Las primeras informaciones sobre el programa económico de Podemos no pueden calificarse más que de escalofriantes. Desde luego, no para los votantes convencidos de la formación bolivariana, manos muertas y perceptores netos de renta que pretenden seguir viviendo de los demás. En cambio, los que forman la España productiva tienen motivos más que justificados para espantarse ante la mera posibilidad de que este partido de ultraizquierda llegue a tener alguna influencia en los asuntos de Gobierno.
Podemos anuncia un tipo único del IRPF del 50%, lo que supondría de hecho la ruina de la inmensa mayoría de los trabajadores y pequeños empresarios españoles, que se verían obligados a pasar a la economía sumergida para sobrevivir. Pero la política fiscal del PP ha sido tan brutal que hay contribuyentes que con este delirio confiscatorio de Podemos pagarían menos de lo que han venido haciéndolo con las continuas subidas de los tipos marginales del IRPF, que en el tramo más alto ha llegado a estar en el 54%, cuatro puntos por encima de lo que pretenden Iglesias y sus correligionarios.
Para estupor de contribuyentes, la precampaña electoral se ha convertido en una competición para ver qué partido promete asfixiar más a trabajadores, familias y pequeños empresarios si llega al poder. Hasta Ciudadanos, el partido que a priori parecía dispuesto a introducir reformas liberales en el sistema productivo, se ha descolgado con un programa fiscal que poco tiene que envidiar al de Cristóbal Montoro, caracterizado por una continua subida de tipos en las principales figuras impositivas que sólo ahora, a pocos meses de las elecciones, ha decidido moderar en términos relativos.
De momento, Podemos encabeza esta clasificación del horror impositivo, pero falta por conocer las propuestas de socialistas y comunistas, que a buen seguro traerán alguna sorpresa desagradable más. Para desgracia general, todas las formaciones con posibilidades de Gobierno coinciden en su proyecto confiscatorio de la riqueza. Es el sueño de Montoro, convertido en la pesadilla de todos los españoles que tratan de salir de una crisis provocada por las decisiones de una casta política, que sus rivales están dispuestos a agravar en caso de llegar al poder.