Salvo raras excepciones, las comunidades autónomas no se han caracterizado en estos años por respetar los límites de déficit señalados por la Ley de Estabilidad. Menos aun parece que lo vayan a hacer el próximo año, en vista de sus previsiones de gasto, que plantean un aumento medio del 1,4%, lo que elevará el monto de los presupuestos regionales hasta los 125.266 millones de euros.
A la cabeza del aumento del gasto estará Extremadura, que plantea para 2015 un crecimiento de sus presupuestos equivalente al 6,7%. A continuación figuran Baleares, donde la Administración Bauzá plantea llevar el gasto hasta los 3.349 millones, un crecimiento del 5,9%. El podio lo completa Murcia, que con 4.078 millones y una subida del 3,7%.
No menos preocupante es el caso de Cataluña. Esta misma semana el consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, reclamaba al Estado 2.500 millones de euros adicionales so pena de que el déficit de la Generalidad el año que viene duplique el límite del 0,7% fijado por el Gobierno.
Aunque el momento de celebrarse las próximas elecciones autonómicas en Cataluña siga siendo una incógnita, la mayoría de las comunidades las celebrarán en mayo, junto con las elecciones municipales. Y no olvidemos que la Generalidad está inmersa en un proceso de construcción nacional que le condena a cuantiosos desembolsos. Lo que es innegable es que los gobernantes autonómicos, con la silente condescendencia del Gobierno de Rajoy, están haciendo caso omiso a las reiteradas advertencias de la Comisión Europea de que el grado de incumplimiento español de los límites del déficit va a ser mayor en 2015 que en 2014.
No se trata de culpar en exclusiva a las autonomías –ni a todas por igual– de los desequilibrios presupuestarios que España ha seguido cosechando aun después de que se modificara el artículo 135 de la Constitución en supuesta defensa de la estabilidad presupuestaria. Sin duda, no pocos ayuntamientos y la propia Administración central son corresponsables de ese déficit global que, año tras año, ha venido a desmentir la tan cacareada austeridad y estabilidad presupuestarias. Sólo se trata de ser conscientes de que, si en estos años no ha habido auténtica austeridad ni auténtico equilibrio presupuestario, lo que cabe esperar en 2015 es pan y circo electoral a costa de un todavía mayor endeudamiento público.