Tal y como se preveía, la coalición radical de izquierdas, Syriza, ha ganado las elecciones generales celebradas este domingo en Grecia. Aunque el partido liderado por Alexis Tsipras ha conseguido una victoria muy holgada, mayor incluso de lo que muchos esperaban, se ha quedado a las puertas de alcanzar la mayoría absoluta en el Parlamento heleno, con 149 escaños frente a los 151 necesarios para gobernar en solitario -el Congreso cuenta con un total de 300 asientos-.
La formación Nueva Democracia, del hasta ahora primer ministro, Antonis Samaras, ha logrado la segunda posición, pero con casi la mitad de diputados que Syriza, mientras que los nazis de Amanecer Dorado se han aupado con el tercer puesto.
1. Gobierno de coalición
Así pues, Tsipras se ha visto obligado a alcanzar algún tipo de acuerdo para poder gobernar. Contaba con tres días para negociar con los distintos partidos algún tipo de alianza, pero el pacto ha sido posible en la primera ronda de conversaciones. Syriza ha llegado a un principio de acuerdo con los Griegos Independientes (Anel), la derecha nacionalista, que ha conseguido 13 escaños.
Su líder, Panos Kammenos, afirmó este lunes, tras reunirse con el Alexis Tsipras, que "a partir de este momento hay gobierno" en Grecia. "Los Griegos Independientes ofrecerán su voto de confianza al Gobierno", dijo Kammenos. "Hoy Alexis Tsipras visitará al presidente y anunciará el Gobierno", indicó. Ahora, el Parlamento tendrá que ratificarlo mediante un voto de confianza en los quince días posteriores a la constitución del nuevo gabinete.
Aunque, a priori, ambas formaciones están muy alejadas ideológicamente, han colaborado juntos en su labor de oposición al Ejecutivo de Samaras, ya que bloquearon la elección del nuevo presidente de la República, provocando con ello el adelanto electoral. Además, están de acuerdo en la necesidad de reestructurar la deuda pública, así como en rechazar la senda de austeridad y reformas impuesto por la troika -Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional-.
Su alianza, por tanto, dibuja un gobierno firme y sólido (sumarían 162 escaños) frente a la troika, avanzando así con escenario de duras negociaciones internacionales sobre el memorando de rescate. Nada más anunciarse la victoria en las urnas, Tsipras declaró que la austeridad había llegado a su fin en Grecia. De hecho, el responsable del programa económico de Syriza, Yannis Miliós, afirmó el domingo que el programa acordado entre Andoni Samarás y el eurogrupo "está muerto". Pese a ello, Syriza y Anel no coinciden en otros puntos, como la política de migración, por lo que tendrán que llegar a puntos de acuerdo para garantizar la estabilidad política durante toda la legislatura.
2. Negociación con la troika
Siendo la renegociación del rescate la principal reivindicación de Syriza, se abre ahora un nuevo escenario de incertidumbre, en el que Atenas tendrá que sentarse con la troika con el fin de alcanzar un nuevo acuerdo sobre las condiciones del rescate y la posible reestructuración de la deuda helena.
Sin embargo, el tiempo y el dinero apremian. La extensión del rescate actual expira a finales del próximo mes de febrero y, en ausencia de acuerdo, el BCE ya ha advertido que cortará el grifo de la financiación a los bancos helenos, desatando con ello el temido corralito financiero y la posible salida del euro.
La primera prolongación de la parte europea del rescate expira el 28 de febrero a medianoche, de manera que el 1 de marzo ya no habrá ninguna red de seguridad para Grecia, salvo la del FMI, cuya ayuda todavía continuará hasta finales del primer trimestre de 2016, aunque actualmente está congelada, al igual que el último tramo europeo de 1.800 millones de euros.
La troika suspendió a finales de diciembre las conversaciones con Atenas hasta que se formase un nuevo Gobierno. Una precondición para una nueva extensión de la ayuda es que Atenas lo solicite formalmente y para ello la petición debe llegar a través de un interlocutor "legitimado", según las fuentes comunitarias, informa Efe.
