Desde que se convirtió en primer ministro de Grecia y planteó una renegociación del programa de "rescate" que evitó la quiebra de su país, la postura negociadora de Alexis Tsipras se ha basado en denunciar las políticas de "austeridad" fiscal por considerarlas ineficientes y dañinas.
Teniendo en cuenta que este argumento ha basado su estrategia, tiene gracia que uno de los interlocutores clave con los que se ha encontrado el gobierno de Syriza sea Valdis Dombrovskis. El hoy vicepresidente europeo ocupó entre 2009 y 2014 el cargo de primer ministro de Letonia.
Al frente del gobierno de la pequeña república báltica, Dombrovskis aplicó un profundo abanico de políticas fiscales enfocadas a reducir el gasto público. El contexto económico con el que se enfrentó era aún peor que el de Grecia: en los primeros compases de la Gran Recesión, Letonia vivió una caída del 25% del PIB. Además, el antiguo satélite de la URSS sufrió también el traumático pinchazo de una "burbuja" inmobiliaria similar a la española.
Rescate y ajuste con final feliz
A Letonia, como a Grecia, también se le concedió un rescate. Sin embargo, apenas usó el 58% de los fondos recibidos. ¿Cómo es posible que le diesen la vuelta a la situación? La respuesta radica en el firme programa de ajustes que impulsó Dombrovskis: en conjunto, supuso ahorros del 15% del PIB en el gasto público. El éxito de las medidas devolvió a Letonia a la senda del crecimiento, permitiendo además su entrada en la Eurozona.
Ahora, Dombrovskis ejerce como comisionado europeo para todos los asuntos relacionados con la Eurozona. Este cargo le convierte en uno de los dirigentes comunitarios más influyentes de cara a la negociación con Grecia.
Su línea no es precisamente amable con Tsipras: la semana pasada insistió en que el gobierno heleno quebraría si no accedía a firmar el acuerdo planteado por Juncker y esta semana ha apuntado que, "aunque Grecia haga un referéndum, en el Euro hay otras 18 democracias que deben estar de acuerdo con las decisiones que se vayan a tomar".