El Financial Times ha analizado la situación griega con ánimo de responder las preguntas más complejas que están haciendo los lectores del diario económico británico desde el pasado fin de semana. A continuación recogemos algunas claves de esta serie de dos artículos (I y II).
¿Cuánto tardaría en operar con una nueva divisa?
El dracma no podría aparecer de la noche a la mañana, sino que tendría que ser autorizado por la Organización de Estándares Internacionales, un cuerpo federado con sede en Suiza. La entrada de la nueva divisa en el sistema de pagos sería el segundo trámite formal que deberían seguir las autoridades. En suma, hablamos de dos procesos que podría prolongarse por 48 horas.
No obstante, pasar de una moneda a otra también supone ponderar y renegociar acuerdos y contratos. En este caso, llegar a una situación estable en la que el sector privado pueda actuar con certidumbre podría suponer un retraso de un mes. Por tanto, aunque el cambio técnico podría estar resuelto en dos días, la generalización del nuevo marco monetario sería mucho más lenta.
¿Qué consecuencias tendría salir de la Eurozona?
El colapso en el sistema financiero abriría una cadena de bancarrotas, desencadenando también una fuga de capitales y un desplome de la inversión extranjera. A esto se sumaría la fragilidad del sistema financiero, que mantendría durante años los controles de capitales del "corralito".
¿Qué devaluación sufrirían los griegos?
El gobierno heleno aplicaría una devaluación cercana al 50%, según la mayoría de analistas. Esto significa que los ahorros de los ciudadanos helenos perderían la mitad de su poder de compra de la noche a la mañana. De ahí que muchos griegos hayan sacado el dinero de las entidades financieras del país: el dinero en metálico no puede sufrir esa devaluación, pero el dinero que queda "atrapado" en el sistema bancario sí queda sometido a esa "quita" de su poder adquisitivo.
¿Qué otra alternativa monetaria tiene Grecia?
Por un lado, dejar que circule una moneda paralela sin abandonar el euro. Economistas como el español Pedro Schwartz han hablado de esta posibilidad como una herramienta útil para situaciones como la que está atravesando Grecia.
Por otro lado, también cabe la posibilidad de la salir de la Eurozona pero mantener la moneda europea. Montenegro y Kosovo han adoptado esta fórmula, por lo que no hablaríamos de un terreno por explorar.
¿Qué rol pueden jugar Rusia y China?
Por motivos geopolíticos, los gobiernos de Rusia y China han sido nombrados por los analistas como posibles aliados del Ejecutivo heleno en caso de ruptura con la Eurozona. De momento, parece imposible que cualquiera de estos dos países articule un pacto de urgencia con Grecia.
¿Y a largo plazo? Tampoco en ese supuesto está claro que pueda ocurrir algo así: por un lado, Rusia atraviesa un momento de precariedad financiera y monetaria; por otro lado, aunque China sí tiene margen de actuación, no está claro que el gigante asiático aspire a mover ficha en un escenario tan delicado como el griego.