Además, Grecia deberá afrontar pagos de 5.000 millones de euros en vencimientos de créditos y bonos el próximo marzo, y el BCE no comprará deuda helena, como mínimo, hasta julio. Atenas tampoco puede emitir deuda por su cuenta sin la autorización previa de la troika. Una de las opciones que baraja el Eurogrupo (ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro), que se reúne este lunes para analizar la situación de Grecia, es la posibilidad de prolongar el segundo rescate griego hasta seis meses con el objetivo de garantizar la estabilidad financiera del país para poder negociar.
3. Nuevas condiciones de rescate
El peso de la deuda helena alcanza hoy el 175% del PIB. La mayor parte, casi el 80%, está en manos de la troika y, en concreto, el 60% corresponde a los estados de la zona euro, ya sea a través de préstamos bilaterales o las aportaciones al Fondo de rescate europeo.
Hasta el momento, las posturas de unos y otros son claras. Europa, por un lado, no está dispuesta a aceptar una nueva quita, aunque abre la puerta a suavizar aún más las condiciones financieras del rescate a través de una nueva reducción de los tipos de interés y una prolongación de los vencimientos. Además, una quita requeriría la aceptación unánime de todos los socios de la zona euro, y Finlandia, Alemania y Holanda ya se han posicionado en contra.
Tampoco se contempla una nueva quita sobre los títulos que aún posee el sector privado, tal y como aconteció en el segundo rescate, ya que, por un lado, esos bonos están emitidos bajo la legislación inglesa, lo cual dificulta su aplicación y, por otro, dañaría, sobre todo, a los bancos griegos.
Syriza, por su parte, más allá de suavizar las condiciones financieras, pretende vincular el pago de la deuda a determinados objetivos de crecimiento. Es decir, Atenas pagará, pero solo si el PIB de Grecia crece a un determinado ritmo anual (promedio del 7% nominal, según destacados miembros del partido de Tsipras).
Ambos tendrán que ceder de algún modo para llegar a un acuerdo: la troika, aliviando el peso de la deuda y rebajando algunas condiciones fiscales y económicas; y Syriza, manteniendo más o menos la senda trazada desde Bruselas y Berlín para ganar competitividad y cerrar el agujero del déficit. Las amenazas y órdagos de unos y otros quedarían, por tanto, en un mero amago.
4. ¿Salida del euro?
La apertura de negociaciones y la posibilidad de llegar a acuerdos alejaría, por tanto, el riesgo de que Grecia salga del euro. Pese a ello, conviene tener presente que la posición del bloque comunitario ha cambiado respecto a 2012, cuando también se barajó esta opción. La zona euro está menos preocupada que entonces, ya que el impacto de esta salida sería menor gracias a los nuevos mecanismos puestos en marcha, como la unión bancaria, los fondos de rescate europeos o la compra masiva de deuda por parte del BCE. Bruselas piensa que el riesgo de contagio a otros países es menor y más manejable en caso de que Atenas, finalmente, abandone la Unión Monetaria.
Aún así, la mayoría de analistas coincide en que este escenario es poco probable. Por un lado, más del 70% de los griegos quiere permanecer en el euro, y, por otro, a ningún socio le interesa que se produzca dicha salida, puesto que rompería un mito, hasta ahora, muy asentado, el de que, una vez dentro del euro, no hay marcha atrás... Todo dependerá del curso de las negociaciones entre Atenas y la troika.
5. Influencia sobre otros países
Sin embargo, lo que ocurra en Grecia también afectará, de una u otra forma, a otros países del euro. Si Syriza se sale más o menos con la suya, logrando un acuerdo ventajoso para sus intereses políticos, tras rebajar las condiciones del rescate con la troika, otros partidos de corte populista se verán también beneficiados a nivel electoral. Es el caso de Podemos en España, el Movimiento 5 Estrellas en Italia y el Frente Nacional en Francia. Pero también ayudaría a impulsar a las formaciones euroescépticas que han surgido en el norte de Europa, contrarias a los rescates de los países del sur.
Y al revés. Si la troika no cede y Grecia abandona el euro, serviría de ejemplo a otros estados tentados a dejar de lado las reformas y ajustes para cumplir los principios que estipula Maastricht. Sea como fuere, Grecia vuelve a marcar, una vez más, la agenda de todo el bloque del euro.