La paciencia del Banco Central Europeo con el Gobierno griego de Syriza empieza a agotarse. De acuerdo con el Handelsblatt, uno de los periódicos financieros más influyentes de Alemania, el organismo que dirige Mario Draghi no está dispuesto a seguir el tira y afloja con Tsipras durante mucho más tiempo.
En este sentido, el BCE se habría marcado una fecha límite para llegar a un acuerdo con Atenas. Según publica el el Handelsblatt, fuentes del banco central tienen claro que las negociaciones entre la troika y los líderes de Syriza no pueden prolongarse más allá del 11 de mayo. Esto significa que Tsipras quedará sujeto a una "cuenta atrás" de menos de veinte días.
Draghi está "extremadamente nervioso"
El portal financiero MNI ha confirmado estos miedos, apuntando que Draghi empieza a estar "extremadamente nervioso" ante las idas y venidas del Ejecutivo heleno. Representantes de la Eurozona han confirmado esta versión a otros medios teutones.
De acuerdo con lo publicado, Draghi tiene claro que la situación actual le pone entre la espada y la pared: por un lado se enfrenta a las reglas de funcionamiento del BCE, que impiden extender la financiación de urgencia a entidades bancarias insolventes; por otro lado, tiene claro que retirar estas inyecciones puede precipitar la quiebra de los bancos griegos y desencadenar un colapso que bien podría culminar con una ruptura de la zona euro.
El ministro de Finanzas heleno, Yanis Varufakis, ha buscado este tipo de escenario desde el comienzo de las negociaciones. Experto en teoría de juegos, el hombre de confianza de Tsipras quiere estirar la cuerda hasta conseguir una compromiso más blando por parte de la troika.
La indecisión política ha permitido que el proceso se alargue, lo que ha colacado la pelota en el tejado de Draghi: a corto plazo, prolongar la pugna entre Grecia y sus socios exige que el BCE inyecte financiación en la economía helena.
La gota que colmó el vaso
El miércoles pasado (22 de abril), Mario Draghi tuvo que ceder y aumentó la capacidad de financiación que el Banco Central Europeo puede aportar a los bancos griegos a través del mecanismo diseñado para escenarios en los que las entidades enfrentan problemas de liquidez.
Al italiano no le ha hecho mucha gracia esta decisión, lo que explicaría su decisión de adoptar un enfoque más duro y fijar un límite a las negociaciones con Atenas. En gran medida puede decirse que lo ocurrido el pasado miércoles fue la gota que colmó el vaso.
Como explicó Libre Mercado, el escenario que podría darse a partir del 11 de mayo desencadenaría un "corralito bancario" en Grecia como respuesta al fin de las inyecciones del BCE. No pocos analistas y bancos de inversión ven cada vez más probable este escenario. Esta misma semana, Nomura acusó a Atenas de estar "sembrando de dudas la Eurozona".