En el Parlamento griego, el debate sobre la propuesta de Tsipras se ha convertido en un auténtico caos. El polémico e inesperado anuncio de un referéndum ha obligado al primer ministro a explicarse, pero su comparecencia en el hemiciclo de Atenas no ha servido más que para empeorar las cosas.
Tsipras ha criticado "el chantaje de los predicadores europeos de la austeridad". En su opinión, "rendirse ante ellos es rendirse ante una filosofía del castigo (...). Nuestro pueblo tiene derecho a elegir qué tipo de gobierno quiere. Hemos negociado con las cartas encima de la mesa".
El encendido discurso de Tsipras solamente ha servido para enrarecer más aún el clima político que se respira en Atenas. El primer ministro ha llegado a afirmar lo siguiente:
Queridos compatriotas griegos, ante este ultimátum y chantaje, os convoco para que decidáis de forma soberana y con orgullo, como dicta la historia de Grecia, sobre la aceptación de esta propuesta de austeridad estricta y humillante, que no ofrece ningún fin a la vista ni opción que nos permita recuperarnos social y económicamente.
Ante esta dura austeridad autocrática, debemos responder con democracia, serenidad y determinación. Grecia, el crisol de la democracia, debe enviar un claro mensaje democrático a Europa y la comunidad internacional.
Fuerte oposición política
Desde el centro-derecha, el ex primer ministro Andonis Samarás ha acusado al gobierno heleno de poner en peligro "la permanencia en el euro", algo que en Nueva Democracia definen como "el mejor activo" de la economía helena. Al respecto, Samarás ha apuntado que Grecia "se quedará en el euro y en Europa", mostrándose confiado de que la mayoría de ciudadanos "no quiere este suicidio".
También el PASOK ha sido duro con Tsipras. Sin embargo, la derecha nacionalista de ANEL ha mantenido un tono conciliador.