¿Qué pretende realmente Syriza? Atenas remitió este domingo un nuevo documento de propuestas para tratar de alcanzar un acuerdo con sus socios europeos este lunes a fin de desbloquear el último tramo del rescate internacional, equivalente a unos 7.200 millones de euros, y, de este modo, evitar el peor de los escenarios: quiebra, corralito y posible salida del euro del país.
Las expectativas, sin embargo, se truncaron al medio día debido a un confuso cruce de documentos por parte de Atenas. Las últimas propuestas remitidas por el Gobierno de Syriza en materia de reformas llegaron a Bruselas demasiado tarde y en versiones contradictorias, dificultando su evaluación por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).
Por esta razón, el Eurogrupo concluyó sin acuerdo sobre Grecia en la cumbre de emergencia de este lunes, sugiriendo así que podría necesitarse una nueva reunión el jueves. Además, las cambios introducidos por Atenas resultarían, en todo caso, insuficientes, según recordó el Gobierno alemán.
Pero más allá de las medidas concretas que, una vez más, ha presentado Grecia, lo relevante radica en el plan general que, en última instancia, defiende Syriza para solventar la compleja negociación con la troika a medio y largo plazo. Su ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, lleva años defendiendo una fórmula muy concreta para solventar la crisis de Grecia, que, básicamente, se resume en dos puntos: impagar la deuda helena y lograr más dinero de los países del euro. El objetivo no es otro que convertir a Grecia en una especie de Estado subsidiado por el resto de los contribuyentes europeos, tal y como en su día avanzó Libre Mercado.
La clave, sin embargo, es que tras casi cinco meses de negociaciones, el plan original de Varufakis se mantiene más o menos intacto. Y la prueba radica en la intervención que protagonizó durante el Eurogrupo que tuvo lugar la semana pasada, publicada por el propio ministro de Finanzas griego.
Grecia necesita mucho ajuste; pero no el mismo tipo de ajuste que hemos tenido en el pasado. Necesitamos más reformas, no más recortes. Por ejemplo:
- Necesitamos ajustarnos a una nueva cultura de pago de impuestos, no a unos tipos más altos de IVA, que lo único que consiguen es robustecer los incentivos al fraude y acarrear mayor pobreza a los ciudadanos que observan la ley.
- Necesitamos hacer sostenible el sistema de pensiones erradicando el trabajo sin paga, minimizando las jubilaciones anticipadas, eliminando el fraude de los fondos de pensiones, favoreciendo el empleo, no -como piden las instituciones- erradicando el tramo de solidaridad de los más humildes entre los que perciben pensiones bajas, lo que no haría sino hundir aún más en la pobreza a los más pobres entre los pobres despertando la hostilidad popular masiva contra otros conjuntos de medidas de las llamadas reformas.
Así pues, Atenas sigue rechazando las dos principales condiciones que exige la troika para seguir prestando dinero a Grecia: subir el IVA y recortar el insostenible sistema público de pensiones griego. Igualmente, a pesar de que ambas partes han acercado sus posturas para reducir el objetivo de superávit primario al 1% del PIB este 2015, mantienen sus diferencias respecto al límite comprometido para 2016: la troika insiste en la necesidad de alcanzar un superávit del 2,5%, mientras que Grecia pretende suavizarlo hasta el 2% del PIB.
Pero lo realmente importante es que, más allá de este tipo de desencuentros, Grecia pretende ir mucho más allá. Tal y como explicó Varufakis a sus colegas del euro, "en vez de enzarzarnos por medio punto porcentual de medidas [...] ¿por qué no consideramos una reforma permanente más amplia y más profunda?".
Dado que nuestro gobierno jamás volverá a necesitar pedir prestado dinero de sus contribuyentes ni de los contribuyentes que financian al FMI, no tiene sentido mantener un debate entre socios europeos acerca de qué pensionistas son más pobres, en una especie de carrera hacia el abismo. Más bien, deberíamos empezar a hablar de los términos de la devolución de la deuda. ¿Qué volumen deben tener nuestros superávits primarios? ¿Cree alguien seriamente que la tasa de crecimiento es independiente del objetivo primario fijado? [...]
