La agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P) ha confirmado este viernes el rating 'BBB' con perspectiva 'estable' de la deuda soberana de España, pero alerta de la incertidumbre que existe sobre las políticas del país debido al actual panorama político.
"La confirmación del rating refleja nuestra consideración de que los riesgos sobre la recuperación económica de España y sobre sus indicadores crediticios están equilibrados en un año de elecciones regionales y generales", señala S&P en un comunicado.
En este sentido, la agencia, que confirmó el rating de España en su última revisión realizada el pasado 14 de noviembre, incide en que persisten las incertidumbres sobre un posible cambio de políticas fiscales y macroeconómicas debido a estas citas electorales.
En concreto, apunta que una "incertidumbre significativa" de la economía española es la capacidad de los próximos gobiernos para preservar el sólido historial de reformas que fomentan la competitividad, así como el impacto que un posible cambio de política en el futuro podría tener sobre la principal debilidad de España, su elevado desempleo.
La agencia considera que el comportamiento económico de España, la evolución de su sector financiero y su desempeño fiscal dependerán en gran medida del aumento del empleo, del porcentaje de contratación fija frente a la temporal y de si el elevado desempleo de larga duración se puede reducir a niveles pre-crisis.
S&P sigue pensando que, aunque el gobierno ha llevado a cabo reformas laborales de calado desde 2012, todavía hay amplia evidencia de la dualidad en el mercado laboral. Pese a ello, reconoce que las recientes reformas fiscales, como la bajada del IRPF a las rentas más bajas y la reducción del impuesto de sociedades, podrían estimular la creación de empleo.
Las ventajas de las reformas
Por otro lado, S&P destaca que las reformas aprobadas desde 2010 han colocado al país en una posición favorable para beneficiarse de los menores precios del crudo, la depreciación del euro y la postura monetaria acomodaticia del Banco Central Europeo (BCE).
"Las condiciones externas actuales más favorables, la caída de precios del petróleo, la debilidad del euro y la bajada de los impuestos de renta y sociedades, deberían tener un impacto positivo en el comportamiento del PIB en los próximos tres años a medida que la economía entra en un ciclo de recuperación más sólido", destaca.
En esta línea, espera que, aunque los bancos españoles siguen reduciendo sus balances, la política del BCE estimule a los bancos a aumentar sus préstamos al sector privado al tiempo que la recuperación económica cobra impulso durante los próximos años.
Sin embargo, no espera que el crecimiento del crédito impulse la demanda interna en los próximos años, dado que la deuda de empresas y hogares, aunque sustancialmente por debajo de los niveles previos a la crisis, sigue siendo elevada: un 110% y 72% del PIB a finales de 2014, respectivamente.
Por otro lado, subraya que el tipo de interés negativo de la deuda pública podría hacer más atractiva la inversión en el sector privado, que espera que en su mayor parte se materialice en el sector exportador, aprovechando unos salarios considerablemente más bajos en España y una legislación laboral más flexible en comparación con sus pares de la zona euro.
Mejores previsiones
En este mejor entorno monetario y exterior y como reflejo de la mejora de su competitividad, la agencia ha decidido elevar en tres décimas sus previsiones de crecimiento para el periodo 2015-2017, desde el 1,9% hasta el 2,2%, aunque reconoce que existe potencial al alza en estas estimaciones.
En concreto, prevé que España crezca un 2,2% en 2015 y un 2,4% en 2016, cifras inferiores al 2,8% y el 2,7% que espera el Banco de España. La agencia explica que esta diferencia se debe a que sigue pensando que el crecimiento del consumo y la inversión se moderará por la necesidad de mantener las tasas de ahorro en los niveles actuales durante varios años.
Respecto al déficit, subraya que dado el intenso calendario electoral de este año, así como la posibilidad de un proceso de consolidación presupuestaria más gradual, el Gobierno se desviará de sus "ambiciosos" objetivos para 2015 y 2016 del 4,2% y 2,8% del PIB, respectivamente.
"Aunque la recuperación económica ayudará a reducir el déficit, creemos que es poco probable que el gobierno alcance estos objetivos sin medidas adicionales de reducción del déficit", advierte.
Sobre la perspectiva 'estable', la agencia explica que refleja tanto sus previsiones para los próximos dos años de una recuperación económica generalizada y una consolidación presupuestaria gradual, como los riesgos derivados de su posición exterior y del potencial impacto negativo de las presiones deflacionarias y de la débil demanda externa.
S&P mantiene la nota de España en una categoría similar a la que le otorga Moody's ('Baa2' con perspectiva 'positiva'), pero un escalón por debajo de la de Fitch, que a finales del octubre pasado la confirmó en 'BBB+' con perspectiva 'estable'.