El Banco Central de Grecia ha publicado una nota inédita este miércoles en la que pide al Gobierno de Alexis Tsipras que alcance cuanto antes un acuerdo con los acreedores internacionales sobre el plan de rescate, ya que el país se está jugando su permanencia en la zona euro e, incluso, en la UE.
El fracaso de las negociaciones que tuvo lugar el pasado fin de semana ha disparado la tensión entre ambas partes, hasta el punto de que analistas, inversores y autoridades comunitarias ya no descartan ningún escenario: desde la quiebra del Estado heleno, donde entra en juego la devolución de más de 300.000 millones de euros, hasta la imposición de un corralito bancario y la posible salida de Grecia de la Unión Monetaria.
El cruce de declaraciones entre el Ejecutivo de Syriza y los acreedores ha continuado este miércoles. Si ayer, Tsipras denunciaba la "responsabilidad criminal" del FMI en la situación económica de Grecia, hoy, el primer ministro heleno ha asegurado que asumirá las "consecuencias" que supondría rechazar las condiciones de la troika.
"Queremos una solución que garantice la supervivencia económica", recalcó Tsipras en una rueda de prensa conjunta con el canciller austriaco, Werner Faymann, quien, por su parte se mostró confiado en una solución de aquí a la cumbre europea del próximo día 25.
Tsipras aseguró que si los socios insisten en sus exigencias "exageradas" de subir drásticamente el IVA de medicamentos y la electricidad, o de recortar en 1.800 millones de euros las pensiones, el Gobierno y el Parlamento griegos dirán "un gran no". En concreto, subrayó que en caso de no poder alcanzar un compromiso no convocará elecciones anticipadas o un referéndum, sino que asumirá, personalmente, en cooperación con su Gobierno y el Parlamento, la "responsabilidad de decir no en nombre de Grecia".
Una "responsabilidad" que, a la vista de la advertencia del Banco Central de Grecia, puede ser histórica. "La firma de un nuevo acuerdo con nuestros socios es de suma importancia para proteger a la economía de los riesgos inmediatos, reducir la incertidumbre y asegurar una perspectiva de crecimiento sostenible para Grecia", indica la entidad.
Sin embargo, "de no llegar a un acuerdo", Grecia iniciará el "doloroso" camino del default (suspensión de pagos) y, en última instancia, "la salida del país de la zona euro y -muy probablemente- de la UE", alerta el informe. "Una crisis de deuda manejable, como la que actualmente estamos abordando con la ayuda de nuestros socios, se convertiría, cual bola de nieve, en una crisis incontrolable, con grandes riesgos para el sistema bancario y la estabilidad financiera".
Y añade que la salida del euro se traduciría en un sustancial empeoramiento de la economía griega y una profunda "crisis cambiaria", con una "elevada inflación". Todo esto "implicaría una profunda recesión, una disminución dramática en los niveles de ingresos, un aumento exponencial del desempleo y un colapso de todo lo que la economía griega ha logrado en todos estos años como miembro de la UE, y, especialmente, dentro del euro". Grecia se vería relegada a la mera "categoría de un país pobre en el Sur de Europa", alerta el Banco.
"Por ello, el Banco de Grecia cree firmemente que rechazar un acuerdo con nuestros socios es un imperativo histórico que no podemos darnos el lujo de ignorar", concluye. En este sentido, si bien admite que es necesario un acuerdo que garantice un nivel de deuda "viable", la entidad también enfatiza en su informe que es imprescindible mantener las reformas estructurales y la senda de superávit fiscal para garantizar el equilibrio de las cuentas públicas.
Asimismo, confirma que Grecia avanza de nuevo hacia la recesión económica debido a la desconfianza e incertidumbre que existe en el país desde la llega de Syriza al Gobierno el pasado enero.