Warren Bufett, presidente de Berkshire Hathaway, se acaba de convertir en la segunda persona más rica del mundo. Así lo ha anunciado la prestigiosa revista Forbes, especializada en el seguimiento de las fortunas más acaudaladas del planeta. Según el ranking de los milmillonarios, la riqueza de Buffett ha sobrepasado estos días a la del magnate mexicano Carlos Slim.
La razón de dicho cambio en el podium mundial de los más ricos es el rally bursátil que Berkshire está experimentando en 2014. La acción de Clase A cotiza a 229.000 dólares y ha subido en lo que va de año un espectacular 28%, mientras que el índice S&P se ha revalorizado un 11,5%. Tras este auge bursátil, Forbes cifra la fortuna de Buffett en 74.400 millones de dólares, mientras que la de Slim se aproxima a 72.000 millones.
Carlos Slim
Slim es el dueño de un emporio empresarial cuya joya de la corona es la empresa de telecomunicaciones América Móvil. Esta compañía cuenta con presencia en más de 18 países de Latinoamérica. Slim también posee intereses en otros sectores estratégicos, como servicios financieros e industriales -Grupo Carso, entre muchos otros-.
Amancio Ortega
Detrás de Buffett y Slim se encuentra el español Amancio Ortega, máximo accionista del gigante textil Inditex. Ortega sigue controlando cerca del 60% del grupo, aunque desde 2011 cedió la presidencia de la compañía a Pablo Isla, que también ejerce como consejero delegado de la misma. Ortega ostenta el título de europeo más rico del mundo.
Bill Gates
La lista la lidera desde hace varios años Bill Gates, fundador de Microsoft y amigo personal de Buffett, cuya fortuna valora Forbes en la astronómica cifra de 81.400 millones. Gates, al igual que Ortega, abandonó sus funciones ejecutivas en la empresa que fundó en 2000. En el año 2014, decidió abandonar incluso el consejo de administración de Microsoft.
En la actualidad, está centrado en su actividad filantrópica, que desarrolla junto a su mujer en la Fundación Bill y Melinda Gates. Sta entidad se encarga de mejorar las condiciones sanitarias y educativas de las personas menos favorecidas del mundo.
Grandes filántropos
En este sentido, Gates, Buffett, Slim y Ortega tienen algo en común, además de un acaudalado patrimonio: su faceta filantrópica. Y es que, de manera voluntaria, todos donan cuantiosas cantidades de dinero a fines benéficos.
Amancio Ortega ha sido noticia en España, precisamente, por su vertiente filantrópica, que, en contra de toda lógica, ha levantado ampollas entre determinados sectores de la izquierda más radical del país. Su donación más reciente ha sido para Cáritas, por un importe de 20 millones de euros.
Gates y Buffett mantienen una amistad desde 1991 y ya en 2006 Buffett firmó una donación histórica a la Fundación de Bill y Melinda Gates. Con dicha rúbrica, el prestigioso inversor se comprometía a donar más del 90% de su patrimonio a causas benéficas, siendo la fundación de su amigo Gates la destinataria de la mayoría de dichos recursos.
Animados por los buenos resultados que la Fundación estaba cosechando, como la erradicación de la polio en el mundo en un 99%, Buffett y Gates iniciaron en 2010 el proyecto The Giving Pledge. Dicha iniciativa consiste en convencer a las personas más acaudaladas del planeta para que se comprometan a donar en vida al menos el 50% de su patrimonio a causas benéficas.
Hasta la fecha, más de 100 milmillonarios han firmado un acuerdo con esta iniciativa y cerca de 600.000 millones de dólares ya han sido comprometidos para destinarse a fines benéficos. Esta iniciativa es un ejemplo perfecto de que las personas que más éxito tienen gracias a la economía de libre mercado no tienen ningún inconveniente en destinar de forma voluntaria a proyectos de caridad gran parte de esa riqueza, fruto de su enorme éxito empresarial.
Creadores de riqueza
Las cifras del patrimonio de las personas más acaudaladas del mundo siempre levanta ampollas y es habitual escuchar comentarios injuriosos sobre el origen de dichas fortunas. Ya lo decía Balzac, "detrás de toda gran fortuna hay un crimen".
Sin embargo, lo cierto es que, en una economía de libre mercado, sólo aquellos empresarios que logren satisfacer las necesidades de millones de consumidores mediante la producción de bienes y servicios serán gratificados con semejantes fortunas. Por poner un ejemplo cercano, si Amancio Ortega es tan rico es gracias a que cada año millones de personas deciden libremente comprar en sus establecimientos, ya que estiman que los productos que ofrecen son de su interés.
Son los consumidores los que validan el modelo de producción empresarial desarrollado por Ortega y es Inditex, a través de sus beneficios, la que manda señales al resto del mercado sobre la mejor forma de producir ropa y otros productos.
Recientemente, Domingo Soriano explicaba cómo sería España si Amancio Ortega no existiera. Así pues, debemos alegrarnos de que Ortega, allá por los años setenta, optase por emprender junto a su exmujer un negocio textil y arriesgase su pequeño patrimonio en un proyecto empresarial que nadie le prometía que tendría éxito.
Esa incertidumbre y el riesgo de perderlo todo se ven compensados por las cuantiosas ganancias que se obtienen cuando los proyectos empresariales resultan ser exitosos. Reducir o eliminar ese incentivo nos perjudica a todos.