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TAFTA, el pacto que aumentará la renta de los españoles en 3.700 euros

A nuestro país le conviene que el pacto comercial entre EEUU y Europa sea lo más profundo posible.

A nuestro país le conviene que el pacto comercial entre EEUU y Europa sea lo más profundo posible.

Los contactos para la firma del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos (TAFTA) han reactivado las viejas proclamas de la izquierda anticapitalista contra este tipo de pactos. Es el caso de la organización ATTAC, que describe el posible acuerdo como "el ascenso al poder ilimitado de las multinacionales". Algo parecido vienen argumentando partidos comunistas como Podemos e Izquierda Unida.

Pese a estas voces críticas, las negociaciones para el Tratado de Libre Comercio entre Bruselas y Washington han seguido avanzando en los últimos meses. Es por eso que conviene estudiar los efectos que tendría la eventual firma del acuerdo. Para conocerlos, nada mejor que el influyente y completo estudio que la Fundación Bertelsmann ha dedicado a esta cuestión.

De entrada, el informe apunta que el peso de los aranceles sobre el total de restricciones comerciales es más bien pequeño. Al contrario de lo que ocurría antaño, el grueso de los obstáculos al libre comercio no son los gravámenes impuestos en las aduanas; en realidad, son las regulaciones económicas y las barreras no convencionales las que más restringen los intercambios a ambos lados del Atlántico.


Si Bruselas y Washington solamente se centran en ajustar aranceles, el comercio entre España y EEUU subiría de forma modesta: las ventas de las empresas norteamericanas en nuestro país crecerían un 1,62%, mientras que las exportaciones de España a la nación del Tío Sam experimentarían un salto del 0,99%.

Más profundo sería el repunte del comercio bilateral en el caso de una liberalización generalizada que fuese más allá del recorte de aranceles. Bajo un escenario así, los intercambios entre ambos países crecerían un 80%, fortaleciendo sustancialmente los lazos económicos entre España y Estados Unidos.

A España le conviene un acuerdo "de máximos"

¿Cómo evolucionaría el ingreso per cápita de los españoles en el caso de que el acuerdo firmase fuese "de mínimos", limitándose a un descenso de los aranceles? De acuerdo con el estudio de la Fundación Bertelsmann, el aumento de nuestra renta sería del 0,31%, lo que implicaría un enriquecimiento medio de 205 euros por hogar. Como muestra el siguiente mapa, países como Gran Bretaña o Suecia se moverían en niveles idénticos, mientras que en Italia o Francia el aumento se quedaría en el 0,28% y el 0,17%, respectivamente.

No obstante, si el pacto comercial fuese "de máximos", combinando la rebaja de los aranceles con un repliegue de los demás obstáculos vigentes, las ganancias para la renta per cápita de los españoles serían mucho mayores, llegando al 6,55% y colocando a nuestro país entre los que más se beneficiarían del acuerdo.

Solamente Gran Bretaña, Suecia e Irlanda experimentarían un aumento superior, con tasas del 9,7%, 7,3% y 6,93%, respectivamente. De hecho, nuestro país se situaría claramente por delante de los avances que registrarían otros socios europeos, ya que el 6,55% español se compara muy favorablemente con el 5,03% luso, el 4,92% italiano, el 4,68% alemán o el 2,64% galo.

De acuerdo con el FMI, el ingreso per cápita de los españoles expresado en paridad de poder adquisitivo llega a 28.056 euros. Bajo el escenario "de máximos" que podría alcanzarse con el pacto comercial, el citado repunte del 6,55% supondría una inyección equivalente a 3.674 euros por cada familia española.

¿Qué hay del empleo?

Considerando los efectos esperados a ambos lados del Atlántico, un pacto comercial "de mínimos" aumentaría la ocupación laboral en España en 0,2 puntos porcentuales, recortando el paro en un 0,16% y aumentando los salarios un 0,92% en términos reales. Bajo este escenario, solamente Reino Unido, Irlanda, Finlandia, Portugal y Grecia experimentarían datos más positivos en lo tocante a la reducción de la tasa de paro.

El impacto sería mucho más intenso si el Tratado resultante abarcase una liberalización "de máximos". Bajo dicho escenario, Bertelsmann anticipa un aumento del empleo equivalente a 0,78 puntos porcentuales, lo que recortaría la tasa de paro en 0,62 puntos porcentuales. Las salarios experimentarían una subida del 3,65% en términos reales. Expresando los datos en números absolutos, la creación de trabajo estaría por encima de los 140.000 empleos.

Nuevo mercado para las PYMEs

No pocas empresas de pequeño y mediano tamaño se han manifestado públicamente a favor del pacto comercial. Es el caso de la murciana Conservas Raal, fundada en 1988 y especializada en el envasado de alcachofas y pimientos. Como explica su Director General, Pedro Herrera, "el mercado estadounidense representa el 30% de las ventas mundiales del sector. Nos resulta difícil competir si no se reducen los aranceles, el acuerdo es vital para que podamos asegurar y reforzar nuestra posición en EEUU".

Otra empresa que mira el acuerdo con buenos ojos es Integrasys. La sociedad madrileña, especializada en telecomunicaciones por satélite, ha conseguido abrirse las puertas del mercado norteamericano, aunque considera fundamental la oportunidad que plantea el acuerdo comercial a la hora de "eliminar obstáculos concretos y reducir la brecha psicológica entre los emprendedores del mercado transatlántico".

Nación más favorecida y cortes de arbitraje

Uno de los aspectos que más preocupa a la izquierda anticapitalista es el establecimiento del principio de "nación más favorecida". Esta cláusula extiende automáticamente el tratamiento comercial del país firmante que disfrute un menor nivel de proteccionismo. Incorporar este principio al acuerdo evita la discriminación y, en cualquier caso, se enmarca en la tradición legal de los pactos comerciales aprobados desde 1843.

Otro punto que despierta la furia de las fuerzas anti-mercado es el mayor peso que obtendrían los tribunales de arbitraje internacional. Este tipo de instancias no solamente no es extravagante, sino que tiene un rol esencial a la hora de garantizar que se establece un mecanismo de resolución de disputas en aquellos casos en los que un gobierno no respete los principios del pacto.

Estas cortes suelen contar con tres árbitros para cada caso: uno estará nombrado por el inversor, otro por el gobierno y un tercero será pactado entre ambas partes. En el caso de que no haya acuerdo, funcionarios de instancias multilaterales suelen ocupar el tercer asiento.

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