Incluso para los que lo han vivido, no es fácil hacer un relato de lo que ha pasado en España en los últimos cinco años. A comienzos de 2010, nuestro país encaraba su tercer año de crisis, con una tasa de paro disparada y pocas perspectivas de crecimiento. Pero casi nada hacía presagiar que aquello no se resolvería como se han resuelto las recesiones en el último medio siglo: un enorme ajuste del mercado de trabajo (en cantidad y en precio), varios años de estancamiento y recuperación de la mano del sector exterior, que recuperaba la competitividad a través de un fuerte recorte en los costes.
Pero en aquel momento, sucedió lo impensable. Un país de la zona euro, Grecia, caía. Y el precipicio aparecía ante el resto de los socios. Si había una quiebra, ¿por qué no más? Lo que se había iniciado como una recesión en el sector financiero, provocada por las malas inversiones y los activos tóxicos, se convertía de un día para otro en una crisis de la deuda soberana. Los gobiernos de los entonces llamados PIIGS habían asumido unos déficits que se habían convertido en unas deudas que los mercados creían que no podrían pagar.
España estaba en el ojo del huracán. Durante meses, muchos analistas aseguraron que nuestro país era el verdadero problema de la Eurozona. Grecia estaba peor, pero era pequeño y las pérdidas que podía provocar eran manejables. Nosotros no. Si caíamos, todo el edificio se venía abajo. Entonces, los ciudadanos de a pie empezamos a oír hablar de la prima de riesgo: el diferencial entre lo que le costaba financiarse a Alemania y a España. Porque los dos países tenían la misma moneda, pero no el mismo crédito.
En Leones contra dioses, John Müller comienza el relato de su crónica en Davos, en enero de 2010, el día en el que José Luis Rodríguez Zapatero coincidió en una mesa de debate con Yorgos Papandreu, el primer ministro griego. Y lo termina tres años después, cuando el Tesoro español consigue financiarse de nuevo por debajo de los niveles de aquella primavera.
Entre medias, los 36 meses más peligrosos de la historia de la España contemporánea. También los más apasionantes. La prima de riesgo casi ahoga a los sucesivos gobiernos, a los que empujó a hacer recortes de gasto impopulares, a plantear una reforma constitucional, a subir los impuestos que habían prometido que no subirían o a pedir un rescate para las cajas de ahorro por más de 100.000 millones de euros.
Pero la prima no se quedó ahí. Como explica Müller, también supuso el principal impulso reformista del último medio siglo. A regañadientes, los gobiernos de PSOE y PP se vieron obligados a abrir melones que habrían querido que permanecieran cerrados. La anquilosada y anticuada estructura económica española sintió, por primera vez en muchos años, un soplo de aire fresco.
Sin embargo, tal y como puede verse en la portada, los leones (los políticos) al final se salieron con la suya. Sí, quedaron maltrechos (y en este 2015 veremos hasta qué punto), pero sobrevivieron y con ellos sobrevivió un Estado ineficiente, unas leyes anticuadas, una estructura económica rígida. Fue la "oportunidad" perdida de la que habla Müller en el subtítulo.
Dentro de dos o tres décadas, aquel que quiera saber o recordar qué pasó en estos años, tendrá que recurrir a este libro. Hace unos días, Libre Mercado se reunió con el autor de esta crónica imprescindible de la crisis económica española (ver vídeo). Y hablamos del pasado y del futuro. De cómo España se mantuvo en equilibrio, al borde del precipicio del rescate, y de cómo ahora, cuando aquel peligro parece conjurado, se atisban otros en el horizonte. La economía aparentemente está encauzada. Pero nunca en las cuatro décadas de régimen democrático, las instituciones han estado tan en tela de juicio como ahora. De hecho, el autor advierte, para el próximo año: "Cataluña es una prima de riesgo más peligrosa que Podemos".