Grecia trabaja en un plan B en caso de que la negociación con sus socios europeos no fructifique. Y su alternativa, por el momento, no es otra que sustituir la financiación de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) por la asistencia de China o Rusia. Sin embargo, la ayuda financiera de estas dos potencias no saldría gratis a los griegos. De hecho, resultará mucho más onerosa para la población griega.
Los ministros de Economía y Finanzas de los diecinueve países del Eurogrupo se reúnen este miércoles en Bruselas con la intención de buscar un compromiso con Grecia sobre la renegociación de la deuda pública de ese país y su programa de rescate. En la agenda del Eurogrupo, que preside el ministro holandés de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, figura como único asunto el problema griego y la intención de escuchar directamente las propuestas que plantea el ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis.
Por el momento, los diversos actores de esta negociación ya han advertido de que las posibilidades de llegar este miércoles a un acuerdo son escasas. Alemania, como gran acreedor del Estado griego y principal contribuyente de la UE, insiste en que el Gobierno de Syriza debe mantener la senda de recortes y reformas para que la economía helena salga del atolladero y, de este modo, poder devolver su deuda. Atenas, sin embargo, rechaza las políticas de austeridad y exige una nueva reestructuración soberana.
La cuestión es que el tiempo corre y la vigencia del actual plan de rescate expira el próximo 28 de febrero. Si no alcanzan un acuerdo para renovar el programa de asistencia, el BCE cortará, por completo o de forma parcial, la liquidez a la banca helena, desatando con ello el temido corralito bancario y elevándose así el riesgo de salida del euro.
El primer ministro heleno, Alexis Tsipras, confía en lograr un crédito "puente" para garantizar los pagos de su país los próximos meses hasta lograr un acuerdo definitivo, en torno a agosto, al tiempo que consigue un mayor margen para elevar el gasto, cumpliendo así parte de su programa electoral. Pero, por el momento, muchos socios, liderados por Berlín, no están dispuestos a realizar nuevas concesiones sin un claro compromiso con la austeridad por parte de Atenas.
En este sentido, el portavoz del Ministerio de Finanzas gemano, Martin Jäger, señaló este miércoles que lo más sensato sería prorrogar el actual plan de rescate para poder seguir negociando, pero eso implica una solicitud del Gobierno griego y la intención de cumplir el programa". ¿Problema? Varufakis insiste en que Grecia aceptará el 0% del plan de rescate.
Ante la posibilidad de que en los próximos días o semanas ambas partes no cierren un acuerdo sobre la renovación del rescate, Atenas ya trabaja en un plan B. Así, según anunció su ministro de Defensa, Panos Kamenos, líder del socio menor de la coalición, el partido nacionalista de derechas Griegos Independientes, Grecia podría conseguir nuevos créditos por parte de Rusia o de China.
Rusia y la salida de la OTAN de Grecia
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, afirmó esta miércoles que Moscú estudiará conceder ayuda financiara Grecia si el Gobierno heleno la solicita. "Si se producen peticiones por parte del Gobierno griego, desde luego, serán estudiadas", señaló en una rueda de prensa conjunta con el ministro griego de Exteriores, Nikos Kotziás.
"Nuestra situación tampoco es muy sencilla debido a la política unilateral e ilegítima de nuestros socios occidentales", en alusión a las sanciones que Estados Unidos, la Unión Europea y otros países han adoptado contra Rusia por su postura frente a la crisis en Ucrania.
Sin embargo, Moscú valora la "posición constructiva" de Grecia en lo que se refiere a las relaciones entre Rusia y la Unión Europea. Además, Lavrov destacó que los vínculos de Moscú y Atenas son de larga data en toda las esferas, incluida la cooperación militar. "Partimos de la base de que estos nexos se mantienen y estamos preparando acuerdos adicionales que fortalecerán el marco jurídico en ese campo", añadió.
De telón de fondo está, ni más ni menos, que la salida de Grecia de la Alianza del Atlántico Norte (OTAN). Dicha idea está incluida en el programa electoral de Syriza. En concreto, la coalición de izquierda radical defiende el cierre de todas las bases extranjeras en Grecia y el abandono de la OTAN, con todo lo que ello supone a nivel geoestratégico. Rusia, por tanto, se cobraría el préstamo en forma de alianza militar con Atenas. Y la clave es que la mayoría de griegos prefiere estar bajo la bota de Moscú que la de Bruselas.
Además, algunas importantes empresas rusas e incluso el Kremlin han mostrado gran interés por hacerse con algunas de las infraestructuras que, hasta hace poco, planteaba privatizar el Gobierno griego como, por ejemplo, la red ferroviaria. Aunque Tsipras anunció la suspensión de este proceso de ventas nada más llegar al poder, muy posiblemente se vería obligado a dar marcha atrás y conceder estos activos públicos a Rusia a cambio de recibir financiación.
China tampoco presta gratis
Algo similar sucedería en el caso de China. Pekín anunció que está "preparado para hacer esfuerzos" con el nuevo Ejecutivo griego, con el que tiene una voluntad "firme y fuerte" de cooperar, aunque negó haber ofrecido ya ayuda económica al país europeo, informa Efe.
Por el momento, Tsipras, contradiciendo una de sus grandes promesas electorales, ha reanudado la privatización del puerto de El Pireo, que la naviera estatal china Cosco aspiraba a gestionar en su totalidad. Pekín, por su parte, acaba de enviar a Atenas una invitación oficial para que Tsipras viaje al país asiático.
No sería la primera vez que China financia a otros estados que, como el griego, no pueden acceder a los mercados, pero nunca lo hace gratis. Valga como ejemplo el caso de Ecuador. Los inversores internacionales no prestan dinero al Gobierno de Rafael Correa desde que impagó una deuda de 3.200 millones de dólares en 2008.
A partir de ese momento, más del 60% de la financiación externa de Ecuador depende de China, pero, a cambio, se ha hecho con el control casi total de las exportaciones de crudo ecuatorianas, entre otros activos. Argentina y Venezuela, con graves problemas económicos y financieros, también han alcanzado acuerdos de similar naturaleza para recibir préstamos del régimen chino.
¿Qué pide la troika? Solvencia
Por el contrario, la única exigencia de los socios europeos a Grecia es solvencia. La troika ha sido denostada en los últimos años por los griegos, pero también por numerosos economistas y políticos por considerar que la austeridad agrava la crisis. Sin embargo, los datos y la propia experiencia helena demuestran justo lo contrario.
La troika pide superávit público para que Atenas pueda, poco a poco, ir reduciendo su elevado endeudamiento, y profundas reformas estructurales para que la economía helena sea competitiva y, de este modo, pueda volver a crecer y a crear empleo sobre bases sólidas. Sus medidas concretas pueden ser más o menos acertadas, pero el principio general de austeridad presupuestaria y flexibilidad económica son los ejes que han seguido los países ricos del norte de Europa para prosperar.
Así pues, una de las grandes diferencias entre la UE, Rusia y China es que la primera confía en recuperar el crédito concedido a base de ajustes para que Grecia devuelva el dinero, mientras que las segundas se cobran el préstamo por anticipado, ya sea en forma de activos públicos, recursos naturales o alianzas geoestratégicas. Nadie presta gratis, y Grecia no es una excepción.