Que el sistema público de reparto está en crisis, no hay ninguna duda. Las reformas aprobadas en los últimos años han retrasado la edad de jubilación y han reducido las futuras prestaciones mediante la ampliación de la base de cálculo y la aplicación de factores correctores, pero, aún así, no es suficiente. El PP, por ejemplo, ya plantea que una parte de las pensiones contributivas, como las de viudedad y orfandad, cuya cuantía ronda los 23.000 millones de euros al año, se financie vía impuestos en lugar de cotizaciones sociales, como hasta ahora.
Y el problema es que la insostenibilidad del actual sistema se agravará con el paso del tiempo debido al declive demográfico y al progresivo envejecimiento de la población. Como consecuencia, España avanza hacia una pensión básica de carácter asistencial, con escasas diferencias entre la pensión máxima y mínima, que, en todo caso, debería ser complementada mediante mecanismos de ahorro privado, tal y como advirtió recientemente el gobernador del Banco de España, Luis Linde.
En este sentido, Javier Díaz-Giménez, economista y miembro del Foro de Expertos de Mi Jubilación, explica que el sistema español se parecerá cada vez más al británico. Reino Unido "tiene una pensión básica que, independientemente de tu base de cotización, salvaguardando unos mínimos y al ser un sistema de reparto, es la misma para todo el mundo, alrededor de los 1.000 euros, y el resto lo complementa con planes de empleo que están en fase de transición y que van a ser obligatorios para todos los cotizantes de la Seguridad Social".
¿Puede llegar a ser el sistema español como el británico? "Sí, es posible. Es similar al holandés, que es una pensión básica y un ahorro complementario. Si al sistema español le aplicamos el índice de revalorización de las pensiones y el factor de sostenibilidad con una inflación cercana del 2% vamos a ver que el valor de las pensiones españolas va a ir cayendo y que dentro de 20 años tendremos una pensión básica para todos -ricos y pobres- en torno a los 1.000 euros y que, dentro de unos años, tendríamos que empezar a complementarlo en serio con planes de ahorro personales o de empleo", aclara.
El factor de sostenibilidad
El Instituto BBVA de Pensiones aclara que el factor de sostenibilidad es uno de los ejes fundamentales de la reforma de las pensiones en España. "Se aplicará a partir del año 2019 y viene a añadir dos nuevas variables al cálculo de la pensión a las ya existentes actualmente, como son la edad de jubilación, los años cotizados, la cuantía cotizada, etc. Desde su entrada en vigor, se tendrá en cuenta al calcular la primera pensión de jubilación de los nuevos jubilados su esperanza de vida en dicho momento".
Y dado que la esperanza de vida tiende a aumentar, los futuros jubilados vivirán más años como tales que los actuales jubilados. Por tanto, "sus derechos cotizados durante la etapa activa deberán repartirse durante un número mayor de años, por tanto, aunque de manera global recibirán de manera equivalente a los jubilados actuales, la cuantía mensual será más reducida. Es decir, se cobrará menos al mes, pero durante más años".
Será necesario esperar a la evolución definitiva de la esperanza de vida en 2019 (en ese año se tomarán como referencia el lustro 2013-2017, dejando un año de margen, 2018, para contar con datos cerrados) para tener cálculos precisos, pero, según la entidad, se estima que "en el primer año de aplicación, esta variable supondría un descuento en la pensión del 0,47%. Por tanto, un pensionista que se jubilara en 2018 y cobrara una pensión de 1.000 euros, pasaría a cobrar 995,3 euros si lo hiciera en 2019".
El problema demográfico
Por su parte, Mercedes Ayuso, perteneciente también al Foro de Expertos de esta organización, aclara que "en España hemos sufrido un cambio muy significativo. Si hasta 1970 la mitad de la población era menor de 30 años de edad, en 2014 el 50% de la población tenía al menos 42 años de edad. Las estimaciones indican que para 2020 la mitad de la población tenga 50 años de edad". Como consecuencia, "hay un estrechamiento en la base de la pirámide [poblacional] y un ensanchamiento muy significativo en la punta de la pirámide".
Además, a la mayor esperanza de vida se van a ir añadiendo una serie de indicadores, como son la ratio de dependencia de población de los mayores de 65 años con respecto al intervalo de población comprendido entre los 15 y los 65 años. "Si en 1970 teníamos en España 16 personas jubiladas por cada 100, en 2014 esto aumenta a 26 personas y se estima que en 2050 tendremos más de 60 personas jubiladas por cada 100 personas en edad de trabajar, es decir un jubilado por cada 1,5 posibles trabajadores".