Se definen como una compañía "amable" a la que no le gusta entrar en polémicas con nadie y sólo busca expandirse y centrarse en su negocio. BlaBlaCar se ha vuelto a ver salpicada hace unos días por la polémica después de la denuncia que hace apenas unos días le interponía Confebus, la Confederación Española de Transporte en Autobús.
La patronal del transporte acusa a la plataforma de competencia desleal, al considerar que sus conductores no cuentan con licencia de transporte de pasajeros. El juez del juzgado Mercantil número 2 de Madrid, que ya determinó la paralización del servicio de Uber en España, ha citado a la empresa a declarar el próximo 1 de octubre, fecha en la que podría decretar el cierre cautelar.
Nada más conocer la denuncia, desde BlaBlaCar salieron al paso de las acusaciones de Confebús negando "tajantemente" la acusación de competencia desleal por la que la patronal le denuncia. "BlaBlaCar no es un medio de transporte sino una red social que conecta personas particulares que viajan hacia un mismo lugar compartiendo únicamente los gastos del viaje. No existe ánimo de lucro por parte de los usuarios",explicaba la compañía en un comunicado.
Jaime Rodríguez de Santiago-Concha, el nuevo representante en España de la compañía de economía colaborativa, ha hablado con Libre Mercado para reiterar que no son un medio de transporte sino una plataforma para compartir gastos "por lo tanto no hacemos competencia desleal, nos limitamos a facilitar el contacto entre viajero y conductor, algo que lleva existiendo desde hace años".
Y lo cierto es que es así. ¿Quién no ha compartido coche con un amigo, un familiar o un vecino para ir a un destino común compartiendo los gastos? El mánager de BlaBlaCar en España defiende además que no son unos "recién llegados. Llevamos casi 10 años operando, cinco en España y estamos presentes en 19 países". No dejan de sorprenderse por la polémica que se ha generado en torno a su actividad en nuestro país ya que "en ningún país hemos tenido nunca ningún problema. Convivimos con alternativas de transporte tradicional, de hecho, en muchos países como Francia y Alemania hay medidas públicas destinadas a compartir vehículo".
Rodríguez de Santiago señala como hay "toda una cultura alrededor del transporte compartido en estos países europeos. No hemos tenido problemas en otros países y estamos tranquilos porque esperamos no tenerlos aquí". En el tiempo que llevan de actividad han conseguido tejer una red en torno al transporte compartido de más de 20 millones de usuarios, prefieren no dar datos locales porque consideran que lo que están creando es una "sociedad, una comunidad de usuarios que puedan utilizar BlaBlaCar en cualquier país".
Y así es como se definen, como una red social en la que conductores y pasajeros pueden ponerse en contacto, con la finalidad de compartir coche durante un viaje determinado, así como los gastos de combustible del mismo. "Llevamos cinco años en España, siempre hemos tenido una política transparente y de contacto continuo con los servicios públicos. Nunca han puesto en duda la legitimidad de nuestra actividad, más bien al contrario, confían en la economía colaborativa". Desde BlaBlaCar confían además que España dará pasos en este sentido para "ir convergiendo hacia países que son más avanzados en economía colaborativa".
Es por ello que desde la compañía, de capital francés, siguen sin entender la denuncia de la patronal de autobuses ya que "nuestros conductores no hacen una actividad económica, hacen un viaje que ya tenían programado y comparten gastos". Defienden, como ocurre en otros países en los que tienen operaciones, la complementariedad de su servicio con las opciones tradicionales de transporte.
"El coche compartido permite conectar núcleos de población que en muchas ocasiones no están conectados. Por ejemplo; si tu quieres ir de Fuenlabrada a Tortosa, que son dos poblaciones que no son tan pequeñas, en España tendrías que conectar varios medios tradicionales para llegar. Mientras, en coche compartido vas directo, son medios complementarios", añade.
La realidad es que en países como Francia o Alemania el coche compartido convive con el autobús desde siempre. Desde los años 80 el contacto entre viajero y conductor se hacía a través agencias. Por ello, se muestran confiados con el futuro de la plataforma en España: "confiamos plenamente en la justicia y creemos que tenemos un caso bastante solido".
Lejos de meterse en polémicas con los autobuseros aseguran estar centrados en su día a día y reiteran que la denuncia en España es inédita porque nunca han recibido una protesta similar en ningún otro país en el que trabajan. "Convivimos en total armonía con medios de transportes tradicionales en todos los países en los que operamos por lo que estamos muy tranquilos".