Mariano Rajoy intentó reconducir el debate público tras una aciaga Semana Santa para su partido. Minutos después de conocerse los históricos datos de paro y Seguridad Social, relativos al mes de marzo, el jefe del Ejecutivo concedía una entrevista en RNE y se declaraba "muy contento" al tiempo que reiteraba que España creará medio millón de puestos de trabajo en 2015.
El presidente llegó a calificar de "sensacional" la reducción de parados, y añadió que lo importante es que "transmite una fundada esperanza de encontrar empleo". Y de ahí que llamara a perseverar para que la recuperación la noten todos los españoles. "Lo peor sería cambiar la política económica", alertó en varias ocasiones.
"La tendencia ha cambiado", sacó pecho sin disimulo, no sin recordar que cuando llegó a la Moncloa el país era una máquina de destrucción de empleo. En línea, Rajoy también avanzó que "es probable" que el Gobierno revise al alza la previsión de crecimiento, situada en el 2,4%. Mentó las cifras del Banco de España, cuya cifra es del 2,8%.
"Hay un conjunto de datos favorables pero hay que actuar con prudencia, ser cautelosos y no tirar las campanas al vuelo", pero el presidente apuntó que, en 2015, España podría ser el país que más crece y más empleo crea del conjunto de la Unión Europea.
De esta forma, Rajoy centró la atención en la economía frente a los líos internos que azotan a su partido tras las elecciones andaluzas. De hecho, quiso dejar claro que el empleo es su prioridad ya que "entrar en discusiones de partido no aporta nada". Y reiteró que su intención ahora es bajar los impuestos, como queda recogido en el programa marco de las elecciones autonómicas. Se promete una reducción del IRPF, Sucesiones y Donaciones.