El Ministerio de Finanzas de Grecia ha afirmado este jueves que la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de dejar de aceptar bonos de Grecia como garantía en sus operaciones de liquidez pone presión sobre el Eurogrupo para que alcance un acuerdo "mutuamente beneficioso".
"Esta decisión pone presión en el Eurogrupo para proceder rápidamente al cierre de un nuevo acuerdo mutuamente beneficioso para Grecia y sus socios", indicó el Ministerio griego en un comunicado. Por otro lado, el Ministerio dirigido por Yanis Varufakis subrayó que la medida adoptada por el BCE no refleja "ninguna evolución negativa en el sector financiero del país".
En este sentido, el Ministerio destacó que el sistema bancario griego se mantiene adecuadamente capitalizado y "completamente protegido" mediante el acceso a la línea de liquidez de emergencia (ELA, por sus siglas en inglés), disponible en el banco central nacional.
El BCE decidió este miércoles poner fin a la excepción de la que se beneficiaban los bonos griegos y desde el próximo 11 de febrero dejará de aceptar instrumentos de deuda emitidos o avalados por el Gobierno del país heleno en sus operaciones de liquidez. La institución ha argumentado que en estos momentos no es posible asumir que la evaluación del plan de rescate del país heleno vaya a finalizar con éxito, lo que aboca a los bancos griegos a financiarse a través de la ELA facilitada por el banco central nacional.
De este modo, aquellas entidades que carezcan del colateral suficiente según los criterios del BCE podrán atender sus necesidades de liquidez a través de la ELA a través del respectivo banco central nacional y en el marco de la regulación del Eurosistema. La decisión del Consejo de Gobierno del BCE, que recuerda a la adoptada por la institución en febrero de 2012, condena a los bancos griegos a depender de la liquidez de emergencia facilitada por el Banco de Grecia.
Esta línea de asistencia tiene un coste para las entidades sensiblemente superior al de los fondos proporcionados directamente por el BCE y debe ser sometida periódicamente a la autorización del resto de miembros del Consejo de Gobierno del BCE. En la mañana del miércoles, el presidente del BCE, Mario Draghi, mantuvo un encuentro con el ministro de Finanzas de Grecia, Yanis Varoufakis, que calificó la reunión como "fructífera" y expresó su confianza en alcanzar una solución de forma rápida.
Busca la "comprensión" de Berlín
Varufakis, se reúne este jueves en Berlín con su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble, en busca de "comprensión" hacia el curso tomado por el gobierno de Alexis Tsipras. "Especialmente los alemanes pueden comprender que a una nación orgullosa no se la puede humillar por tanto tiempo sin dejarle ver la luz al final del túnel", dijo Varufakis, en declaraciones a la televisión alemana ARD.
Del lado alemán, hasta ahora no ha habido síntomas de que el gobierno de Angela Merkel piense en flexibilizar su posición. Según el portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, la posición de Berlín sigue siendo la misma guiada por el principio de que las ayudas deben estar sometidas a condiciones. Además, la posibilidad de nuevas ayudas depende, para Berlín, de que el programa en curso se lleve a término o de que los griegos soliciten una prórroga del mismo.
En el Ministerio de Finanzas se ha aclarado que jurídicamente no se puede aprobar un nuevo programa mientras no se haya llevado a término y evaluado el programa en curso. Dado que la evaluación, según lo acordado, está a cargo de la troika y que el gobierno griego ha dado por terminada la cooperación con ese organismo, la posibilidad de que se cumpla esa condición es bastante remota. El único punto en el que parece haber apoyo de Berlín para el gobierno de Tsipras es en la intención de combatir la evasión fiscal y de crear nuevos impuestos para los millonarios del país para que estos contribuyan así a la lucha contra la crisis.
El ambiente que existe en Alemania hacia posibles concesiones a Grecia es bastante hostil como lo reflejan las encuestas de opinión y los comentarios de los principales medios de comunicación del país. Así, por ejemplo, un sondeo del instituto demoscópico FORSA mostró que el 66% de los alemanes está en contra de que la Unión Europea (UE) acepte un compromiso con el nuevo Gobierno griego y exige el cumplimiento de los planes de ajuste.
El rechazo a una relajación de las condiciones a Grecia es especialmente claro entre los votantes de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido de la canciller Angela Merkel, donde un 80 % está en contra de eventuales compromisos y reclama un cumplimiento estricto de los planes de ahorro. Dentro de los votantes del Partido Socialdemócrata (SPD), socio de la coalición de Gobierno, el 71% rechaza eventuales concesiones.
Incluso hay un sector de opinión que siente que Alemania ha sido excesivamente generosa con sus aportes al rescate griego, lo que ha sido capitalizado por un nueva agrupación política, Alternativa por Alemania (AfD), que ha logrado escaños en la eurocámara y en varios parlamentos regionales. El discurso de AfD apunta a una escisión de la eurozona y considera que el primer país en salir debe ser Grecia, a cambio de una quita de la deuda.