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Nueve décadas de Stihl

Las claves del éxito mundial del 'padre de la motosierra'

La empresa alemana STIHL introdujo la motosierra para uso individual en el mercado. Actualmente, sigue siendo la marca más vendida del mundo.

La empresa alemana STIHL introdujo la motosierra para uso individual en el mercado. Actualmente, sigue siendo la marca más vendida del mundo.

Fabricación propia, innovación, protección de sus patentes y cuidado del más mínimo detalle. Son algunas de las pautas sobre las que se rige desde hace cerca de nueve décadas la empresa alemana de motosierras Stihl. El grupo está presente en 160 países de los cinco continentes, cuenta con 35 filiales de venta propia en todo el mundo y trabaja con más de 40.000 distribuidores.

La compañía, con una facturación anual superior a los 2.000 millones de euros, sigue considerándose una "mediana empresa familiar", en voz de su actual presidente Nikolas Stihl. Es ya la tercera generación en presidir la compañía y desde que su abuelo, Andreas Stihl la fundase en 1926, tienen un objetivo muy claro "que la empresa siga siendo propiedad de los descendientes del fundador", y son muy férreos en esta idea, no caben hijos ni nietos políticos.

Pero el afán por mantener la presencia familiar a los mandos de la empresa no es el único principio por el que se rige el particular modelo de negocio de esta compañía germana. Stihl se financia con recursos propios, "no estamos pendientes de bancos, ni de inversores", explican sus responsables. Tampoco tiene ninguna intención de salir a bolsa porque así no se ven obligados a "rendir cuentas a los analistas", añaden.

Además, esta familia alemana reinvierte en la empresa una gran parte de los beneficios que obtiene y esas inversiones son siempre a largo plazo. La custodia de sus patentes también es uno de los pilares fundamentales de su actividad. Al contrario que otros competidores, que han optado por la subcontratación de la fabricación de muchas de sus piezas a empresas externas para ahorrar costes, la compañía, con más de 2.000 patentes y derechos activos en este momento, apuesta por la fabricación propia para proteger sus secretos. Con estos preceptos, Stihl ha logrado convertirse en la marca de motosierras más vendida del mundo.

El liderato del 'padre de la motosierra'

Desde que nació, Andreas Stihl tenía una idea: llevar la sierra al árbol. Para ello, en 1926 inventó la primera sierra de cadena en el mundo con motor eléctrico. Hasta entonces, se necesitaban dos hombres a cada lado del serrucho y mucha fuerza para serrar cualquier elemento del bosque.

Primera motisierra STIHL

En esta primera etapa de su creación, la compañía empezó a suministrar su producto a las empresas del sector forestal y a los aserraderos para realizar pruebas. No es de extrañar que Stihl sea conocido en el mundillo como el 'padre de la motosierra' ya que no cesó en su empeño, desde las primeras innovaciones, hasta que logró dar en el clavo.

Fue apenas tres años después de los primeros prototipos. En 1929 ideó la primera motosierra independiente de la red eléctrica, con un motor de gasolina de dos tiempos. La primera motosierra portátil de la historia. Esta máquina dista mucho de la que encontramos actualmente en el mercado y no era posible utilizarla en solitario.

Habría que esperar a la década de los cincuenta para adquirir la primera motosierra del mundo con la posibilidad de ser manejada por un sólo operario, su gran hallazgo. Sin embargo, el peso -16 kg-, hacía muy complicado su uso. Tal y como cuentan desde la empresa a Libre Mercado en una visita a su fábrica, está en el ADN de Stihl la innovación continua. Por ello, poco tiempo después -en 1954-, nació un aparato más ligero, 11 kg, muy lejos aún de las máquinas actuales.

Todo comenzó en Stuttgart (Alemania), donde la compañía sigue teniendo su planta principal, o, al menos, la más mítica. Desde entonces, varios hitos han marcado la historia de la familia Stihl. En 1973, Hans Peter Stihl asumió la dirección de la empresa de la que actualmente es presidente honorífico. Un momento clave en el negocio fue la adquisición en 1993 de Viking, una empresa austriaca dedicada fundamentalmente a la fabricación y venta de herramientas y máquinas de jardinería como cortacésped.

Más tarde, en 2009, la japonesa Zama entraba también a formar parte del grupo Stihl. La japonesa es líder mundial en la fabricación de carburadores para motores de dos tiempos, una de los principales focos donde actualmente la multinacional alemana está poniendo todos sus esfuerzos innovativos.

La fábrica

Stihl posee nueve plantas de producción distribuidas entre Alemania, Suiza, Austria, EEUU, Brasil y China. Aunque su producto estrella es la motosierra, la compañía no sólo fabrica esta máquina, también produce cortasetos, hidrolimpiadoras y sopladoras.

