Subir los impuestos no siempre implica recaudar más, especialmente cuando se erosionan las bases imponibles y cada vez hay menos contribuyentes pagando al fisco. Un buen ejemplo lo tenemos en nuestro país: de acuerdo con las cifras de la Agencia Tributaria, el número de ciudadanos que declara rentas superiores a los 60.000 euros se ha reducido de forma significativa desde 2007.
En primer lugar está el tramo más privilegiado: aquel en el que los contribuyentes declaran ingresos anuales de al menos 600.000 euros. Antes de la crisis, había 10.500 españoles que entraban en esta categoría... pero los datos de Hacienda apuntan que la cifra se ha desplomado hasta quedarse en menos de 5.000 contribuyentes.
Si bajamos de tramo vemos que el número de declaraciones que reconocía una renta anual de entre 150.000 y 600.000 euros también ha caído fuertemente: pasa de 95.000 a 60.000 personas entre 2007 y la actualidad. Una vez más, estamos ante un desplome considerable, con alrededor de 35.000 contribuyentes menos en este tramo.
Algo similar ha ocurrido en el caso de los trabajadores que situaban sus ingresos entre los 60.000 y los 150.000 euros. Esta categoría agrupaba a 640.000 ciudadanos en 2007, pero la última cifra registrada por Hacienda rebaja esta cifra hasta los 535.000, un descenso acumulado de 105.000 contribuyentes.
Mayor esfuerzo fiscal para los demás
En suma, las cifras arrojan la pérdida de al menos 145.000 declarantes en el tramo de ingresos por encima de los 60.000 euros anuales. Teniendo en cuenta que cada rico aporta al IRPF 160 veces más que un contribuyente medio, este descenso redunda necesariamente en un mayor esfuerzo fiscal por parte de los trabajadores que ganan menos de 60.000 euros por ejercicio.