La falta de entendimiento entre el Gobierno de Grecia y sus acreedores ha disparado la retirada de fondos en el sistema bancario del país heleno. La estampida de los ahorradores ha obligado al Banco Central Europeo (BCE) a tomar medidas de urgencia, pero el deterioro acumulado en los últimos meses es tal que ya cabe plantear cómo se desarrollaría un corralito.
Bloomberg ha analizado esta situación, apuntando de manera detallada el ritmo de aplicación que seguiría Grecia a la hora de implantar los controles de capitales. En primer lugar, el diario económico apunta que el corralito tendría lugar en el caso de que el primer ministro Alexis Tsipras fuese incapaz de alcanzar un pacto con los acreedores, lo que plantearía el dilema entre dejar caer a los bancos o establecer estrictos límites a las retiradas de efectivo.
Chipre es el modelo
El caso de Chipre sirve como precedente más inmediato. Los cajeros de los bancos solamente permiten sacar 300 euros al día por persona y las transferencias al extranjero por encima de los 5.000 euros requieren aprobación por parte de un comité estatal. Las empresas necesitan justificar todo tipo de disposiciones de efectivo, con topes a la liquidez que pueden solicitar a los bancos.
Además, los chipriotas que viajan al extranjero no pueden portar más de 1.000 euros. Los pagos con tarjetas de crédito y débito no pueden superar los 5.000 euros. Ni siquiera las familias con hijos estudiando en el extranjero se libran de las restricciones: no se permite enviar más de 5.000 euros al trimestre.
Un fin de semana para cambiar el juego
Estas medidas pueden prolongarse durante años. En el caso de Chipre, algunas limitaciones se han ido cancelando en los últimos meses. Más larga aún ha sido la espera en Islandia: las medidas introducidas en 2008 no han sido revisadas hasta este mismo año.