El 39% de los españoles menores de 30 años quiere trabajar por cuenta propia. El 32% quiere ser funcionario. La primera cifra la encontramos en la II Encuesta Adecco de Jóvenes Emprendedores, publicada este lunes. La segunda sale de la IV edición del informe Young Business Talents, para el que se entrevistó a 7.142 jóvenes estudiantes preuniversitarios españoles con edades comprendidas entre 15 y 21 años.
Como siempre en estos casos, cada uno podrá ver el vaso medio vacío o medio lleno. Habrá quien diga que en situación tan complicada como la actual, que 4 de cada diez jóvenes esté dispuesto a lanzarse a la aventura del emprendimiento, ya sea como autónomos (6,2%) o creando su propia empresa (33,1%) pues no está tan mal. Y más aún teniendo en cuenta que el nuestro es uno de los países de Europa que más complicado se lo pone a los emprendedores (normalmente, entre los países de la Eurozona sólo Italia, Grecia y Portugal aparecen por detrás en el Doing Business que cada año publica el Banco Mundial).
Para aclarar en parte esta cifra no especialmente alta en la UE, pueden servir los resultados cuando se les pregunta qué obstáculos se encuentran a la hora de emprender: "la falta de dinero" es la primera contestación (47% en una pregunta con respuesta múltiple), seguida de "falta de ideas" (28%) y "desconocimiento de los trámites" (14%). Pero más llamativas aún son las respuestas a la pregunta de "qué crees que podría hacer el Gobierno para facilitar el emprendimiento": el 77% pide "más ayudas", el 57% "menos burocracia", el 48% "más orientación" y el 45% "más ayudas fiscales".
Eso sí, también es llamativo (y probablemente no tan buena noticia) que los jóvenes españoles sean los europeos que más se plantean ser funcionarios como mejor opción de futuro con un 32%, bastante por encima de italianos (17%), griegos (13%) y portugueses (11%). Y no sólo eso, en esta respuesta tiene mucho que ver el estatus del trabajador público en nuestro país, uno de los que más protege a sus empleados estatales. Vamos que en lo que hace referencia a tener iniciativa, amor por el riesgo o búsqueda de su vocación a cualquier precio, muchos universitarios españoles se atreven lo justito. O al menos eso dicen cuando les preguntan.
Todo esto no quiere decir que ser funcionario tenga nada de malo, pero que sea una vocación tan extendida, al menos llama la atención. Y la pregunta es, ¿quieren ser trabajadores públicos porque les atraen las tareas que estos empleados desarrollan? ¿O es simplemente que la búsqueda de un empleo fijo se ha convertido en una obsesión que se prioriza por encima de todo lo demás?
Todo apunta a que hay un poco de todo, pero probablemente más de lo segundo que de lo primero. Por ejemplo, no hay más que mirar las cifras que la semana pasada publicaba Eurostat en su informe Being young in Europe today.
La primera tabla muestra el número de menores de 25 años que ni estudian ni trabajan. En España el porcentaje roza el 20% y no es mayor porque muchos de los que abandonaron las aulas con la crisis han vuelto a ellas cansados de no encontrar alternativas en el mercado laboral.
El segundo gráfico recoge el porcentaje de jóvenes trabajando con contratos temporales. No sorprende que España ocupe el primer puesto. Y cuidado, mientras que en otros países los contratos temporales o a tiempo parcial son buscados (por razones personales o académicas, los jóvenes escogen esta opción), en España la gran mayoría de las personas en esta situación lo están porque no tienen otra alternativa.
Por último, tenemos la tasa de paro para los menores de 30. En este caso, Grecia nos supera (algo que no es un gran consuelo). España tiene a más del 50% de sus menores de 25 años que buscan un empleo en paro y más del 30% para los que tienen entre 25 y 29 años.
Con todas estas cifras encima de la mesa, no es extraño que luego las encuestas sobre estabilidad en el empleo den los resultados que ofrecen. Hace unos meses, publicábamos un par de artículos al respecto (aquí y aquí). Las siguientes son sus conclusiones más llamativas:
- A la pregunta sobre si en su país existe estabilidad en el empleo, el 91% de los españoles dicen que no, frente al 69% de media en el resto de los países participantes en el Workmonitor de la primavera de 2013.
- El 62% de los trabajadores españoles estaría dispuesto a perder parte de su salario a cambio de asegurar su posición en la empresa. De los 32 países incluidos en el WorkMonitor de la primavera de 2013 de Randstad, sólo en India este porcentaje era superior.
- En 2012, el 40% de los licenciados universitarios de la promoción 2005-06 tenían un puesto de trabajo de inferior cualificación a su formación, según datos del informe Datos y Cifras del sistema universitario español 2014. Y apenas un 56% de ellos tenía un empleo indefinido a jornada completa.
- Según Eurostat, de los 28 países de la UE, España es el segundo en porcentaje de "temporalidad no deseada": más del 90% de los trabajadores temporales querrían un contrato indefinido (en Austria no llegan al 10%; allí los que aceptan un empleo sólo por tres meses es porque quieren).
- De nuevo, según cifras de Eurostat, la edad media a la que se emancipan los jóvenes españoles es de 28,9 años. Estamos a años luz de los 19,6 años de media de los suecos, pero también bastante lejos de los 26 años de media de toda la UE. Sólo los jóvenes de algunos países del este de Europa (los más pobres de la Unión) se van de casa de sus padres más tarde.
Luego, cuando les preguntan qué trabajo querrían tener en el futuro, los jóvenes españoles son los que más eligen la profesión de funcionario y entre los que menos apuestan por sus propias empresas. Probablemente viendo esas otras cifras no sea tan extraño.