El anuncio de una nueva película de la saga Star Wars ha levantado mucho revuelo en círculos cinematográficos pero también ha dejado algunos titulares de interés para el campo de la información económica. ¿El motivo? La decisión de realizar la grabación de la película en Gran Bretaña.
Este proyecto supondrá una creación de al menos 3.000 empleos, tal y como ha confirmado el propio gobierno británico. Por tanto, se confirma un punto de inflexión que lleva años desarrollándose: Reino Unido ha reemplazado a California como nuevo epicentro para la elaboración de superproducciones cinematográficas.
El bagaje británico ha bebido de la cosecha propia arrojada por franquicias como James Bond o Harry Potter. Gracias a estas experiencias anteriores, Hollywood ha optado por las islas británicas como nuevo 'hub' de referencia.
Star Wars es solamente el caso más reciente, ya que en los últimos años se han dado casos similares con películas de gran alcance como Misión Imposible, Iron Man, Maléfica... También series de televisión de alto presupuesto como 24 o Juego de Tronos han hecho las maletas y han trasladado su producción a Gran Bretaña.
117.000 empleos
Según el Instituto del Cine de Gran Bretaña (BFI por sus siglas en inglés), solamente en 2014 se observó una inversión de 2.020 millones de euros como consecuencia de las 36 cintas extranjeras que se han filmado en las islas a lo largo del pasado ejercicio. Gracias a este estímulo 100% privado se mantienen 117.000 empleos, aunque se espera que esta cifra siga creciendo en los próximos años.
El gusto por Reino Unido como nuevo punto de referencia para la industria del cine explica que grandes casas como Warner Brothers estén ampliando sus estudios, con el objetivo de duplicar su capacidad de producción. Estos datos contrastan con los números que llegan de California, donde el año pasado bajó un 15% el número de películas grabadas en Los Ángeles.
La importancia de los impuestos
Este 'boom' se explica en parte por el atractivo marco tributario que ha diseñado Gran Bretaña. El gobierno laborista de Gordon Brown abrió la veda en 2007, aprobando distintas deducciones fiscales para las películas de gran presupuesto. Sin embargo, la apuesta fuerte la ha hecho el Ejecutivo conservador de David Cameron, que amplió esas deducciones y las extendió también a las series de televisión de alto presupuesto, los videojuegos o el teatro.
A estas ayudas se les suma el recorte en el Impuesto de Sociedades aplicado también por el gobierno tory. En total, se calcula que, entre 2013 y 2014, estas rebajas tributarias han aliviado la factura fiscal de los productores audiovisuales en 300 millones de euros. A cambio, la industria inyectó más de 4.000 millones de euros en la economía de las islas, de los que alrededor de 1.500 acabaron en las arcas del Estado si estimamos un tipo fiscal medio del 25%.