Los profesionales de la agricultura, la silvicultura o el paisajismo, los encargados del mantenimiento de parques y jardines de los servicios municipales, los especialistas de la construcción y los hogares son sus clientes potenciales. Aunque su oferta está orientada tanto al cliente profesional, como al particular, el 70% de su mercado se dirige al segmento doméstico.

La empresa ofrece motosierras con 3 tipos de motorización: la eléctrica, la de gasolina y la de acumulador, su última novedad. Una motosierra puede tener entre 250 y 300 piezas, de las que el 70% son producidas por la propia compañía "para mantener el Know-How y resolver cualquier problema de calidad rápidamente".

En Stuttgart no sólo está una de las principales fábricas de montaje de la compañía, sino que es donde se encuentra su cerebro. Y es que en esta región alemana es donde está ubicado el Centro de Investigación y Desarrollo de Stihl en el que 500 ingenieros trabajan por el desarrollo continuo de la tecnología.

Antes de lanzar un producto al mercado, le someten a 250.000 horas de prueba en las naves y en el exterior. La empresa alemana ha implantado pruebas específicas de comprobación del sonido, el rendimiento, la vibración, la seguridad, el peso, las emisiones, el coste, la vida útil y la ergonomía.

En la región de Langkampfen, en pleno Tirol austriaco, se encuentra la fábrica de su marca de cortacéspedes Viking. Esta compañía sigue un proceso de fabricación muy parecido al de su matriz Stihl, exceptuando que la gran mayoría de sus piezas no son de fabricación propia. Para proteger sus patentes, la empresa alemana le envía a sus proveedores los moldes para crear sus piezas, unos utensilios que sólo podrán ser utilizados en exclusividad para Viking.

A nivel mundial, Viking es la segunda marca del cortacésped del mundo después de Honda. Su última innovación es el iMow, un robot cortacésped capaz de rodear obstáculos en el jardín. El aparato tiene un coste de unos 2.000 euros, un precio que la compañía espera que disminuya "al igual que ha pasado con los robots que limpian la casa", afirman.

"Los trabajadores son nuestros socios"

La compañía tiene en plantilla a cerca de 14.000 empleados. De esta cuantía, el 31,8% son alemanes, el 14,7% del resto de países de Europa y el 15% de EEUU y Canadá.

El trato con sus trabajadores también es muy particular, ya que en Stihl integran a los trabajadores como una gran familia. "Para nosotros, nuestros empleados son nuestros socios y por eso invertimos en su formación. Actualmente, tenemos a 200 personas en formación profesional dual", explican. "El trabajador tiene que tener claro que el empresario no es su enemigo y puede tener plena confianza en nosotros", añaden.

Como ocurre en la mayoría de empresas alemanas, tiene una política laboral muy flexible, con más de 130 modelos de contratos. Para demostrarle su compromiso a su plantilla, en el año 2009, en plena crisis, la empresa se comprometió a mantener los mismos puestos de trabajo durante 6 años (no así a los mismos trabajadores). "Si eso lo hace una empresa que cotiza en bolsa nuestra cotización bajaría un 20%, pero nosotros no tuvimos ese problema", aseguran.

Treinta años en España

Hasta 1985 Stihl no llega a nuestro país y funda su propia filial. En ese momento contaba con apenas 14 empleados. Hoy la compañía, que cumple 30 años en España, da trabajo a un centenar de personas. En la mente de la alemana está continuar en España, de hecho, este ha sido uno de los primeros mercados de exportación de la motosierra. En estos años de recesión, donde España ha sufrido una de las peores crisis que se recuerdan, la alemana no ha tirado la toalla en un mercado que representa apenas el 3% de su facturación total.

"Nunca hemos bajado nuestras inversiones ni nos las hemos cuestionado tanto en España como en Portugal", aseguraba en un encuentro con prensa española y portuguesa en su fábrica de Stuttgart Nikolas Stihil. "Hemos compensado la facturación. Nuestros esfuerzos han tenido su recompensa. Hemos tenido crecimiento de doble dígito y ya hemos recompensado el nivel de ventas anterior a las crisis cosechando ventas récord". Por ello, dicen orgullosos haber "salido de la crisis reforzados en la Peninsula Ibérica".

Su apuesta por nuestro país les ha llevado a instalar el pasado 13 de marzo la primera piedra del nuevo centro de formación en Torres de la Alameda. El enclave contará con más de 2.000 metros cuadrados y supondrá más de 3,5 millones de euros de inversión. Stihl espera que por sus aulas pasen más de 4.000 alumnos al año.

"Nuestros productos sólo son tan buenos como el servicio que les acompaña", explicaba con orgullo el actual presidente. Y de hecho, este nuevo centro de formación está encaminado precisamente a este aspecto. Formación técnica, comercial, empresarial además de educación en tema forestal y de jardinería para los nuevos comerciales y trabajadores de la compañía.

En Libre Mercado

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