Los sondeos, finalmente, fallaron. La coalición de izquierda radical Syriza ganó claramente las elecciones generales este domingo respecto a los conservadores de Nueva Democracia, a diferencia del estrecho margen que atisbaban las encuestas. Alexis Tsipras encara, pues, su segundo mandato como primer ministro de Grecia, tras lograr el 35,5% de los votos y 145 escaños de un total de 300, mientras que Nueva Democracia obtuvo el 28,1% y 75 diputados.
Syriza repetirá gobierno gracias a la alianza con sus socios nacionalistas de Griegos Independientes (Anel), que logró un apoyo del 3,6% y 10 parlamentarios, de modo que sumarán entre ambos 155 diputados, aunque siete menos que en la legislatura anterior.
Por su parte, los nazis de Amanecer Dorado rozaron el 7% de los votos (18 escaños), consolidándose así como tercera fuerza, seguidos del socialdemócrata Pasok (6% y 17 escaños), los comunistas de KKE (5,55% y 15 escaños) y el centrista To Potami (4,1% y 11 escaños). La novedad es que, por primera vez, entra en el Parlamento la Unión de Centristas, una formación fundada hace más de dos décadas, que nunca logró un escaño y que, con algo más del 3%, consigue 9 diputados, al tiempo que queda fuera del hemiciclo la recién nacida Unidad Popular, formación escindida de Syriza y liderada por el exministro Panayotis Lafazanis, tras lograr el 2,86% de los votos, por debajo del umbral mínimo del 3% que establece la ley en Grecia.
A pesar de la histórica abstención registrada, próxima al 45% del electorado, en un país en el que, en teoría, el voto es obligatorio, Syriza revalida su mandato por otros cuatro años, aunque con un programa muy diferente del que presentó para vencer en los pasados comicios de enero. De hecho, Tsipras ha incumplido todos y cada uno de los compromisos electorales del programa inicial de Syriza, ha vuelto a hundir el país en la crisis, decretando además un corralito, y ha firmado un tercer rescate internacional, cuyas condiciones son aún mas duras que el programa previo.
Sin embargo, pese a todo, los griegos han vuelto a confiar en Tsipras, fortaleciendo con ello su liderazgo político, gracias, en buena medida, al gran descrédito que todavía generan los dos partidos tradicionales que gobernaron Grecia en los últimos 40 años, en un contexto de profunda corrupción y clientelismo. Nueva Democracia se mantiene como el principal partido de la oposición, pero el Pasok casi ha desaparecido del mapa y, hoy por hoy, su espacio ideológico lo ocupa Syriza.
La cuestión es que, si bien Tsipras repite en el cargo, su actual mandato ya no tiene nada que ver con el anterior, ya que su programa no es otro que el tercer rescate acordado este verano con los acreedores internacionales del Estado heleno. De ahí, precisamente, que tanto la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) como los inversores hayan aplaudido su reelección como primer ministro.
No en vano, fue Tsipras quien intentó chantajear a los socios comunitarios y, ante la inminente salida del euro, dió marcha atrás y aceptó todas las condiciones de los acreedores para evitar la quiebra mediante un nuevo préstamo de 86.000 millones de euros.
Bruselas y los mercados aplauden
La Comisión Europea felicitó este lunes a Tsipras por su victoria y recalcó que ahora tiene el "mandato" para aplicar las reformas incluidas en el tercer rescate.
"Fue bajo el liderazgo de Alexis Tsipras que Grecia ya se comprometió a un programa ambicioso de reformas para reconducir la economía griega y devolver a Grecia al camino del crecimiento y el empleo", recalcó el portavoz comunitario, Margaritis Schinas. "Habiendo firmado el acuerdo para esto hace tan solo un mes, el nuevo Gobierno tendrá ahora el mandato de llevar a cabo estas reformas", subrayó, a la vez que advirtió de que "hay mucho trabajo por delante y no hay tiempo que perder".
Analistas e inversores, por su parte, coinciden en que el resultado de las elecciones refuerza la legitimidad de Tsipras para aplicar las reformas y ajustes fijados en el rescate, avanzando así un escenario de mayor estabilidad política para Grecia. Prueba de ello es que la rentabilidad de la deuda pública helena a 10 años amaneció este lunes estable, manteniéndose en el entorno del 8%, su valor más bajo de 2015, y muy alejado del 20% que llegó a rozar el pasado julio, cuando el país estuvo a un paso de salir del euro.
Además, desde que Tsipras aceptó el tercer rescate, la fuga de capitales se ha detenido e incluso parte del dinero huido bajo el gobierno de Syriza ha empezado a regresar a Grecia. La estampida de capitales ascendió a cerca de 77.000 millones de euros hasta el pasado julio. Sin embargo, tras el acuerdo alcanzado con los acreedores, este flujo se ha invertido, ingresando cerca de 6.000 millones de euros en flujos de capitales en los dos últimos meses.
Cinco razones básicas
Pero, ¿en qué se basa dicho optimismo? El banco de inversión alemán Berenberg resume en una nota las cinco claves para pensar que la reelección de Tsipras era el mejor escenario político para el país heleno:
1. Porque tras largos años de crisis, la inmensa mayoría de los griegos (más del 80%) apoya a partidos comprometidos con mantener a Grecia dentro del euro y de la UE, incluido Syriza, aunque ello implique dolorosas e impopulares reformas.
2. Porque estas elecciones han dejado fuera del Parlamento al ala más radical de Syriza, los diputados díscolos que haN creado Unidad Popular, una formación de extrema izquierda que, con tal de rechazar la troika, los rescates y la austeridad, aboga incluso por abandonar la moneda única. "Los griegos han dejado claro que no quieren más locuras ultraizquierdistas", enfatiza la entidad.
3. Porque un "Tsipras escarmentado" tendrá ahora que aplicar el rescate que él mismo negoció y acordó tras percatarse, finalmente, de que Europa no iba de farol. Gracias a que Tsipras es un izquierdista, cuyo mandato ha sido revalidado por la población, puede ser capaz de "superar la resistencia de los sindicatos contra las reformas pro-mercado mejor que un partido de centro derecha".
4. Porque, ahora que Syriza se ha librado de su ala más radical, "tiene un mandato claro para hacer lo necesario con el fin de mantener a Grecia en el euro". Además, tanto en el partido en el gobierno como el líder de la oposición son ahora "pro-europeos".
5. Y, por último, porque Nueva Democracia cuenta con suficiente fuerza en la oposición como para lograr el gobierno en caso de que Tsipras fracase de nuevo en su segunda legislatura y tenga que convocar elecciones en uno o dos años.