Dicen los expertos que los padres deben premiar las conductas buenas de sus hijos e ignorar las malas. Los adultos no somos como los niños, pero nos parecemos mucho. Y viendo las peleas que las comunidades autónomas tienen entre sí, cualquiera diría que la política regional española es peor que una guardería.
Eso sí, el profesor (Cristóbal Montoro) ha decidido optar por la táctica tradicional: hacer caso y premiar al que se porta mal e ignorar o despreciar al que lo hace bien. ¿Las consecuencias? Pues sólo el tiempo las podrá determinar, pero parece claro por dónde van los tiros de los incentivos de Hacienda: cuanto peor lo hagas, más alivio financiero tendrás.
Según los propios datos del Ministerio de Hacienda, las últimas medidas aprobadas por el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) han supuesto un ahorro para Cataluña de 1.843 millones. Enfrente, Madrid apenas se ahorra 217 millones. Es decir, el alumno malo, el que tiene la mayor deuda de España en términos absolutos y tercera más elevada en porcentaje del PIB es el más beneficiado. Mientras, el alumno bueno, el que menos déficit ha presentado desde que comenzó la crisis y con la segunda ratio de deuda/pib más baja de las 17 regiones, es el que se ahorra menos.
Las claves
Toda la polémica de estas últimas semanas gira alrededor del famoso Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). Este mecanismo fue lanzado por el Gobierno hace dos años con el objetivo de que las comunidades autónomas que no tenían acceso al mercado (o sólo podían pedir prestado a intereses prohibitivos) se financiarán con el respaldo del Estado. A lo largo de 2011 y 2012 no sólo el Reino de España tuvo problemas para emitir deuda. Las administraciones con peores cuentas estaban contra las cuerdas. No había quien les financiase. No hay más que recordar los famosos bonos patrióticos, que algunas autonomías lanzaron a unos elevadísimos tipos de interés, como último recurso ante la asfixia.
Sin embargo, tampoco hay que olvidar que no todas las administraciones estaban en la misma situación. Incluso en los peores momentos de la crisis, hubo regiones que pudieron seguir financiándose, con más o menos dificultades.
Ahora que las condiciones de acceso a los mercados de deuda han mejorado, lo que hace Hacienda es perdonar los intereses de 2012 a 2015 a aquellas regiones que acudieron al FLA. Es decir, que aquellos que en los peores momentos estuvieron a punto de llevar a España al precipicio de la quiebra y obligaron al Estado a salir en su rescate precisamente cuando más complicado lo tenía el Gobierno central son ahora premiados con un ahorro de casi 6.000 millones de euros. Mientras tanto, los que fueron solventes y gestionaron sus cuentas con rigor apenas consiguen nada.
La explicación de Hacienda es que en aquellos momentos se ofreció el acceso al FLA a todas las autonomías y que hubo algunas que no quisieron aceptarlo voluntariamente. Por lo tanto, no se puede aplicar retroactivamente la media. Lo que no dicen en el departamento de Montoro es que ellos sí están aplicando retroactivamente la quita de intereses para los años 2012-2014. Puede que las autonomías que no acudieron al FLA lo hubieran hecho de saber las condiciones actuales, tan diferentes de las ofrecidas hace dos años.
Y tampoco explica Hacienda que la pertenencia al FLA imponía una serie de condiciones. En teoría, las regiones que accedieron al Fondo debían someterse a las exigencias del Ministerio y aceptar la constante vigilancia del Gobierno central. Por eso, las regiones solventes prefieriron estar al margen, para poder manejar sus cuentas con más autonómia. Ahora ven con sorpresa que Montoro cambia tanto las condiciones de los préstamos como los requisitos: la supuesta dureza que el Ministerio iba a emplear a través de la Ley de Estabilidad Presupuestaria nunca ha sido tal.
Las regiones que han incumplido con los objetivos de déficit impuestos nunca han sido sancionadas. Es más, como vemos, si acaso se les ha premiado. En este sentido, con los nuevos fondos aprobados esta semana parece que Hacienda conseguirá en parte su objetivo: tener a todas las regiones bajo su control, a través de uno de los mecanismos más poderosos que pueda imaginarse, la mutualización de la deuda. De esta forma, la sensación es que Hacienda premia a los que se sometieron hace dos años y castiga a los que no quisieron pasar por el aro del FLA.
En este sentido, las regiones solventes (Madrid, Castilla y León, Aragón,...) no se quejan tanto del ahorro para las demás comunidades como de que no se haya arbitrado un mecanismo que les favorezca. Es decir: entienden que las mejores condiciones en el mercado puedan usarse para aliviar la carga de los más endeudados, pero creen que también a ellas debería tocarles algo más que las migajas prometidas por Hacienda. Porque las medidas de compensación presentadas el martes apenas suponen una mínima parte de lo que les tocará a los que fueron al FLA. ¿La respuesta del ministro?: "No se fijen en los demás".
En todo este tema tampoco puede olvidarse la cuestión electoral. Podría pensarse que el Ministerio de Hacienda practica una política de no enfrentamiento con las comunidades en las que el PP goza de peor imagen. La idea sería algo así como: nuestros feudos no nos van a abandonar, así que intentemos ganar votos con concesiones allí donde menos resultados hemos tenido históricamente (Cataluña y Andalucía serían los dos mejores ejemplos de esto). De nuevo, el problema es que las encuestas no parecen seguir a este razonamiento. No sólo no mejoran las perspectivas populares en estas regiones, sino que corren riesgo de perderse autonomías que parecían aseguradas.
Al final, sin embargo, queda la pregunta que nos hacíamos anteriormente. ¿Qué incentivos se están mandando? Las cuentas públicas, especialmente el descontrol en los gobiernos autonómicos, estuvieron a punto de hundir a España y obligar al Gobierno a solicitar el rescate. Ahora ese peligro parece conjurado. Pero con las nuevas reglas: financiación a coste cero, ningún castigo para el incumplidor y ningún premio para los aplicados, ¿cuánto durará la alegría?