El Gobierno lanzó un mensaje de tranquilidad a la espera de que se esclarezca el futuro de Grecia. "España no necesita planes de contingencia. Está perfectamente preparada para hacer frente a cualquier contingencia que le llegue de fuera", proclamó Luis de Guindos desde Bruselas, donde tratan de desatascar la delicada situación. En línea, Soraya Sáenz de Santamaría reconoció "cierta volatilidad en los mercados", pero trató de alejar fantasmas sobre las posibles consecuencias para la economía patria.
A ojos del Ejecutivo, la prioridad ahora es trabajar sin descanso para cerrar un acuerdo con Grecia. Aunque, por varias ocasiones, la vicepresidenta quiso dejar claro que Alexis Tsipras tiene la obligación de acatar las reglas de juego. "Debe cumplir con la legalidad" así como "con los acuerdos ya firmados", destacó al término del Consejo de Ministros.
Aún más, Santamaría censuró a Tsipras porque "la falta de reformas" ha colocado a Grecia "en una situación distinta a la que estaba" con el anterior Ejecutivo de corte conservador, cuando la economía helena empezó a cosechar datos positivos. "Estamos dispuestos a ayudarles", aseguró, pero con condiciones. Y las líneas rojas están claras a ojos de Mariano Rajoy: el país tiene que volver a la senda reformista y asumir lo ya acordado con las instituciones acreedoras, formadas por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
Se estudian escenarios
Hecho el primer diagnóstico, y únicamente en privado, el gabinete sí admite su preocupación por los posibles efectos en España. El Ejecutivo confía en que el acuerdo acabe llegando, pero se están analizando los distintos escenarios. De momento, quiso calmar la vicepresidenta, no hay consecuencias negativas "ni para las emisiones de Tesoro Público ni para las perspectivas de crecimiento".
"Esto no es un tema de contagio como era por ejemplo en el año 2010, 2011 o 2012. Esto es completamente diferente. Esto es el futuro de la zona euro. Estamos jugando a algo que es superior, que de alguna forma nos afecta a todos", destacó el titular de Economía, que -no obstante- mostró su frustración por la incapacidad de alcanzar un pacto. "Creo que estamos en un momento delicado. Todo el mundo quiere llegar a un acuerdo, pero evidentemente también hay unas reglas que se tienen que cumplir", dijo a las claras a su llegada a una nueva reunión del Ecofín.
Al término, se reafirmó, pero con otro elemento nuevo por el que presionar a Tsipras. La aceleración de la fuga de depósitos en el país, afirmó, exige un acuerdo "en cuestión de pocos días" para evitar un "accidente". "A veces se presta mucha atención a si se va a pagar este vencimiento o aquel, pero el punto delicado es el tema de los bancos porque eso es lo que de una forma muy rápida te puede llevar a una situación muy difícil", argumentó Guindos, según recoge Europa Press.
Rajoy, que estará dos veces en Bruselas la próxima semana, ha afirmado en varias ocasiones -tanto en público como en privado- que la marcha de la economía española puede verse truncada por cuestiones externas como Grecia y el petroleo. Pero la consigna ahora es repetir una y otra vez que España "seguirá trabajando para lograr un acuerdo", pero vigilando que no haya barra libre para Tsipras.