A lo largo de la presente crisis, las propuestas fiscales de numerosas formaciones políticas españolas han incorporado de forma recurrente la supuesta necesidad de subir los impuestos aplicados a la riqueza de los contribuyentes.
Formaciones como Ciudadanos han reivindicado la recuperación del Impuesto de Patrimonio en regiones como la Comunidad de Madrid. Esta posición también ha sido defendida por UPyD. Partidos como Podemos o Izquierda Unida también han criticado que este gravamen esté bonificado en autonomías como la de la capital de España.
Por su parte, el PSOE ha defendido la generalización de dicho impuesto a nivel nacional, en el marco de un nuevo modelo de IRPF que incorporaría el patrimonio en la base imponible. Finalmente, el gobierno del Partido Popular ha llegado a plantear una "armonización" de la fiscalidad aplicada al patrimonio, aunque dicha propuesta no fue recogida en la reforma tributaria que entró en vigor en enero de 2015.
Al hilo de esta creciente insistencia política, cabe analizar el peso recaudatorio de los impuestos que se aplican a la riqueza en España y el resto de la Unión Europea. Esta información aparece recogida en los informes fiscales de Eurostat, que analizan la serie comprendida entre los años 2000 y 2012 y arrojan el siguiente resultado:
Como muestra la tabla, España y Hungría ocupan la sexta posición en el ranking de economías comunitarias con mayor fiscalidad al patrimonio. El peso observado de la recaudación asciende al 2,8% del PIB, un nivel que solamente superan Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Reino Unido.
Frente al sexto puesto que logra España, Suecia se ubica en el 18 y Alemania se anota el 19. En el país escandinavo, la recaudación sobre PIB de los gravámenes aplicados al patrimonio cae al 1,4% del PIB. En el caso de la nación teutona, el dato es aún más bajo: apenas llegan al 1,1% del PIB.
El peso de la fiscalidad aplicada al patrimonio de los españoles había subido de forma progresiva entre 2000 y 2006, saltando del 2,8% del PIB al 3,8%. La crisis ha reducido esta cifra a niveles inferiores, aunque entre 2011 y 2011 se produjo un aumento del 16% en la recaudación derivada de las tasas que gravan la riqueza.
La media europea es claramente inferior al registro que encontramos en España. El 2,8% del PIB de nuestro país se queda muy por encima del promedio aritmético comunitario, ubicado en el 1,9% del PIB.
El cuarto país de la UE que más recauda por estos impuestos
Si medimos el peso de esta fiscalidad en relación con la recaudación tributaria, vemos que España sale aún peor parada. Nuestro país es el cuarto de la UE que extrae un mayor peso de sus ingresos fiscales del patrimonio y la riqueza de los contribuyentes. Concretamente, el 8,6% del dinero que entra en las arcas de la Hacienda española viene de estos gravámenes, una cuota que solamente superan Reino Unido, Francia y Bélgica.
En el extremo opuesto encontramos países como Austria (2,2% PIB), Alemania (2,7% PIB) o Suecia (3,1% PIB). La media registrada en los 28 países miembros de la Unión Europea se queda en el 5,3% del PIB, también por debajo del 8,6% medido para España.