La población residente en España se situó en 46.464.053 habitantes a 1 de julio de 2014, lo que supuso 48.146 personas menos que a comienzos de año, según los últimos datos demográficos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Esta caída fue fruto de un saldo vegetativo positivo de 2.280 personas (208.791 nacimientos frente a 206.511 defunciones) y de un saldo migratorio negativo de 50.426 personas (hubo 156.066 inmigraciones procedentes del extranjero y 206.492 emigraciones con destino al extranjero).
Comparando con el 1 de julio de 201 3, la población registró un descenso del 0,28%, lo que supone moderar el ritmo anual de descenso del semestre anterior, que fue del 0,46%.
Sin embargo, este descenso no es un fenómeno ni nuevo ni aislado. España pierde población desde 2012, y la razón estriba en la emigración, sobre todo, de extranjeros. En concreto, desde enero de 2012, el número de residentes ha bajado en 354.163 personas, pasando de un total de 46.818.216 a 46.464.053 personas.
Pero esta evolución cambia según la nacionalidad, ya que el número de españoles ha crecido en 343.364 personas, hasta un total de 41.925.550, mientras que los extranjeros han descendido en 697.527, casi un 13,3%, hasta rondar los 4.538.503.
El motivo fundamental de esta caída reside en el regreso de residentes extranjeros a sus respectivos países de origen o la emigración a nuevos destinos en busca de un futuro mejor. Así, desde 2012, España presenta un saldo migratorio negativo de 444.509 personas (salen más personas del país de las que entran), pero ése se concentra, sobre todo, en la emigración de extranjeros.
El saldo migratorio de españoles desde 2012 asciende a -91.344 personas, mientras que la salida neta de extranjeros supera los 353.000, explicando así la mayor parte de la pérdida poblacional que ha registrado el país en los dos últimos años y medio.