Hace poco más de tres meses Uber aterrizaba en Madrid. Con esta aplicación que pone en contacto a particulares para contratar trayectos en vehículos privados, llegó la polémica a la capital. Una polémica que ya se estaba produciendo en Barcelona, primera ciudad donde Uber se instaló en España.
El sector del taxi ha sido el que más ha protestado por esta aplicación al ver poner en riesgo su negocio. Después de huelgas, manifestaciones y protestas, finalmente Uber ha sido prohibida en todo el país. El juez de lo Mercantil número 2 de Madrid ha ordenado este martes la cesación y prohibición en todo el territorio nacional de este servicio.
En un auto fechado este martes, el magistrado acuerda estimar las medidas cautelares propuestas por la Asociación Madrileña del Taxi planteada de forma previa a la interposición de una futura demanda contra la empresa Uber. España se une así a otros países como Alemania, Holanda o Portugal donde el servicio también ha sido prohibido. Prohibición que contrasta con los 52 países en los que esta aplicación es legal. Sólo en EEUU el servicio funciona en cerca de 150 ciudades. También se puede contratar un coche Uber en Bogotá, Ciudad de Panamá, Brazilia o Abu Dabhi.
Parados y trabajadores que no llegan a fin de mes
Más allá de la legalidad o no de este servicio lo que es una evidencia es que la forma de transportarnos y comunicarnos ha cambiado mucho en los últimos años. Las redes sociales, aplicaciones y en definitiva internet son la base de ese cambio. Es en ese punto donde entra Uber, que en el caso de Madrid se une a la necesidad de muchos ciudadanos de usar un transporte similar al taxi pero a un precio más económico que al que se encuentran actualmente las tarifas de estos servicios.
Además de utilizar un sistema de transporte más económico el fenómeno Uber tiene otra vía. Es la de los conductores, en su mayoría parados que llevaban tiempo sufriendo los efectos de la crisis o trabajadores que han visto cómo la coyuntura económica ha deteriorado sus salarios. En ese momento Uber se erigió hace tres meses como su tabla de salvación.
"Te tienes que enganchar a lo que sea. Es una aplicación con la que yo comparto mi coche y te llevo y te traigo. La experiencia para mí es bastante positiva. Me conecto pocas horas, yo tengo otro trabajo. Tengo dos carreras, cuatro Master y hablo inglés, pero tengo una edad complicada en este país porque tengo un trabajo precario y necesito sacar algo de dinero extra", cuenta a Libre Mercado una conductora de Uber de la capital. "La mayoría de los usuarios de esta aplicación son los españoles que necesitan coche, pero no pueden pagar el taxi".
"Estaba en paro y buscando trabajo. Entonces llegó Uber. Me hice autónomo y pago mi cuota y mis impuestos", cuenta otro conductor particular que asegura que ofrecer este servicio le reporta cerca de 2.000 euros mensuales trabajando unas 45 horas semanales. Sin embargo, otros aseguran que, de momento, no tienen regulada su situación por consejo expreso de la compañía, ya que se desconoce aún la legislación que se les aplicará. "La mayoría de los que estamos aquí somos parados", declara a este periódico.
Todos los conductores consultados por LM hacen un balance muy positivo de la llegada de Uber. "Los taxistas tienen que darse cuenta de que los monopolios no existen. Esto es alquilar coche con conductor. La tecnología es imparable", indican.
Presiones de los taxistas
Todos los conductores consultados han aceptado hablar con nosotros permaneciendo en el anonimato debido a la incertidumbre que rodea en este momento su actividad. Aunque no es lo habitual, algunos de los conductores de esta plataforma aseguran que han sentido presiones por parte del sector del taxi. "Me siguieron hasta casa una docena de taxistas, no llegaron a hacerme o decirme nada porque dio la casualidad que venía un coche de policía".
Este hecho ocurrió dos semanas después de que Uber llegase a Madrid. "Los policías no tenían demasiado conocimiento de nuestra actividad. Uno de los taxistas me denunció. En ese momento decidí dejarlo porque tengo un hijo de apenas unos meses", relata. Sin embargo, la necesidad hizo que este particular volviese a coger su coche y a recorrerse las calles de Madrid con la intención de llevar un sueldo a su hogar.
Certificado de antecedentes penales
Algunos de los argumentos esgrimidos por los detractores de Uber se basan en la inseguridad que puede llegar a sufrir el usuario. Sin embargo, uno de los principales requisitos que la multinacional exige para entrar a formar parte de ella es el certificado de antecedentes penales: "Si no lo tienes no trabajas".
"Las personas que trabajamos damos la cara, somos totalmente respetuosos", dicen, y así lo avalan la mayoría de los consumidores. Como todavía no hay muchos conductores, es común que el usuario habitual acabe conociendo y coincidiendo en multitud de trayectos con alguno de ellos. Además, dentro de la aplicación aparece la foto y el teléfono del conductor que ha realizado el servicio. Todas las "carreras" aparecen registradas en la cuenta personal del usuario y cualquier problema "lo solucionan a la mayor celeridad".