Nuestra propuesta en este frente es simple, eficiente y mutuamente ventajosa. No proponemos más fondos, ni un solo euro nuevo más, para nuestro Estado. Imaginemos el siguiente acuerdo sustentado sobre tres ejes que podría anunciarse en los próximos días:
1. Control sobre el déficit
El primer punto del plan de Varufakis consiste en establecer un sistema de controles automáticos para reducir el déficit heleno mediante la creación de un "Consejo fiscal independiente". Dicho organismo "controlaría la ejecución presupuestaria del Estado, emitiría alertas si pareciera que se viola el objetivo mínimo de superávit primario y, llegado el caso, aplicaría reducciones automáticas del gasto, a todos los niveles, para evitar superar los umbrales prefijados".
Es decir, Atenas se compromete a cumplir los objetivos fiscales marcados por la troika mediante una entidad "independiente" que se encargaría de imponer recortes y subidas fiscales de forma automática, a fin de garantizar la solvencia del Estado. "Consideren esto una propuesta en firme que nuestro gobierno pondrá en ejecución inmediatamente después del acuerdo", añadió Varufakis.
2. Impagar la deuda y prolongar el rescate
Hasta aquí la propuesta griega parecería coherente: algunas reformas y superávit presupuestario. Pero las apariencias engañan, ya que, si bien Varufakis insiste en que Atenas "jamás volverá a necesitar pedir prestado dinero" a la troika, el segundo punto de su plan dice justo lo contrario.
Syriza quiere que el Fondo Europeo de Rescate (ESM, por sus siglas en inglés) le preste más dinero para recomprar la deuda griega en manos del BCE (unos 27.000 millones de euros), cuyo siguiente vencimiento expira a mediados del próximo julio (unos 3.500 millones). Y no contentos con eso, también pide extender el actual programa rescate hasta marzo de 2016, aumentando con ello la cuantía final del préstamo ya concedido.
Es decir, tal y como explica el economista Juan Ramón Rallo, "Syriza no sólo nos pide no pagar lo que ya nos debe, pese a gozar de las condiciones de financiación más generosas y laxas de Europa, nos reclaman que, después de no devolvernos lo adeudado, ¡les sigamos dando crédito hasta, como poco, marzo de 2016! En esa fecha, confían en haber recuperado la confianza de los mercados y en ser capaces de volver a emitir deuda fuera del paraguas del plan de rescate europeo. Pero, ¿y si no es así? ¿Y si los inversores siguen razonablemente desconfiando de Syriza? Pues deberíamos volver a la casilla de salida: o seguimos financiando y refinanciando a Grecia, o ésta suspendería pagos: la institucionalización del ‘extend and pretend’ con el que Tsipras prometió acabar".
3. Un Plan E europeo para Grecia
Pero el despropósito heleno (impago y extensión del rescate a cambio de escasas reformas de liberalización económica y mínimos recortes presupuestarios) aún va más allá, ya que el tercer punto que planteó Varufakis en el anterior Eurogrupo consiste en exigir a Europa mucho más dinero extra.
¿Cómo? Mediante "un programa de inversiones para relanzar la economía griega financiado por el Plan Juncker, el Banco Europeo de Inversión -con el que estamos ya en conversaciones-, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y otros socios que serán invitados a participar", explicó Varufakis. Es decir, una especie de New Deal o Plan E europeo con el que Atenas impulsaría la construcción de grandes obras e infraestructuras públicas para elevar el PIB y crear empleo... Con el dinero de todos los contribuyentes europeos.
Así pues, lo que pretende realmente Syriza, en última instancia, no es más que impagar la deuda, obtener más financiación casi gratuita por parte de los acreedores e incluso beneficiarsde un gran prorama de gasto público europeo a fondo perdido para relanzar su economía. En definitiva, que el Estado griego viva a costa de los demás países del euro.
El chantaje de Syriza
Y todo ello, bajo una amenaza muy explícita:
Aunque algunos, desorientados por los rumores de que una salida de Grecia no sería tan terrible y aun resultaría beneficiosa para el resto de la Eurozona, están resignados a ello, lo cierto es que una salida de Grecia desencadenaría fuerzas destructivas que nadie podría dominar. Los ciudadanos de toda Europa no apuntarán a las instituciones, sino a sus ministros de finanzas electos, a sus primeros ministros electos y a sus presidentes electos. Después de todo, nos han elegido a todos nosotros para promover la prosperidad compartida de Europa y para evitar escollos que puedan abrir vías de agua en Europa.