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Cinco gráficos preocupantes sobre la deuda de China

La deuda total de China, sumando pública y privada, se ha duplicado desde 2007 hasta rozar el 300% del PIB.

La deuda total de China, sumando pública y privada, se ha duplicado desde 2007 hasta rozar el 300% del PIB.

Todos los países, tanto desarrollados como emergentes, tuvieron que reaccionar tras el estallido de la crisis financiera internacional en 2007. Mientras EEUU y Europa se enfrentaban al pinchazo de sus respectivas burbujas crediticias, China, convertida ya en segunda potencia mundial, decidió impulsar el consumo interno para paliar la debilidad económica de sus principales clientes extranjeros mediante la puesta en marcha de grandes planes de estímulo.

Así, Pekín desplegó a partir de 2008 y 2009 un colosal programa de inversiones públicas, una especie de Plan E chino, al tiempo que el Gobierno disparó las subvenciones a las industrias del país y su banco central redujo de forma sustancial los tipos de interés y facilitó la concesión de crédito, tanto empresarial como hipotecario

Todos estos estímulos fiscales y monetarios han desembocado en un sustancial endeudamiento del sector público y privado en China. El Gobierno central disparó su deuda y muchos ayuntamientos recurrieron a ingentes créditos bancarios, cuya concesión estaba garantizada gracias al control estatal de las entidades financieras, mientras que numerosas empresas aprovecharon las facilidades crediticias para ampliar su capacidad de producción y acometer grandes proyectos de inversión a largo plazo.

En 2012, cuando el crecimiento de China comenzó a mostrar los primeros síntomas de debilidad, las autoridades respondieron con más estímulos de similar naturaleza: más inversión pública y mayor laxitud financiera para impulsar el consumo interno. Hoy, tras el estallido de la crisis china, empiezan a percibirse los frutos de esa errónea política económica.

La primera señal de alerta visible es el aumento del déficit público. Aunque no existen estadísticas oficiales, el think tank Bruegel estima que China registra un agujero fiscal próximo al 11% del PIB, uno de los más altos del mundo.

Déficit público de China

Como consecuencia, la deuda pública de China se situá hoy por encima del 53% del PIB. Aunque, a priori, pueda parecer una cifra pequeña en comparación con el mundo desarrollado, lo preocupante es su evolución, ya que su ritmo de crecimiento en los últimos años no tiene parangón con otros países y, de hecho, supera incluso a Japón, el rey de los estímulos fiscales.

Deuda pública de China y de Japón

Bruegel también pone el acento en la deuda de las empresas, cuyo volumen se ha duplicado en los últimos 14 años. Sin embargo, el problema, en este caso, no radica tanto en su aumento como en su sostenibilidad financiera. Casi un tercio de las grandes empresas chinas padecen una situación financiera vulnerable, ya que su flujo de caja operativo es insuficiente para cubrir el pago de intereses debido a la caída de sus ingresos.

Vulnerabilidad financiera de las grandes empresas chinas

Además, debido a la enorme demanda de crédito que se ha producido en los últimos años, una parte sustancial de las empresas chinas, especialmente las de menor tamaño, recurrieron a la denominada banca en la sombra (shadow banking) para endeudarse, asumiendo mayores riesgos. Esta deuda en la sombra podría rondar el 30% del PIB chino, según las estimaciones de dicho organismo.

A ello se suma el hecho de que la laxitud monetaria aplicada por la FED estadounidense, junto a la depreciación del dólar, facilitó la obtención de préstamos a través de los bancos internacionales. Como resultado, la exposición de los bancos y empresas chinas a la deuda emitida en dólares se ha disparado en los últimos años. El problema ahora es que la reciente devaluación del yuan se traduce en un mayor endeudamiento y, por tanto, en mayores costes de financiación para las empresas chinas que optaron por esta vía.

Exposición china a deuda emitida en dólares

Los hogares tampoco se quedan atrás, ya que muchos se lanzaron a la compra de vivienda a precios muy elevados. Aunque China cuenta con una de las tasas de ahorro más altas del mundo, cerca al 50% del PIB, numerosas familias optaron por la vía fácil del apalancamiento, no sólo para comprar un piso, sino incluso para invertir en Bolsa, pensando que ésta seguiría subiendo.

Con todo, la deuda total de China, sumando pública y privada, escaló hasta el 284% del PIB en 2014 y todo apunta a que podría haber alcanzado el umbral del 300% este año, según las estimaciones de Bruegel. La deuda del gigante asiático se ha duplicado desde 2007, momento en el que estalló la crisis financiera internacional.

Deuda total de China

"Sobre esta base, parece claro que China ya no puede utilizar las viejas recetas para estimular su economía. Esto sólo induciría apalancamiento adicional, y China necesita todo lo contrario. El desapalancamiento será doloroso a corto plazo, ya que la inversión tendrá que bajar aún más de lo que lo ha hecho. Yo aconsejaría a las autoridades chinas que se olviden de aprobar más estímulos fiscales y monetarios, y presionen para acelerar el desapalancamiento: mejor padecer más dolor ahora para lograr un crecimiento más sostenible después", concluye Alicia García-Herrero, analista de Bruegel.

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