El economista jefe del Fondo Monetario Internacional acaba de publicar un artículo en su blog en el que reflexiona sobre el bloqueo al que han llegado las negociaciones entre Grecia y sus acreedores. A continuación reproducimos su misiva, en la que apunta a las concesiones necesarias para resolver de una vez por todas la negociación:
El estado de las negociaciones entre Grecia y sus acreedores ha dominado los titulares informativos. En el corazón de la negociación, una pregunta simple: ¿cuánto debe ceder el país heleno y cuánto deben ceder los tenedores de la deuda?
En el programa acordado en 2012 por el gobierno de Atenas, la respuesta era un superávit primario lo suficientemente amplio como para reducir el endeudamiento público. A esto se sumaba el compromiso con una serie de reformas pensadas para aumentar la tasa de crecimiento. En consideración, los socios europeos aportaron la financiación necesaria y se comprometieron con futuras aportaciones a lo largo de la década.
El pacto de superávit primario en los presupuestos fijaba un 3% para 2015 y un 4,5% para 2016. Los desarrollos político-económicos han hecho que esta meta sea inalcanzable, por lo que se ha rebajado este umbral. También se habían introducido medidas pensadas para incrementar el crecimiento a medio plazo y reformas enfocadas en facilitar el ajuste fiscal. Todo esto también ha tenido que ser reconsiderado.
En este contexto, ¿cuánto debe reducirse el objetivo de superávit primario? Un objetivo más bajo lleva a un proceso de ajuste menos doloroso, pero también implica más financiación por parte de los socios así como nuevos pagos de rescate por parte de los socios europeos. Hay límites para Grecia, pero también para lo que quieren y pueden asumir los acreedores, especialmente teniendo en cuenta que los contribuyentes del resto de países soportan esas cargas.
¿Qué cambios deberían introducirse en el primer listado de reformas? Los ciudadanos griegos, a través del proceso democrático, ya han indicado que hay cierto tipo de medidas que no están dispuestos a asumir. Creemos que esas reformas son necesarias y que, en su ausencia, Grecia no podrá desarrollar un crecimiento sostenido, lo que hará aún más insoportable la carga de la deuda. De nuevo, nos encontramos ante una encrucijada: si se ralentizan las reformas, habrá que darle más dinero a Grecia, algo que los acreedores no pueden hacer sin límite alguno.
Es por eso que la propuesta hecha al gobierno de Syriza la semana pasada tuvo en cuenta esta situación. Se pidió un objetivo de superávit primario más relajado, en niveles del 3,5% del PIB y no del 4,5% que se había acordado. Además, se planteó el aumento en dos años del plazo de cumplimiento. En la práctica, esto significa que en vez de un superávit primario del 4,5% del PIB, el objetivo para este año pasaba a ser del 1%. Además, se redujo la lista de reformas pendientes de aplicación.
Para que el acuerdo sea efectivo y creíble, se deben satisfacer dos condiciones. Por un lado, el gobierno griego tiene que ofrecer medidas creíbles que ayudan a alcanzar los nuevos objetivos presupuestarios planteados. Por otro lado, también deben darse pasos concretos que aseguren que la nueva lista de reformas va a ser implementada. El nuevo marco no podrá cumplirse sin una reforma integral del IVA pensada en ampliar las bases del impuesto. Tampoco será posible lograrlo sin ajustar las pensiones.
¿Por qué se insiste en las pensiones? La suma de sueldos de burócratas y de pagos a los jubilados supone el 75% del gasto primario del gobierno griego, y en el 25% restante ya se han dado medidas de austeridad. En total, las pensiones suponen el 16% del PIB, con transferencias de los presupuestos a la Seguridad Social por valor del 10% del PIB. Creemos que reducir el gasto en pensiones en un punto del PIB, pasando del 16% al 15%, es necesario. Creemos, además, que ese paso puede darse sin castigar a los jubilados que cobran las prestaciones más bajas.
Estamos abiertos a alternativas, tanto con el IVA como con las pensiones, pero esas alternativas tienen que sumar conjuntamente el ahorro planteado con nuestro plan de ajustes fiscales.
En cuanto a los acreedores europeos, tendrán que acceder a aportar más financiación así como a medidas de alivio que hagan sostenible la devolución del pasivo público. Bajo la propuesta actual, Grecia se beneficia de un calendario de pagos generoso y de unos tipos de interés reducido. No obstante, rebajar más el superávit primario exigido a las Administraciones requeriría con toda probabilidad nuevas quitas en la deuda.
Estas decisiones son difíciles y harán falta compromisos por ambos lados. Esperamos que el acuerdo pueda ceñirse a estas líneas maestras.