A Montoro le encanta el timo. Lo que pasa es que no ha leído la biblia de la profesión, el Manual del perfecto timador del gran C. H. Fleurigand. O si lo ha leído ha sido con muy poco provecho. O quizá lo que ocurre es que, para timador, le sobra vocación y le falta inteligencia.
Intentó timarnos a todos cuando decía que, para superar la crisis, había que bajar impuestos o al menos no subirlos. Luego, cuando estuvo en su mano hacerlo, los subió más de lo que se hubiera atrevido a hacer ningún comunista. Ahora, cuando trata de redondear el timo diciendo que superada la crisis, los baja, nadie de sus posibles votantes lo cree. Porque, si es verdad que por un lado bajan, no lo es menos que por otro suben. Y eso, nosotros, los supuestos primos, lo hemos visto incluso antes de que entren en vigor las nuevas normas. También pretende timarnos con las plusvalías. Hay comunidades en manos de dirigentes de su partido que saben a diferencia de él que los impuestos excesivos ahogan la economía. Como en esas comunidades no cobran el impuesto del patrimonio ni el de sucesiones y donaciones, trata de timarnos modificando el tratamiento de las plusvalías en renta y ahí espera a propietarios, herederos y donatarios. Cobrará lo que tenga que cobrar, pero será porque tiene el poder para hacerlo, no porque creamos sus mentiras. Con la lotería ha intentado hacer lo mismo. Sin disminuir la proporción que de lo recaudado se destina a premios, se inventa un impuesto que de hecho disminuye considerablemente ese porcentaje ahuyentando a los grandes jugadores de los establecimientos de Loterías y Apuestas del Estado. Reconoce recaudar menos y lo atribuye a la crisis. Pero el argumento es falso porque tradicionalmente con las crisis económicas se juega más. Sencillamente, se recauda menos porque el timo Montoro no ha colado.
Y ahora intenta timar a las comunidades autónomas que prosperan bajando impuestos a la vez que condona los intereses que deberían pagar las comunidades que, no sólo los suben y su economía lo padece, sino que además son manirrotas y caprichosas. El timo consiste en ofrecerles a las cumplidoras una compensación mísera, una asquerosa propina, que se supone ha de compensar las dádivas de las que se beneficiarán sobre todo Cataluña, Andalucía y Valencia. Y eso lo perpetra el mismo día en que Francesc Homs anuncia la apertura de nuevas embajadas catalanas por el mundo. Y naturalmente, no cuela. Impondrá su criterio porque la ley se lo permite, pero engañar, lo que se dice engañar, no engaña a nadie.
Una de las cosas que podría Rajoy hacer es encargar a Arriola una encuesta en la comunidad de Madrid y preguntar cuánto respaldo conseguiría Montoro si se presentara como candidato a presidente aquí y así podría ver la capacidad de engaño que tiene este aprendiz de timador que no da el timo a nadie. Si Fleurigand tuviera que examinarlo, lo suspendería sin remordimiento.