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La transición de Alexis Tsipras: de revolucionario a mejor aliado de la troika

Tsipras se compromete a aplicar un amplio programa de reformas y ajustes, pero su popularidad se mantiene casi intacta por el momento.

Tsipras se compromete a aplicar un amplio programa de reformas y ajustes, pero su popularidad se mantiene casi intacta por el momento.

La gran paradoja de Alexis Tsipras es que, a diferencia de lo que sucedió con sus antecesores, se podría convertir en el mejor y más fiel aliado de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) en caso de que cumpla las nuevas condiciones acordadas en el tercer rescate heleno.

El primer ministro de Grecia y líder de la coalición de extrema izquierda Syriza lleva cinco años criticando con dureza los rescates internacionales y la senda de austeridad y reformas estructurales que exigían a cambio los acreedores. Por ello, Tsipras llegó al poder el pasado enero con un programa electoral centrado en tres grandes objetivos: rechazar el rescate, revertir los recortes de gasto y las medidas de liberalización económica que pedía la troika e impagar la deuda pública.

Tsipras cruza todas sus 'líneas rojas'

Hoy, ocho meses después, la realidad es que el líder heleno ha incumplido sus promesas tras cruzar todas y cada una de las líneas rojas a las que se había comprometido. El plan inicial de Syriza consistía, por un lado, en lograr un rescate incondicional por parte de Europa empleando a modo de chantaje las desastrosas consecuencias que supondría para el conjunto de la Unión la salida de Grecia del euro; y, por otro, anular las escasas reformas aplicadas por los anteriores gobiernos helenos, apostando así por nuevos aumentos del gasto público, subidas de impuestos, nacionalización de empresas y una mayor rigidez económica y laboral.

Sin embargo, tras el fallido órdago lanzado por Syriza, Tsipras ha terminado aceptando un tercer rescate, cuyas condiciones son aún más duras y exigentes que los anteriores programas de asistencia. El ajuste presupuestario comprometido asciende a cerca del 5% del PIB a cambio de un nuevo préstamo de hasta 86.000 millones de euros en tres años con el fin de evitar la quiebra estatal y permanecer en la zona euro.

Según consta en el memorando de rescate, el Gobierno griego se ha comprometido, entre otros aspectos, a reformar el sistema público de pensiones (elevando la edad de jubilación a 67 años, recortando las futuras prestaciones y limitando las prejubilaciones), eliminar los subsidios a los agricultores, implementar un estricto calendario de privatizaciones de empresas y activos públicos, subir el IVA, flexibilizar el mercado laboral, liberalizar el sector servicios... En definitiva, todo un reguero de medidas que contradice, punto por punto, el programa de Syriza.

Ante tal cesión no es de extrañar que la coalición que lidera Tsipras se haya dividido en dos, tal y como escenificó la votación del tercer rescate en el Parlamento griego el pasado viernes. Casi un tercio de los diputados de Syriza votaron en contra y Tsipras perdió la mayoría que necesita para garantizar la estabilidad de su gobierno, de modo que, tarde o temprano, tendrá que someterse a una moción de confianza y un posible adelanto de las elecciones.

Posible factor de estabilidad política

Pero lo curioso es que la sorprendente transición de Tsipras, de líder cuasi revolucionario a firme aliado de la troika, podría traducirse en un importante factor de estabilidad política para llevar a cabo los ajustes y reformas que necesita Grecia, según diversos analistas.

Así, lo primero que llama la atención es que la aprobación del tercer rescate -y sus condiciones- ha logrado el mayor apoyo político de la crisis, ya que fue respaldado por 222 diputados griegos (de un total de 300) frente a los 172 votos favorables que registró el primer programa de asistencia en mayo de 2010 o los 199 del segundo rescate en febrero de 2012. De hecho, incluso ha recabado cierto apoyo social, tal y como evidencia la ausencia de grandes manifestaciones y huelgas contra el Gobierno tras la firma del memorando.

Otro dato positivo a tener en cuenta es que si, finalmente, se convocan elecciones, el ala más radical saldrá del partido y concurrirá bajo unas nuevas siglas, convirtiendo a Syriza en una formación de centro izquierda, mucho más moderada, ocupando con ello el hueco vacío que ha dejado el hoy casi desaparecido Pasok (el PSOE griego). Y es que Tsipras sigue gozando de una elevada popularidad entre los griegos, pudiendo revalidar mandato en caso de que convoque elecciones, según las encuestas, a pesar de haber incumplido sus promesas y aceptar las exigentes condiciones del tercer rescate.

Así pues, si se mantiene en el poder, y siempre y cuando cumpla la senda de austeridad y reformas que incluye el rescate, Tsipras podría convertirse, paradójicamente, en el líder griego más valorado por la troika, ya que garantizaría el período de estabilidad política que necesita Grecia para poder completar su ajuste y salir por fin de la crisis.

Los escasos meses que lleva Syriza en el Gobierno han sido un absoluto desastre para el país, ya que Grecia ha caído de la nuevo en la recesión y sufre los terribles embates del corralito bancario, con la confianza económica en mínimos históricos, tal y como muestra el siguiente gráfico.

Sin embargo, los gobiernos de la zona euro, empezando por Alemania, también saben que si Tsipras cumple, lo cual está por ver, podría ser la última tabla de salvación para que Grecia siga en el euro.

A finales de julio, en pleno corralito y tras aceptar el tercer rescate, los sondeos otorgaban a Syriza más del 33% de los votos frente al 18% de Nueva Democracia, el 6,1% de Potami, el 5,3% de Amanecer Dorado y el 3,6% de Pasok. Si Tsipras vuelve a ganar unas hipotéticas elecciones anticipadas, "puede convertir de facto a Syriza en una versión del centro-izquierda del Pasok", lo cual tendría dos importantes ventajas, según los analistas del prestigioso banco de inversión Berenberg:

  • Por un lado, la moderación de Syriza tras la salida de la facción más radical del partido.
  • Y, por otro, la implementación de un programa de rescate más centrado en las reformas de liberalización que necesita Grecia para volver a crecer sobre cimientos sólidos.

"El acuerdo [sobre el rescate] y la reciente muestra de que Tsipras está ahora cooperado estrechamente con las instituciones europeas podría ser mucho más importante para la confianza, la inversión y las perspectivas económicas de Grecia que los meros detalles fiscales del acuerdo, los cuales, una vez más, tienden a las subidas de impuestos", aclara la firma.

Todo ello no garantiza, en ningún caso, que el tercer rescate vaya a funcionar, ya que todo dependerá de la voluntad de Tsipras para cumplir los compromisos acordados y de la fortaleza política que le otorguen los propios griegos, pero, al menos, su inesperada y radical transformación posibilita una nueva oportunidad para Grecia.

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