Como bien aprendieron millones de personas en los momentos más delicados de la crisis de deuda, el mercado secundario sirve como termómetro para medir la evolución del coste de financiación que enfrentan los gobiernos. Es por eso que, durante meses, la "prima de riesgo" se convirtió en un auténtico quebradero de cabeza para los intereses de nuestro país.
Algo parecido está ocurriendo en el caso del Ayuntamiento de Madrid. La clave está en un bono emitido con vencimiento el 16 de junio de 2021. Este título salió al mercado secundario cotizando a un interés del 4,35% que suponía un diferencial de apenas 0,05 puntos frente al coste de financiación que enfrenta el Tesoro.
Lamentablemente, fuentes consultadas por Libre Mercado apuntan que se ha disparado la diferencia entre los intereses que paga la deuda nacional y el tipo al que se negocia el pasivo municipal. Así, frente al Tesoro + 0,05 que comentábamos antes, el nuevo escenario de financiación arrojaría un encarecimiento de más de 100 puntos básicos, hasta llegar a un planteamiento superior a un Tesoro + 100.
Lo vemos en la gráfica del bono METMAD, con un brusco cambio a peor en la cotización tras la llegada de Ahora Madrid al poder:
El efecto Carmena parece claro: su llegada al poder ha hecho que se dispare la financiación de Madrid. Expresando lo ocurrido de forma sencilla, esto equivale a que, en cuestión de meses, el banco pase de ofrecernos un préstamo a seis años con un interés del 4,35% a brindarnos el mismo acuerdo con un coste del 5,35%.
Fuentes consultadas por este diario aseguran que el concejal de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez, le quita hierro al miedo que pueda despertar Ahora Madrid en los mercados alegando que no tiene previsto salir a buscar financiación. No obstante, este aumento del coste de financiación que ofrecen los inversores sí afecta al Consistorio.
¿Por qué? La clave radica en la tendencia. Cuando el mercado secundario arroja mejores condiciones de financiación de las negociadas, un Ayuntamiento puede esgrimir este cambio a mejor como un argumento a favor de un abaratamiento de las condiciones en las que está negociada la deuda pública.
Imaginemos que el efecto Carmena fuese el contrario y que las condiciones de negociación de la deuda municipal en el mercado secundario alcanzasen niveles más atractivos que los contemplados en las emisiones de deuda ya realizadas. En ese caso, el gobierno municipal sí podría reestructurar el pasivo local con éxito, obteniendo mejores condiciones en caso de acuerdo.
Sin embargo, plantear una reestructuración de la deuda coincidiendo con un repunte del coste de financiación se antoja mucho más complejo, por no decir imposible.