches circulaban por EEUU con mayores emisiones de lo habitual, el Consejo Internacional para el Transporte Limpio (ICCT) -una organización no gubernamental con oficinas en Washington, San Francisco y Berlín- encargó a investigadores de la Universidad de Virginia Occidental que hicieran pruebas a las emisiones de automóviles diésel. El grupo confiaba en encontrar que los modelos vendidos en EEUU contaminaban menos que los de otros mercados debido a las mayores exigencias medioambientales.

Sin embargo, la sorpresa fue estrepitosa. Según los informes del organismo, las pruebas al Volkswagen Jetta 2012 y al VW Passat 2013 sorprendieron con resultados opuestos: los dos modelos emitían más óxido de nitrógeno del permitido por la ley. En contraposición, un tercer modelo, el BMW X5, estaba, en general, en los límites de lo permitido, según Reuters.

Según el director ejecutivo de ICCT, Drew Kodjak, su hipótesis era "que todos estos autos pasarían las pruebas". En mayo de 2014, el ICCT alertó a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y a los reguladores de California (CARB) sobre sus hallazgos.

Pero esta iniciativa no acabó con el asunto. CARB, en cooperación con la EPA, dijo que quería pruebas de verificación, que realizó en mayo de 2015. En julio, CARB notificó a VW que las pruebas aún mostraban excesos de emisiones, resultados que compartió con los reguladores federales.

No fue hasta que EPA y CARB amenazaron con retener la certificación para los modelos diésel 2016 que VW revisó sus explicaciones a comienzos de septiembre. "Sólo entonces VW admitió que había diseñado e instalado un dispositivo de anulación en los vehículos en la forma de un sofisticado algoritmo de programación que detectaba cuándo un vehículo estaba siendo sometido a pruebas de emisiones", dijo la EPA en una carta del 18 de septiembre a VW. Desde ese instante el sector del automóvil comenzó a temblar.

La compañía germana, cuya capitalización bursátil era de 77.800 millones el viernes, ha perdido 26.450 millones en dos sesiones, hasta situarse el martes en 51.350 millones de euros. Volkswagen se expone a unas multas en EEUU de hasta 18.000 millones de dólares (16.070 millones de euros). Ahora, la cuestión está en si otras empresas automovilísticas también han manipulado los estándares medioambientales de EEUU.

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